La agricultura unirá estrategias comerciales entre los EEUU de Trump y la China comunista

por Francisco Villanueva

 

Viernes, 27 de diciembre de 2024. El sector primario de la agricultura va a cumplir un papel central entre Estados Unidos y China, porque el país asiático es el principal importador de soja del mundo. El 90% de las ventas de la oleaginosa a nivel global se originan en los dos países además de Argentina.

Un dato central de la relación entre Estados Unidos y China es el comercio bilateral de soja, el commodity de mayor importancia estratégica del mundo actual. La demanda china de soja alcanzó a 105 millones de toneladas en 2023, incluyendo 17 millones de toneladas de provisión doméstica, y aumenta 8% anual.

Un rasgo estructural de las exportaciones de soja en el mundo es que más de 90% se originan en solo 3 países, que son EE.UU, Brasil y la Argentina; y que la República Popul.ar debe importar todos los años no menos de 100 millones de toneladas para alimentar a su población animal, sobre todo el ganado porcino.

El resultado es que ha surgido una tendencia absolutamente insostenible en el medio y largo plazo porque exige una multiplicación por 3 o 4 de la superficie sembrada, sobre todo en Brasil, convertido en el primer productor mundial por encima de EE.UU, con riesgo cierto de deforestación.

Por eso, el gobierno chino ha dispuesto aumentar sistemáticamente la producción interna a pesar de sus altos costes y de los efectos no queridos pero inevitables del alza de la erosión ambiental. El dato central de la producción de soja en China es que la industria de la carne de cerdo se ha recuperado plenamente tras la epidemia de fiebre porcina, que provocó la desaparición de más de 300 millones de cabezas. La República Popular ha devenido en la principal consumidora de carne de cerdo en el mundo con una ingesta de 57 kilos anuales per cápita.

Se puede resumir la situación señalando que China ha experimentado a partir de 1978 un fenomenal vuelco de su población al consumo de proteínas cárnicas, y esto ha modificado drásticamente el mercado global de agroalimentos.

Esta situación se ha convertido en una cuestión central para el agro estadounidense. Así, las exportaciones de soja de EE.UU a China alcanzaron un récord de 36.400 millones de dólares en 2023, con una tasa de expansión de 8% anual, que tiende a acelerarse en los últimos 3 años.

La República Popular se haya convertido en la principal importadora de soja del mundo, y responda por más de 60% del intercambio sojero internacional, tendencia que tiene un carácter nítidamente ascendente; y que hace que los productos sojeros representen más de 50% de las exportaciones agroalimentarias norteamericanas, medidas en términos de valor. Esto convierte a China en el principal destino para las exportaciones agroalimentarias estadounidenses. China es hoy el mayor socio comercial de EE.UU fuera del marco del Nafta (Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre EE.UU, Canadá / México); y como tal se ha transformado en el “Gran Estabilizador” en la relación entre las dos superpotencias, lo que significa que es un elemento fundamental de racionalidad y moderación.

Para los países de América del Sur, como Brasil y Argentina, es de primordial importancia establecer las posibilidades de acuerdo o de enfrentamiento que tienen en el mundo de hoy las dos superpotencias, porque esto afecta inexorablemente el comercio internacional de alimentos. Esto es lo que le otorga particular importancia a la invitación formulada por Donald Trump al presidente Xi Jinping de China para que asista a la ceremonia inaugural del nuevo mandato el próximo 20 de enero en Washington.

Conviene recordar que Trump ha logrado una victoria, que aunque muy justa en votos el pasado 5 de noviembre, ha conseguido una extraordinaria acumulación de poder, con el control no solo de la Casa Blanca sino también de las dos Cámaras del Congreso, la de Senadores y la de Representantes. Además, Trump se ha impuesto en el voto popular, con una diferencia de sólo tres millones de sufragios respecto a su contendiente Kamala Harris y es el personaje más popular de EE.UU.

Esta invitación, obvio es decirlo, implica la posibilidad de un nuevo y extraordinario acuerdo político y estratégico entre EE.UU y China, sobre la premisa de que la competencia entre las dos superpotencias es inevitable, pero en modo alguno que ésta tenga un carácter antagónico.

Las grandes decisiones de la política internacional no son producto nunca de la casualidad o del acaso, y el vínculo entre EE.UU y China, es la relación que decide el destino del siglo XXI.

Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba, es economista y periodista financiero.
@FranciscoVill87

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