por Carlos Ventura
Argentina atraviesa uno de los peores momentos de toda su historia.
A la gravísima crisis que hace frente desde que estallase la pandemia mundial del coronavirus, se le suma lo que los expertos catalogan como una masacre comercial mucho peor que la que sufrió en el año 2001.
Una situación que estaba oculta pero que, inevitablemente, saltó por los aires cuando la COVID-19 obligó a parar todo tipo de actividad comercial y ciudadana para evitar la propagación de la enfermedad.
Oculta porque, durante el mandato del ex presidente Mauricio Macri, Argentina contaba con más de 24.000 comercios cerrados según datos ofrecidos por el registro de empleadores de la Administración Federal de Ingresos Público.
Sin embargo, la situación ahora es tan insostenible que el país liderado por Alberto Fernández se encuentra al límite de sus capacidades y las pequeñas y medianas empresas que se han visto obligados a echar el cierre superan ya los 40.000.
¿Cómo conseguirá el Ejecutivo argentino hacer frente a este dramático escenario? ¿Existe alguna solución o es un camino sin retorno?
NULA RENTABILIDAD Y ÉXODO MASIVO
Argentino colocó sus medidas de protección frente a la COVID-19 entre una de las más largas y estrictas a nivel mundial.
Este hecho hizo que saltase por los aires todo el sistema económico, dejando ahogados a miles de PYMES que no han podido remontar o que, en algunos casos, han preferido comenzar una nueva etapa fuera de la nación sudamericana.
No solo los comercios originarios del país han decidido dejar de operar en Argentina. Grandes empresas como Nike, Telefónica o aerolíneas mundiales también anunciaron que dejaban su actividad en el país por la poca rentabilidad que estaban obteniendo.
La agencia Bloomberg, en un reportaje recogido por la BBC, asegura que “hacer negocios en Argentina se convirtió en una tarea demasiado complicado y poco rentable”.
Según apunta este medio, esta nula rentabilidad que tiene las empresas se debe a tres factores básicos: la política volátil del país, la falta de control en precios y divisas, y el constante intervencionismo por parte del gobierno.
Además, previo a la crisis sanitaria mundial, Argentina tampoco gozaba de una gran confianza por parte de las empresas, puesto que siempre ha estado inmersa en una crisis económica de la que jamás consiguió salir, un hecho que propicio el éxodo masivo de muchas empresas y que a su vez, enterraba más y más al país.
Otro de los motivos que ha propiciado esta situación fue la norma dictada por Fernández que prohibía a las empresas despedir personal o suspender la actividad laboral de sus trabajadores.
Esta ley, que impedía a muchas empresas ahorrar dinero hasta que la situación se estabilizase, obligó a decenas de miles de empresas a cerrar ante la imposibilidad de seguir con sus negocios.
AHOGADOS Y SIN PERSPECTIVAS DE FUTURO
Esta crisis que azota a Argentina ha llegado a ser incluso peor que la que sufrió el país en 2001.
Así lo comparte en una entrevista el director del Centro de Investigaciones Políticas, Marcos Novaro, quien asegura que los empresarios argentinos “no tienen ninguna expectativa de futuro” y que “han perdido toda la confianza en el país”.
Además, el hecho de que las grandes multinacionales hayan dedicido abandonar sus centros de operaciones en el país agrava aún más esta masacre empresarial, puesto que el país tiene aún más difícil una recuperación en el futuro más próximo.
Además, Novaro destaca un detalle fundamental: las pymes generan el 75% de los puestos de trabajos en Argentina.
Entonces, si estas empresas cierran y también se marchan las multinacionales, ¿cómo va a mantenerse la economía del país?
EL CAMPO, LA SALVACIÓN
Uno de los productos más cotizados a nivel internacional es el grano argentino.
Si todo sale como lo tiene previsto el presidente argentino, será este alimento del que dependa la salvación económica del país y, por consiguiente, del trabajo en los campos y espacios agrícolas argentinos.
China es el país que más solicita este alimento por lo que, desde el gobierno argentino, ya están trabajando en un gran acuerdo comercial con el gigante asiático para asegurar la supervivencia de la nación.
Por otro lado, en una entrevista que dio Fernández al periódico estadounidense Financial Times , el presidente aseguró que “queremos reconstruir la economía a partir de dos pilares clave: la reindustrialización y la sustitución de importaciones”.
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