Los disturbios durante la visita de los reyes a Paiporta, punta visible de un plan desestabilizador que mezcla simbología neonazi, redes de desinformación y apoyo indirecto desde el ámbito político.
La visita de los reyes a Paiporta —un acto promovido por Zarzuela para acercar a la Corona a una ciudadanía en tiempos de tensión social— se ha convertido este domingo en una jornada de violencia organizada. Un documento que circula en redes progresistas, que hoy reproduce La Mar de Onuba, revela los detalles de cómo grupos ultras aprovecharon la visita para proyectar un mensaje de odio calculado, con la complicidad de quienes abogan por socavar la democracia en favor de una agenda radical.
Lunes, 4 de noviembre de 2024. La visita de los reyes este domingo a Paiporta, iniciativa de Zarzuela para reforzar la cercanía de la Corona a los ciudadanos, ha propiciado una jornada de agitación y violencia planificada en un contexto de cientos de personas que sufren la devastación de la terrible DANA que ocupa la atención de la sociedad española.
Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat Valenciana acompañaban a los monarcas en esta visita, en la que el entorno ultraderechista ha sabido poner uso en marcha una maquinaria de odio audaz, ágil y alarmantemente precisa. La Mar de Onuba reproduce en esta página un documento detallado, que circula en redes de mensajerías de entornos progresistas, que ofrece una cronología minuciosa de los altercados: camisetas y símbolos neonazis, cánticos cargados de odio y agresiones físicas que buscan mucho más que intimidar; buscan abrir una brecha en el sistema democrático. Paiporta, como expone el detallado dossier, ha sido este domingo escenario de prueba para el uso del odio como herramienta política.
Hasta el Borbón se ha visto obligado a cargar contra los bulos interesados de la fachosfera.
Abascales, alvises, marhuendas, valleses y anarrosas… el Rey os ha puesto VERDE.#periodismo pic.twitter.com/uNQK0vP99v— Perico Echevarría (@PericoPan) November 3, 2024
El contexto de estos altercados va mucho más allá del malestar social. Durante el evento, se observaron símbolos de la División Azul en camisetas, así como tatuajes de la Grada Mario Kempes, símbolos cargados de un significado inequívoco de extrema derecha. Estos signos reflejan la identidad de un entorno ideológico que no oculta sus intenciones. Tal y como indica el documento que reproduce La Mar de Onuba, los incidentes en Paiporta contaron con la participación activa de colectivos organizados de ultraderecha, entre los que se identifican miembros de Revuelta, Democracia Nacional y España 2000, grupos con historial de violencia en actos de naturaleza política. Esta presencia no es casual ni aislada, sino la manifestación de una estrategia de confrontación que, como señala el documento, ha encontrado en el odio y en la desinformación sus armas más efectivas.
El informe detalla cómo la ultraderecha ha extendido su influencia en distintos frentes. Menciona explícitamente la implicación de ciertas figuras políticas, como es el caso de Vox, que, sin participar de forma directa en los altercados, ha respaldado legalmente a los agresores. Este apoyo indirecto subraya el vínculo de ciertos sectores políticos con una agenda de intimidación y polarización. La estrategia también se evidencia en la labor de perfiles en redes sociales, como Pilar Baselga, cuyo discurso no se queda en la crítica política, sino que incita activamente al odio personal hacia el presidente y otras figuras de Gobierno. Las palabras de Baselga, recogidas en el documento, son representativas de un mensaje mucho más amplio, que invita a considerar la violencia como una herramienta política aceptable en este entorno radicalizado.
Redes sociales como puertas de agitación
El rol de las redes sociales en esta maquinaria de odio ocupa un lugar destacado. Plataformas digitales y cuentas como Alt Right España, Alvise Pérez, Vito Quiles y Javier Negre operan como centros de propaganda y de desinformación, amplificando mensajes hostiles y manipulando la narrativa pública. El informe destaca cómo estas figuras no sólo transmitieron la información sobre la visita de Sánchez y los reyes, sino que alentaron a sus seguidores a aprovechar la oportunidad para llevar a cabo una confrontación directa. Lo que comenzó como una serie de mensajes digitales tuvo un desenlace físico en Paiporta, donde la violencia verbal escaló a agresiones físicas.
La simbología en juego es también clave en este relato. Expresiones como “sic semper tyrannis”, vistas en prendas en el lugar, revelan un propósito calculado: proyectar la imagen de una ciudadanía dispuesta a actuar violentamente contra los representantes del sistema. La presencia de estas frases en los disturbios de Paiporta, un llamamiento velado a la insurrección, Una invitación a la violencia respuesta legítima ante el orden democrático.
La jornada en Paiporta representa un ejemplo alarmante de cómo la ultraderecha ha desarrollado un modelo de confrontación planificado, donde el uso de la simbología neonazi, el respaldo indirecto de sectores políticos y la desinformación digital son los pilares de una estrategia de intimidación y odio.
Van más allá de la protesta. Logran proyectar una imagen de un país al borde del conflicto. Alimentan la desconfianza en las instituciones y siembran las semillas de una crisis democrática.
La respuesta de la sociedad y de los medios no debe subestimar la amenaza que representa esta radicalización en crecimiento. Una amenaza que no solo cuestiona a quienes ocupan el poder, sino a los valores que sostienen la convivencia democrática.
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