por María Rodríguez
Un estudio realizado en Estados Unidos por los doctores Monica Gandhi y Eric Goosby, de la Universidad de California, y el doctor Chris Beyrer, de la Universidad Johns Hopkins, ha demostrado, tras examinar varios casos, que el uso de mascarillas reduce la carga viral a la que estaríamos expuestos y, en el caso de contagiarnos, los síntomas de la infección podrían ser más leves o, por el contrario, no tener síntomas.
CARGA VIRAL
Estos tres expertos ven avalada su teoría al relacionar el uso de la mascarilla con la carga viral y los crecientes índices de infecciones leves o asintomáticas.
Al conocer un poco más la enfermedad, las personas asintomáticas han resultado ser una gran amenaza para la expansión silenciosa del virus: los sujetos asintomáticas traspasan el virus sin ni siquiera saberlo. No obstante, es evidente que para la salud de ese individuo ser asintomático es una ventaja.
Si todas las personas que estuvieran expuestas al virus, no tuvieran consecuencias graves de salud por la COVID-19, se generaría la ya conocida “inmunidad de rebaño”.
Aunque esto aún está en proceso de estudio, el desarrollo de esa inmunidad celular es prometedora.
MENOR EXPOSICIÓN, MENOR GRAVEDAD
Para afirmar que los sujetos que llevan mascarillas frente al coronavirus, por lo que están expuestos a una carga viral menor y, como consecuencia, a una posible infección más leve, Gandhi, Goosby y Beyrer se basan en tres evidencias: virológica, epidemiológica y ecológica.
En cuanto a la evidencia virológica, las mascarillas filtran la mayor parte de las partículas virales, pero no todas, por lo que algunos expertos se han afirmado que esa ligera exposición viral produce una leve infección.
Varios experimentos que expusieron a humanos diferentes volúmenes de virus no letales concluyeron que aquellos individuos que habían recibido una mayor carga viral, tenían síntomas mucho más graves.
A pesar de que no es posible experimentar con este nuevo coronavirus, unas pruebas a hámsteres en las que se simuló el uso de mascarillas mediante una pared divisoria hecha de una máscara quirúrgica, demostraron que los roedores que estaban protegidos eran menos propensos a contagiarse y, además, los que sí se contagiaron, manifestaron síntomas bastante leves.
En el sentido epidemiológico, los tres doctores han señalado que la alta tasa de mortalidad al inicio de la pandemia pudo ser consecuencia de una alta exposición a la carga viral, antes de que se impusiera el uso de las mascarillas como método de prevención.
CRUCERO DE ARGENTINA
Uno de los últimos casos que más ha llamado la atención ha sido el de un crucero en Argentina, en el que se dotó a todos pasajeros de mascarillas tras conocerse un brote de coronavirus dentro de la nave.
Según el recuento, 128 de las 217 personas que estaban dentro de este espacio cerrado dieron positivo en la prueba. Sin embargo, más del 80% de los contagiados no manifestó síntomas.
Finalmente, como evidencia ecológica, la investigación demuestra que los países y regiones que ya acostumbraban a llevar mascarillas para controlar la expansión de infecciones como la gripe común, no han registrado tanta severidad ni mortalidad durante el paso del coronavirus.
Asimismo, esto también ha sucedido en las zonas donde se impuso la obligatoriedad de la mascarilla desde muy temprano.
Como conclusión, los doctores abogan por el uso de las mascarillas como una de las medidas más importantes para combatir la pandemia y, sobre todo, en Estados Unidos, donde gran parte de la población se ha mostrado reacia a su uso.
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