El problema no es de ese magistrado señalado por el ministro para justificarse.
Sabemos que manada es un conjunto de animales de una misma especie que andan reunidos, en este caso de hombres que van siempre a cuatro patas.
Parte de este este país parece tener grabado en su ADN la violencia, la fuerza bruta, las violaciones de autoridad, de confianza, de poder, sexuales, e hipersexuales, los que ejercen cualquier tipo de superioridad, esos que practican el aprovechamiento indebido, esos que han violado salvajemente una vez más, con una bula profundamente obscena, que permite la legitimización de cerca de 20 violaciones al día en España, culpabilizando a las víctimas, y convirtiéndolas en reos sospechosos.
Todo debe ser no solo punible, sino constitutivo de una gran alerta desde la pre adolescencia, como fenómeno de alto riesgo, que obligue a desaprender y hacer pedagogía en valores en las aulas, en las peñas taurinas, y demás espacios de asuntos miles. Es necesario que se sepa que el cuerpo de la mujer es suyo, y es inviolable.
Y quien osara no respetarlo, debe conocer desde la más tierna infancia, que no solo es lo suficientemente grave, como para que el peso de la ley no patriarcal actúe, sino que en la calificación de violador llevará implícito la respuesta social, y demás medidas preventivas para hijas y nietas. No se confundan no hay un ápice de venganza, es desmasculinizar la cotidianidad, es proteger, garantizar, cuidar, acabar con la normalización, que el cuerpo de la mujer no es de uso y abuso colectivo.
El problema no es de ese magistrado señalado por el ministro para justificarse, la gravedad es la interpretación de la Administración de Justicia, y la propia justicia, tan absolutamente carente de perspectiva de género”
Se trata de hacer ciudadanía, de que las calles, los portales, los ascensores, los sanfermines, las verbenas no sean territorios de riesgo para las mujeres, para que el miedo no sea lo único que las acompañe. Las mujeres ya estamos donde tenemos que estar, hablando claro y fuerte con #Cuéntalo, #MeToo, #YoSíTeCreo, estos movimientos, y el feminista son sencillamente imparables, amén de las adhesiones que no cesan.
El Parlamento Europeo, la ONU, miles de psiquiatras y psicólogos también recriminan la sentencia, este Código y sus derivadas. El problema no es de ese magistrado señalado por el ministro para justificarse, la gravedad es la interpretación de la Administración de Justicia, y la propia justicia, tan absolutamente carente de perspectiva de género, que ha decidido sentenciar que todo el monte es orégano para ellos.
Abriremos un nuevo tiempo sin silencios, sin impunidades, y no solo resistiremos, la lección de estos últimos días de las mujeres augura que es posible cambiar esta cultura de la violación y otras cosas… ¡Estamos más que en el Km 0 preparadas!
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