Una campaña de cine

Collage: Isabel Chiara

Mientras, el personal, se está hinchando a palomitas ante la tele.

La imagen del candidato popular Moreno Bonilla presentándose como el último Jedi frente a la reina (morena) de los tres dragones, Teresa Rodríguez, cerró la primera semana de la campaña andaluza, una campaña de película. El dirigente popular conseguía así un gran eco en las redes; “Bonilla sigue así, tendrás más likes que votos” le escribió alguien en la red y otro le rebautizó como ‘el último friki’. Gabriel Amat, por su parte, se ha traído a Bo Derek, la legendaria y admirada Mujer 10, a la que ha galardonado en la tierra del cine.

Mientras, el personal, se está hinchando a palomitas ante la tele. En seis días todo habrá terminado o empezado, según lo que suceda el próximo domingo.

Parece que los candidatos – no confundir con los que viajan en el Ave a Sevilla, se disfrazan de candidatos, acaparan cámaras y micrófonos y hablan de Cataluña– tomaron buena nota el lunes 19 en el primer debate en la Tv pública de Andalucía. El espectáculo vende, debieron pensar los asesores. Hoy asistiremos al segundo debate, pero en RTVE y que no moderará ninguna periodista del centro territorial andaluz.

La primera comparecencia de los cuatro candidatos fue en la pública Canal Sur TV, el coloso en llamas, – con miércoles negros de sus empleados-– que se enfrenta esta semana a una huelga de trabajadores laboralmente maltratados en el programa de la tarde Andalucía Directo, por la política laboral de la productora ADM cuyo socio más importante es la Junta a través de Sandetel y de la que es vicepresidente Joaquín Durán, subdirector de la RTVA. Así todo queda en casa. “Cesión ilegal de trabajadores” se llama la cuestión que analizan los tribunales de lo social.

Un 20% de los espectadores andaluces de televisión optaron esa noche de lunes por ver las andanzas de Nemo Bandeira en la cinco, mientras que Canal Sur lograba, gracias al debate electoral, levantar cuatro puntos su pobre cuota media de pantalla, esto es del 8 al 13%, unos 430.000 espectadores en una comunidad de 8,4 millones de habitantes donde suelen votar más de la mitad, cuatro millones en 2015, absteniéndose entonces 2,2 millones.

Una sucesión de mini monólogos

El debate no fue tal debate, más bien resultó una sucesión de mini monólogos mirando a la cámara, encorsetados y controlados por un implacable reloj, donde los intervinientes Susana, Bonilla, Teresa y Marín no brillaron mucho más que en cualquier sesión de control parlamentaria del pasado.

Conviene recordar que Susana Díaz llega a esta campaña muy baqueteada, más resabiada que un toro toreado, tras haberse enfrentado con antelación en Madrid a la muleta del senador Luis Aznar durante seis horas, con una presidenta de plaza nada imparcial y donde solo faltó una estocada que no se produjo porque llegó la hora de comer y los senadores del PP tenían apetito tras el intenso encierro.

Fue allí donde a Susana le hablaron de su ‘gracejo’ que tanto juego le está dando después, quejándose como víctima y hasta se le preguntó por una cuñada que recogía aceite usado por las casas para una empresa subvencionada por la Junta. A Susana se la notó cansada y cabreada esa mañana, de haberle quedado reflejos seguro que habría contraatacado contando cuánto sabe Juan Ignacio Zoido sobre aceite usado en Sevilla tras su fallida adjudicación del servicio a unos buenos amigos.

Cajasol, tema tabú del que nadie habla ni pregunta

Se le preguntó a la presidenta – hemeroteca en mano– por casi todos los marrones y escándalos socialistas de los últimos años de los que ella, dice, no se siente responsable, excepto por uno que nadie le ha preguntado todavía:  la gestión socialista de Fundación Cajasol, un tema tabú (para todos) en la presente campaña.

A Moreno y al PP no se le ha permitido fiscalizar la gestión del mejor amigo de la Presidenta, Antonio Pulido, al frente de Cajasol y eso que pidieron las cuentas por burofax en junio y aún Ramírez de Arellano, el consejero más guay de todos, ni les ha contestado. El exrector es de Susana, no del PSOE. Es más que evidente, señala un candidato de Adelante Andalucía, que la Fundación Cajasol está pidiendo a gritos una auditoria externa y con urgencia, “la pediremos” asegura.

En el debate electoral andaluz la noticia, el espectáculo, radicó en ver como se atizaban entre sí los de la derecha y se echaban en cara por un lado la corrupción del PP con Gurtel, Bárcenas y por otro la complicidad de Ciudadanos con la corrupción del PSOE andaluz en los Eres y cursos de formación en estos tres años largos de legislatura.

En ese duro enfrentamiento entre M&M, a Marín se le olvidó hasta que había sido candidato por AP – ‘yo estaba en mi casa, sentado en el sofá tan tranquilo’ repitió varias veces–, logrando Moreno un gran golpe de efectos especiales al mostrarle un cartel donde, ciertamente, hay que emplearse a fondo para identificar en la imagen a un joven y descamisado número veinte de una lista de veintiuno bajo el nombre ‘Juan Antonio Marín Lozano’.  Pero sí, allí estaba Marín, en la coalición AP-PDP-UL, oigan, la misma que lideraba en Sevilla entonces un joven de pelo moreno azabache llamado Javier Arenas Bocanegra.

El primer debate, que sin duda benefició a la izquierda, puede que haya influido para que crezca la preocupación en el PP y Cs por una posible crecida en votos de la derecha más extrema, liderada por un polémico ex Juez de Familia de Sevilla. (Imaginen como fueron esas separaciones y divorcios aquí durante años) También –dicen– hay preocupación en el PSOE por La doble A– Adelante Andalucía – el discurso de Teresa Rodríguez está siendo fresco y poco agresivo con el PSOE, mientras que el de Susana Díaz resulta rancio, repetitivo y excesivamente victimista. Apropiarse como ha hecho Susana y el PSOE-A de la blanquiverde, casi de la misma forma que hace la extrema derecha con la bandera española, creen algunos que no ha sido una buena idea porque las banderas no se deben privatizar.

Pero tranquilos, en menos de una semana sabremos como acaba esta película.

Acerca de Pepe Fernández 96 Artículos
Editor y director de Confidencial Andaluz

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