Sábado, 28 de septiembre de 2024. El pasado jueves 26 de septiembre se celebró una nueva edición de los «Cafés con tertulia en la sede Podemos», en la que pudimos contar con la presencia del profesor José Félix Quintero, disertando sobre el rema: «LGTBIQ+: avanzando en derechos y defendiendo lo conquistado». Su intervención comenzó con esta sencilla afirmación: “Soy gay”.
José Félix nos recordó que la II República despenalizó la homosexualidad a través de la reforma del Código Penal que impulsó la diputada Victoria Kent. Sin embargo, la victoria militar del fascismo extendió la homofobia desde el mismo momento del golpe de Estado, como atestiguan las tristemente célebres arengas del general Queipo de Llano. También sabemos que en el asesinato de Lorca su condición de homosexual fue usada como soporte del odio de sus perpetradores. Durante el régimen franquista, la doctrina del Tribunal Supremo calificando la homosexualidad de “vicio repugnante” condujo a la creación de campos de concentración y de trabajo, específicos para la población gay. Las mujeres lesbianas, en general, fueron ignoradas y despreciadas, o acabaron internadas en conventos o en el siniestro “Patronato de Protección a la Mujer”. Jalones destacados de la represión contra las personas homosexuales fue la nueva redacción de la “Ley de Vagos y Maleantes” y la implantación de instalaciones clínicas que trataban la homosexualidad como un aberrante trastorno psiquiátrico.
Con la “apertura” de los años sesenta Torremolinos se convirtió en un deseado enclave de diversidad, con clubes míticos como el “Toni”. No obstante, en 1970 la funesta “Ley de Vagos” dio paso a otro producto no menos repulsivo: la “Ley de Peligrosidad Social”, que prosigue el acoso a la población abiertamente homosexual.
Pero es también a partir de 1970 cuando comienza la organización militante de gays y lesbianas para reivindicar su derecho a ser quienes eran. En 1975 y 1976 se fundan, correlativamente, el Frente de Liberación Gay de Cataluña y el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria en Andalucía. En 1977 tiene lugar la primera manifestación gay en nuestro país, en Barcelona. Otras ciudades se incorporan a la movilización y el movimiento adopta como símbolo la bandera arco iris. Ya en los años ochenta se legalizan las asociaciones LGTB y el ambiente cultural de la “movida” normaliza la presencia gay y lesbiana, que adquiere carta de naturaleza en las películas de Almodóvar. Nace la fiesta del Orgullo y la comunidad hace suyo el barrio de Chueca, en Madrid. Mientras, en Huelva se abre el famoso bar Ibiza, en la calle Ciudad de Aracena.
Hitos recientes de la lucha por el desarrollo de los derechos de la diversidad han sido la Ley de Matrimonio Homosexual de 2005 (rechazada entonces furiosamente por la derecha y la Iglesia) y la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI promulgada por el gobierno de coalición de Psoe y Unidas Podemos.
En el presente, el ascenso mundial del neofascismo vuelve a poner en cuestión la igualdad efectiva de todas las personas en nuestra sociedad, al mismo tiempo que en los centros educativos el acoso a niños y niñas por su orientación sexual o definición de género sigue lamentablemente presente. Como nos recordó José Félix, las palabras que Simone de Beauvoir escribió en 1949 dirigidas a las mujeres, siguen siendo completamente certeras en lo que se refiere a la lucha por los derechos de todos los colectivos oprimidos: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos; debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”.
Círculo de Podemos Huelva
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