por Jesús Cabaleiro Larrán
La zona del distrito de Tovuz ha sido escenario de combates entre Armenia y Azerbaiyán, en la frontera oeste entre ambos países, por segundo día consecutivo. La zona ha sufrido diferentes ataques mutuos, el último el derribo de un dron azerí no tripulado.
Los enfrentamientos se iniciaron el pasado domingo, 12 de julio de 2020, y según Azerbaiyán, a través de su Ministerio de Defensa, sus fuerzas han tenido cuatro bajas y cinco heridos. Los intercambios de disparos en la zona son bastante frecuentes.
Los combates incluyeron el lanzamiento de tres proyectiles de mortero a la pequeña localidad armenia de Chinari, cayendo en una casa y en un jardín, no hubo víctimas.
Armenia considera que hubo un intento de infiltración militar que fue repelida.
La portavoz del ministerio de defensa armenio, Sushán Stepanián, acusó a las fuerzas azeríes de «usar artillería para intentar apoderarse de una base de operaciones de Armenia», añadiendo que fueron repelidos y no hay bajas armenias, solo dos soldados heridos. El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, declaró que las provocaciones azeríes «no quedarán sin respuesta».
Por su parte, el Ministerio de Defensa azerí declaró que habían destruido un puesto militar armenio. Su presidente, Ilham Aliyev, acusó a las autoridades armenias de ser «responsables de estas provocaciones» y antes del inicio de estos incidentes había amenazado con abandonar las conversaciones de paz sobre el enclave de Nagorno-Karabaj y declaró que su país «tenía derecho a buscar una solución militar al conflicto».
Rusia, mediante su Ministerio de Asuntos Exteriores, consideró «inaceptable cualquier nueva escalada que amenace la seguridad regional» solicitando un alto al enfrentamiento. El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, tuvo conversaciones telefónicas, por separado, con sus homólogos armenio y azerbaiyano.
Por su parte, Turquía mostró su tradicional apoyo a Azerbaiyán mientras la Unión Europea (UE) solicitó tomar medidas «inmediatas para evitar una mayor escalada».
Antecedentes
La última ofensiva militar fue a primeros de año de 2017 y previamente en 2016, cuando del 2 al 5 de abril se produjo una escalada que fue llamada «la guerra de los cuatro días», después de haber permanecido el conflicto latente durante más de dos décadas. El día 5 se anunció el alto el fuego. Más de 190 personas, en su mayoría militares de ambos bandos, murieron en aquellos combates.
Los dos países están enfrentados por el enclave de Nagorno Karabaj, que cuenta con unas 150.000 personas. Es la zona europea con mayor presencia militar, según la prensa internacional.
La guerra de 1992 a 1994 entre ambos países se originó después de que, en 1988, los ciudadanos del territorio de Nagorno Karabaj, poblado en su mayoría por armenios, decidieran independizarse, de acuerdo con la Constitución de la URSS, de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán. En dicha guerra, resultaron muertas 30.000 personas y en 1994 se firmó un acuerdo de cese al fuego.
El Gobierno azerí perdió el control sobre Karabaj y siete distritos adyacentes -que Armenia los denomina ‘franja de seguridad’-. Los azeríes insisten en recuperar su integridad territorial, mientras que Armenia defiende los intereses de la autoproclamada República de Nagorno-Karabaj o república de Artsaj, que no es parte de las negociaciones.
Se impulsó la creación en el interior de la Conferencia en Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) del grupo Minsk que se encargaría de buscar un acuerdo de paz y alto al fuego. El grupo está integrado por representantes de Estados Unidos, Francia, Rusia, Alemania, Bielorrusia, Finlandia, Italia, Suecia y Turquía.
La OSCE también se ha pronunciado sobre el último enfrentamiento lamentando la pérdida de vidas humanas calificando de «grave violación del alto al fuego» lo ocurrido en la frontera entre ambos países.
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