“Estamos ante una epidemia de terrorismo de extrema derecha. No va a parar”.
Anders Breivik marcó el camino. El ultra noruego, que en julio del 2011 mató a 77 personas en un doble atentado en Oslo y en un campamento laborista, es “a la vez precursor y referente de esta nueva ola de violencia», ha escrito el experto francés en terrorismo Jean-Pierre Filiu.
Desde entonces, el patrón se ha repetido en numerosas ocasiones: un terrorista solitario que busca convertirse en un héroe para aquellos que se mueven dentro de su círculo, y que deja por escrito sus motivaciones y su visión del mundo.
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