

Miércoles, 24 de septiembre de 2025. En el mito de “La caverna” de Platón, unas personas encadenadas se encuentran de espaldas a la entrada. Para ellos, el mundo real son las sombras que otras personas proyectan sobre la pared del fondo de dicha caverna. Esta alegoría, de más de 2000 años, sigue siendo válida hoy en día, ya que podemos aplicarla a múltiples aspectos de nuestra sociedad. Hoy, por ejemplo, una versión moderna de las sombras de la caverna podemos verla en la manipulación y la desinformación que recibimos desde los medios de comunicación, y especialmente desde las redes sociales, que nos muestran una realidad falsa o tergiversada. La educación, como pilar fundamental de la sociedad, no podía escaparse y también se encuentra en la caverna, sometida a la falsedad de profundas y oscuras sombras producidas por los que se empeñan en ofrecernos una versión perversa del sistema educativo
Tras décadas de nefastas leyes educativas hasta llegar a la actual LOMLOE, la educación ha estado sometida a los vaivenes del signo político dominante en cada momento. Pero, no nos engañemos: en todos los casos el proceso ha sido semejante. En cada reforma educativa se han aplicado recetas mágicas que no han obedecido a un mínimo análisis crítico o reflexivo: no se han tenido en cuenta la realidad de las aulas ni la opinión de los docentes, y en todos los casos se ha recurrido a la nueva moda o a los nuevos mantras que han llegado desde ciertas tribunas psicopedagógicas e ideológicas. Estos mantras se han aplicado a fe ciega, y se han presentado como perfectos y verdaderos, tal como si fueran especies de dietas milagro, lo que ya nos indica el escaso o nulo rigor científico que hay tras ellos.
Con la LOGSE, el mantra fue el constructivismo, corriente pedagógica que propone que el alumnado debe construir su propio aprendizaje con una mínima guía por parte del profesorado. Este enfoque pedagógico se aplicó en nuestro país cuando ya se había constatado su ineficacia en países europeos próximos, de forma que el fracaso estaba asegurado. El mantra actual es el “compentencial”. En él, el aprendizaje debe estar guiado por las competencias, algo que nadie sabe muy bien como definir, y cuya inconsistencia puede comprobarse al ver que están redactadas con frases largas y farragosas, y de difícil interpretación, y que en nada ayudan a la hora de que el profesorado prepare sus programaciones didácticas, ahora llamadas “situaciones de aprendizaje”, concepto que se hace también de difícil digestión.
Como en las leyes predecesoras, el asedio al “conocimiento” ha continuado, y hoy, con la LOMLOE, se ha llevado a niveles insospechados. Ahora, a los conocimientos se les llama “saberes básicos”, y además, éstos quedan relegados a un segundo plano al servicio de las “competencias”, dando lugar a situaciones ridículas, imprecisas y ambiguas que no hacen sino desviar la atención de la transmisión del verdadero conocimiento. El actual sistema educativo, al igual que los anteriores, tampoco ha dejado de enviarnos insistentes mensajes en contra de la cultura del esfuerzo y de su recompensa. Hoy, la enseñanza debe ser como un juego, donde el trabajo y la constancia están penalizados: ¡todo debe estar gamificado! Además, se da la circunstancia de que con esta nueva reforma educativa (LOMLOE), la burocracia aumenta enormemente, consumiendo el tiempo y la energía necesarios para otras tareas mucho más propias del profesorado.
Por si fuera poco, a todo lo expuesto hay que añadir la gran complejidad que existe actualmente en las aulas, con un elevado porcentaje de alumnado que presenta problemas psicológicos, cognitivos, o de conducta, y con una ratio por aula que suele ser elevada (superando en muchos casos los 30 alumnos y alumnas), de forma que el profesorado se ve desbordado en la atención educativa al alumnado. Las situaciones a las que se enfrenta el profesorado con frecuencia están fuera de sus competencias, ya que ejercen funciones más propias de profesionales de la psicología y de educadores sociales. La falta de personal especialista en atención psicopedagógica y de profesores y profesoras de apoyo es evidente en los centros, lo que hace recaer en el profesorado una tarea titánica que lo desborda. La magnitud de esta problemática queda evidenciada por unas cifras demoledoras: cerca del 40% de los docentes muestra síntomas compatibles con la ansiedad y depresión (Fundación SM, 2023).
Con un sistema educativo de tal calado, estamos dando pie a crear una sociedad de individuos ignorantes, con poca o nula capacidad crítica y poco resilientes: precisamente todo lo contrario a lo que demagógicamente se propone en las finalidades de la actual ley educativa.
Por todo esto, sumidos en esta profunda caverna y abrumados por estas sombras que se empeñan en mostrarnos una versión desvirtuada de la enseñanza, creemos que es hora de que los docentes nos liberemos de las cadenas y que ayudemos a la sociedad en su conjunto a liberarse también, para que entre todos y todas podamos recuperar el verdadero sentido de la enseñanza, de forma que profesorado, madres y padres, y alumnado, seamos más exigentes con nuestros dirigentes respecto a la educación en nuestro país.
Ha llegado el momento de que el personal docente levante de una vez por todas la voz reclamando un sistema educativo digno, con bases sólidas y, por supuesto, consensuado con las bases, de forma que las generaciones futuras no vean mermadas sus posibilidades de realizarse íntegramente como personas y alcancen unas condiciones de vida lo más satisfactorias posible.
Colectivo larevolucióndelatiza https://revoluciondelatiza.blogspot.com/ @revoluciontiza larevoluciondelatiza@gmail.com






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