Llegaron temprano. El amigo Antonio Rodríguez, genial guitarrista de flamenco y fundador del conocido grupo flamenco Palodulce, antes de que la formación de siete integrantes quedara reducido a las dos hermanas actuales; David Soriano, magnífico cajón flamenco; Jeromo, cantaor y profesor de la escuela de cante jondo de la Peña Flamenca de Moguer; y los alumnos, las cantaoras Marta López y Remedios Junquera y el guitarrista Álvaro Domínguez, los tres cohibidos y tímidos, concentrados en la tarea de ensalzar a su escuela sobre las tablas de un lugar como el Trastero, tan distinto al añejo y solera flamenca de su peña. Por entonces el local estaba aún frío y desangelado, el equipo de sonido casi montado y las sillas del público abarrotadas de ausencias. Pero, poco a poco, se fue llenando el vacío. El público fue llegando como cae la arena de un antiguo reloj, hasta copar el bar, impaciente ya porque fluyera, entre las viejas fotografías de rockeros míticos, las melodías y quejíos más ancestrales de nuestra tierra, ese compás que repica en nuestros oídos y nuestros corazones desde hace tantos siglos. Los músicos probaban sus instrumentos y el técnico de sonido ecualizaba en el equipo la magia de la guitarra, el sordo despertar del cajón, el timbre dulce y fugaz de las voces de las jovencísimas figuras del cante, Remedios y Marta, como sirenas de la Iliada a las que ningún humano presente allí podía desembelesarse, prendidos ya en el hechizo maravilloso de su cadencia.
Llegó por fin Francis Gómez, guitarrista y miembro del prestigioso grupo Planeta Jondo, que acompañaría también a los noveles en esta prometedora noche y, poco después, a las 9 de la noche en punto, comenzó la actuación. Las niñas, Marta y Remedios, se arrancaron por bulerías y el público, enardecido, estalló en un rotundo y duradero aplauso por todos compartido. Las personas que habían acudido al bar con el único afán de tomarse una copa, se callaron y, si estaban en la terraza, accedían uno tras otro al interior del local, prendados del torrente de voz de las chiquillas, Resultaba curioso, a la vez de emocionante, ver aquella fiesta flamenca, oír aquellas voces tan curtidas en su juventud, sentir los cantes de ida y vuelta, las alegrías de las cuerdas de la guitarra, la sobriedad de la soleá en el cajón y las sordas palmas y los esplendorosos palos del fandango, entre las guitarras eléctricas y las fotografías de Mick Jagger, Frank Zapa, Michael Jackson o Janis Joplin que parecía cabalgar sobre un corcel de semifusas y miraba a las niñas con una divina y angelical envidia, y no porque ella careciera de potencia en la voz, sino por no poder estar ahí, junto a ellas, sobre el escenario. Nadie quería que terminase la noche, los aplausos se sucedían uno tras otro al término de cada tema, y sonaban más fuertes y prolongados cada vez. Más allá del ecuador de la actuación, se retiraron Remedios y Marta y dieron paso al cantaor Antonio Rendón, que estaba entre el público y se sumó animado al grupo, para interpretar una soleá que a todos nos conmovió el alma y, luego, tras la emoción contenida de ese palo flamenco, nos alegró a raudales con una bulería que a muchos levantó de su silla y les pude oír taconear en la tarima de madera del Trastero. El grupo terminó su maravilloso espectáculo con otras bulerías y con todos sobre el escenario, profesores y alumnos, invitados del público e integrantes de la formación, la juventud luminosa de los nuevos y la elegancia y sabiduría de los veteranos, que nos llevaron a una apoteosis final alucinante. El público de manos enrojecidas y brillo de satisfacción en la mirada encendida, aplaudió durante varios minutos interminables.
Desde la Tertulia Cultural Trastero Dispar-Arte, le damos gracias infinitas a los compañeros de la escuela de flamenco de la Peña Flamenca del Cante Jondo de Moguer por la increíble y mágica noche que, altruistamente, nos entregaron a todos los ciudadanos onubenses que acudieron a la cita. Hemos visitado su prestigiosa peña en Moguer y sabemos que en su galería de carteles y en sus colecciones de grabaciones, videos y fotografías se encuentra parte de la historia del flamenco desde 1975, año de su fundación, hasta nuestros días. Ellos, sin duda alguna, ya forman parte de la corta historia de nuestra Tertulia, porque ya nos será imposible olvidar una noche como la que nos regalaron el lunes pasado. Nos lo pasamos en grande con ellos en el escenario y nos dejaron a todos una huella ya imborrable.
La semana que viene, el lunes 15 de octubre, cambiamos de tercio. A las 20,30 horas comenzará el evento consistente en una perfomance a cargo del vanguardista poeta y narrador Tirso Priscilo Vallecillos (Motril, 1972). Nos presentará sus obras Cartografía del deseo urbano (Ediciones en Huida, 2018), mediante una perfomance original y sorprendente, y Homo Pokémons (Trea, 2017), a través de un juego, la creación de un bingo aforístico, en el que el público será partícipe fundamental del mismo.
Tirso Priscilo Vallecillos es filólogo (por las especialidades de Románicas e Hispánicas), antropólogo y máster en Escritura Creativa (Premio extraordinario). Vive actualmente en Sevilla, donde trabaja como profesor y asesor de formación. Combina estas actividades con la escritura y la impartición de talleres de creatividad dirigidos al profesorado. Algunos de sus textos aparecen en revistas, blogs y antologías. En solitario ha publicado el poemario Subway (Ediciones en huida, 2015); relatos, Libro de Cocina Tradicional Caníbal (Ediciones en Huida, 2016); aforismos, Homo pokémons (Trea, 2017); las plaquettes de poemas Escribir (Las hojas del Baobab, 2017), y Noticiario (Diverso, 2018); Y el libro híbrido, en su mayoría de relatos, Cartografía urbana del deseo (Ediciones en Huida, 2018). Finalista en 2017 del Premio Internacional de Poesía Ciudad de Valladolid, y en 2018 del Premio Poesía de Almendralejo (Algaida), busca nuevos formatos para acercarse al lector en la maquetación y estructura de los libros, así como en la presentación de los mismos a partir de performances participativas. Próximamente verá la luz su novela El discurso (Baile del Sol) y dos poemarios con la editorial Huerga & Fierro.
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