La interconexión es una cosa, la comunidad otra

Martes, 29 de abril de 2025. El apagón de ayer es una de esas cosas que, como decía el amable Xabier Fortes en TVE, «no habíamos visto nunca; aunque en los últimos tiempos han venido ocurriendo varias cosas que no habíamos visto nunca». Sin saber aún qué es lo que ha ocurrido, sí podemos ya entresacar algunas enseñanzas notorias, cuando parece que la «normalidad» de la huida hacia delante que todas y todos emprendemos cada mañana vuelve a instalarse.

1) Todo el sistema del que depende el sostenimiento de nuestras vidas se basa en complejas interconexiones que se revelan, no obstante, muy frágiles y expuestas.

2) Ese sentimiento de vulnerabilidad se acrecienta cuando ponemos en relación fenómenos como el de ayer con el clima de tensión prebélica en la que unos y otros se empeñan en meternos, sin contar con la voluntad de los pueblos y su afán de paz y de concordia.

3) Otro factor de vulnerabilidad reside en el hecho de que el elemento que interconecta los sistemas que sostienen nuestra vida, el flujo eléctrico, depende en su suministro de una empresa que, pese a su nombre, es mayoritariamente privada: Red Eléctrica Española.

4) Si al final todos los negocios particulares, y todas las empresas privadas, dependen de igual modo de una «interconexión» común: ¿no sería sensato, más allá de la ideología política de cada grupo, que dicha interconexión básica fuera de carácter estatal y de dominio público?

5) Una vez más, a las ciudadanas y ciudadanos comunes nos ha sorprendido el elevado nivel de civismo y sentido comunitario que todas y todos desplegamos cuando  las circunstancias nos obligan a ello. También en las difíciles horas de la pandemia pudimos hacer experiencia de la inmensa reserva de solidaridad que nuestra sociedad atesora, sin saberlo. Sin embargo, también somos conscientes desde entonces, de lo fácil que resulta manipular las opiniones públicas cuando emociones muy poderosas (miedo, incertidumbre) ensombrecen el ánimo colectivo.

El sentido comunitario puede prevalecer allá donde todas las interconexiones fallan. Pero es necesario cultivarlo e «institucionalizarlo», para que no se marchite cuando la irracionalidad amenace con desbordar las compuertas del buen juicio cotidiano. Esa debería ser la principal tarea de la política, ahora y siempre: poner en pie un sistema público de relaciones comunitarias mucho más estable y seguro que todas las interconexiones globales basadas en cosas tan fluidas como la energía, el capital, o los intereses privados.

José Antonio González, portavoz local de PODEMOS Huelva.

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