El X (no)Congreso Internacional de Frutos Rojos recupera el formato feria corporativa y suprime toda dimensión crítica

Celebrado este jueves y viernes en la Casa Colón de Huelva, con más de 50 empresas expositoras, ponencias técnicas y una agenda centrada en producto y promoción.

En su edición más cerrada, el Congreso de Frutos Rojos prescinde del debate sociolaboral y medioambiental de las última ediciones, reduce la interlocución pública y se reafirma como escaparate técnico sin voces externas.

Coincide con un nuevo repunte de la alarma social por denuncias de abusos laborales, repatriaciones forzadas y vulneraciones ambientales en el campo onubense.

Jueves, 19 de junio de 2025. El X Congreso Internacional de Frutos Rojos ha finalizado este jueves, una vez más, en la Casa Colón de Huelva. Organizado por Freshuelva, ha vuelto a reunir, según fuentes de la organización, «a más de 1.700 profesionales del sector, decenas de empresas proveedoras y representantes institucionales».

Presentado como “foro global de retos del sector”, el programa de esta edición no ha incluido ni una sola actividad dedicada al análisis social, laboral o medioambiental de la agroindustria onubense. No ha habido mesas redondas, debates ni voces externas. Sólo ponencias técnicas, presentaciones comerciales y actos promocionales. En su décimo aniversario, el Congreso ha recuperado por completo el formato de feria corporativa, eliminando toda dimensión crítica.

Contexto de grave crisis reputacional

El (no)congreso de 2025 no se ha celebrado en un momento cualquiera. Coincide con una etapa de creciente exposición pública del modelo agrícola dominante en Huelva, marcada por denuncias documentadas de abusos laborales, irregularidades en la contratación en origen, expulsiones encubiertas, accidentes laborales recurrentes y negligencias institucionales ampliamente difundidas en prensa nacional e internacional. Se acumulan recientes testimonios de trabajadoras migrantes sobre coacciones, condiciones indignas de alojamiento, vulneraciones sanitarias, restricciones ilegales al retorno y presión patronal con respaldo institucional. A ello se suman los incendios en asentamientos sin alternativas habitacionales, los accidentes de transporte sin responsabilidades depuradas y la inacción sistemática ante las advertencias reiteradas de inspección y de organismos independientes. En lugar de incorporar estos elementos al debate, el (no)congreso ha optado por escenificar una versión reducida, cómoda y despolitizada de la realidad: una agroindustria sin conflicto, sin crítica y sin rostro humano.

Ya desde sus primeros años, en el congreso no existía espacio para tratar las condiciones laborales de las personas que sostienen el cultivo y la exportación de los frutos rojos en la provincia. Fue a partir de 2022, cuando tras varios años de reportajes de investigación, denuncias públicas de trabajadoras, informes internacionales e intervenciones institucionales que cuestionaban abiertamente el modelo, que Freshuelva introdujo, por primera vez, contenidos de tipo social en el programa del evento. No fue una iniciativa estructural, sino una cesión táctica. Intervenciones y “mesas de debate” cuidadosamente contenidas, alejadas del conflicto real, institucionalizadas y limitadas a formatos sin capacidad de interlocución crítica. Fueron, en el mejor de los casos, concesiones decorativas que buscaban contener la presión y ofrecer una imagen controlada de responsabilidad corporativa. Una fórmula que el dizque congreso mantuvo durante cuatro ediciones, hasta prescindir este año incluso de ese barniz.

En 2022 incluyó por primera vez una mesa de trabajo titulada “El factor social en el sector de los frutos rojos”, en la que participaron representantes de Cruz Roja, Fundación Cepaim y el responsable del Plan PRELSI. La inclusión del enfoque social venía precedida de la celebración en abril de aquel año, y también en la Casa Colón de Huelva, de la I Jornada Internacional de reflexión en el entorno agrícola onubense, organizada por diversos colectivos y organizaciones sociales independientes, en la que se reivindicó, precisamente, la necesidad de aquel evento ante el secular silencio de los foros oficiales tras miríadas de denuncias sociolaborales y medioambientales que acompañan al sector de los frutos rojos onubenses desde antes comenzar el siglo XXI. El 2023 el enfoque cambió. La única sesión vinculada a las tensiones sociales del sector fue una charla sobre “boicot a la fresa”, organizada por la consultora Llorente y Cuenca y dedicada exclusivamente a la gestión de la “reputación corporativa”. En 2024, el Congreso presentó una mesa sobre “la mujer en el agro”, protagonizada por empresarias, técnicas y directivas, y una ponencia sobre certificaciones sociales a cargo de Global GAP. Ninguna de esas actividades incluyó participación de trabajadoras ni espacio para la denuncia. Aun así, marcaban una línea de presencia institucional del “factor social”, hoy completamente borrada.

A este silenciamiento programático hay que sumar la total omisión, en el marco del evento, del grave contexto de crisis reputacional que atraviesa Interfresa, entidad clave en la estructura del sector y organizadora de iniciativas como el Plan de Responsabilidad Ética, Laboral, Social y de Igualdad  (Prelsi). La situación se ha visto especialmente agravada tras la difusión por parte de La Mar de Onuba de un documento sonoro en el que el director y el coordinador del propio Prelsi presionan, amedrentan y coaccionan a un trabajador agrícola marroquí para que abandone sus denuncias públicas en su canal de Tik Tok. El escándalo no ha recibido respuesta pública por parte de la organización interprofesional ni ha sido objeto de mención alguna en el (no)congreso, a pesar de su gravedad y de su directa vinculación con los modelos de gestión que el sector exhibe como “buenas prácticas”.

Regreso al formato feria de muestras

El programa del Congreso de 2025 no ha dejado lugar a equívocos. Compuesto íntegramente por ponencias técnicas patrocinadas por empresas proveedoras del sector auxiliar agrícola. Las intervenciones han abordado temas como la optimización hídrica, el biocontrol, la fertirrigación, el transporte especializado o el uso de envases sostenibles. Ni una sesión dedicada a las condiciones laborales, al sistema de contratación en origen, a la salud en el trabajo, a la vivienda de las personas temporeras o al impacto social y territorial del modelo. Tampoco ha habido mesas de debate, ni espacios de participación, ni ponencias de corte académico o institucional sobre el funcionamiento general del sistema agroexportador.

La estructura del (no)congreso se completaba con dos elementos simbólicos que refuerzan su carácter autorreferencial: la conferencia inaugural del humorista Manu Sánchez y la clausura del divulgador Pablo Ojeda, que ha hablado sobre los beneficios saludables de los frutos rojos. Las primera fue suspendida en el último momento (en la madrugada del miércoles) por el fallecimiento de un familiar cercano de Sásnchez. La de Ojeda, influencer, ha estadfo cofinanciada con fondos europeos (FEDER). Entre medias, el (no)congreso ha celebrado también su tradicional entrega de los Premios Fresa, en un acto institucional sin contradicción ni contraste, que funciona como escenificación pública del reconocimiento interno del modelo. El evento ha dejado de simular diversidad o diálogo para ofrecer un escaparate cerrado. Sin preguntas, voces externas o posibilidad de réplica.

La regresión, una decisión política

La regresión no parece un accidente de programación, sino una decisión política. En el contexto actual, marcado por el escrutinio creciente sobre las condiciones laborales y medioambientales del modelo agroexportador onubense, la patronal Freshuelva ha optado para su X Congreso Internacional de Frutos Rojos por eliminar todo contenido que pueda generar preguntas, matices o contradicciones. así, el presunto congreso cumple diez años consolidado como escaparate del modelo productivo que domina en Huelva. Pero el aniversario no se ha celebrado con apertura, ni con autocrítica, ni con voluntad de responder a las cuestiones que desde hace años se plantean desde distintos frentes sociales, sindicales, institucionales y mediáticos.

Al contrario: el evento conmemorativo consuma una regresión. Desaparece el contenido social, se reduce la representación política, se elimina cualquier interlocución crítica. Lo que pudo haber sido un foro de deliberación sobre los grandes desafíos del sector se convierte en una escenografía sin fisuras, diseñada para reafirmar un relato sin interrupciones. La capital mundial de los berries mantiene su imagen, pero lo hace al precio de vaciar de contenido el debate.

En su décima edición, el (no)congreso de frutos rojos se encapsula.

El X Congreso Internacional de Frutos Rojos 'olvida' el 25 aniversario de la Orden GECCO

Mientras el Congreso conmemoraba su décima edición, silencio absoluto sobre otro aniversario clave: los 25 años de la Orden GECCO, la norma que regula la "contratación en origen" (aka migración circular) y que ha estructurado el modelo laboral del sector desde el año 2000. Esta semana, la Universidad de Huelva ha acogido un acto institucional por el aniversario, con la participación del secretario de Estado de Migraciones, representantes de la Junta de Andalucía, la Subdelegación del Gobierno en Huelva, la Universidad y todas las grandes patronales del sector: Interfresa, Freshuelva, Asaja, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias.

El Congreso, que dedica dos días a hablar del “modelo”, no incluye una sola mención a esa norma. No hay balance, ni revisión, ni espacio para el debate. La pieza central del sistema queda fuera del programa. Esa omisión también dice lo que el (no)congreso no quiere decir.

 

 

 

 

 

Acerca de La Mar de Onuba 6001 Artículos
Revista onubense de actualidad, cultura y debate, editada por AC LAMDO, entidad sin ánimo de lucro inscrita en el Registro de Asociaciones de Andalucía con el número 4318 de la Sección 1. - Director: Perico Echevarría - © Copyright LAMDO 2017 / ISSN 2603-817X

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