Viernes, 12 de septiembre de 2024. Brasil vive un boom con el algodón y se ha convertido en el primer exportador mundial de algodón del mundo; dominando un sector estratégico como es el de la materia prima básica de la confección textil plantando cara a la todo poderosa China.
Brasil se ha convertido en el primer exportador mundial de algodón, lo que ratifica su condición de protagonista decisivo del intercambio global de commodities agrícolas. En el ciclo 2023/2024, Brasil vendió más de doce millones de fardos de algodón al sistema internacional, mientras que Estados Unidos colocó más de once millones de unidades en ese mismo periodo; y Australia se transformó en el tercer vendedor del sistema, tras colocar seis millones de fardos.
La cosecha brasileña se obtuvo con una superficie sembrada de 1,87 millones de hectáreas en el periodo 2023/2024, lo que implica un incremento del 13 % respecto al periodo anterior. La producción de algodón en Brasil es un fenómeno de las últimas dos décadas: es el periodo en que apareció en gran escala el sistema del agrobusiness, que es el motor productivo que transformó irreversiblemente la economía brasileña y que es altamente intensivo en tecnología y capital.
La economía de Brasil es la primera de América Latina, con un PIB que asciende a 1.6 billones, la novena del mundo, y por eso es la primera exportadora global de soja, carnes, jugo de naranja, azúcar, café y ahora también de algodón.
El agro brasileño tiene los menores costes de producción algodonera, así como los mejores rendimientos, del sistema global, por encima de EE.UU. Los rendimientos algodoneros de Brasil alcanzaron en 2023 a 2 millones de toneladas por hectáreas, sobre todo en el gran estado agrícola de Mato Grosso.
El predominio de la agricultura brasileña se basa en sus bajos costos de producción, y en sus excepcionales rendimientos; de ahí que su aparición en el mercado mundial provoca una baja de precios sistemáticos y de largo plazo.
Hay un cambio de fondo en la demanda mundial de algodón, guiada por la modificación de los hábitos de vestimenta en el mundo entero, que tiende a rechazar el uso de poliéster y otros productos químicos, y coloca en su lugar los recursos de la naturaleza ante todo el algodón.
Esta tendencia abarca también la moda de los grandes centros de la costura mundial, (París, Nueva York, y en la todopoderosa España, el país de Inditex…)
Brasil dispone de las mayores reservas de tierras agrícolas del mundo, con más de 100 millones de hectáreas en el Cerrado brasileño. Por eso hay que prever un crecimiento sostenido de la producción de algodón en los próximos 10 a 15 años.
La tendencia en EE.UU se despliega en sentido contrario porque sus costes de producción son cada vez mayores, debido ante todo al aumento del precio de los fertilizantes. Esto hace que los farmers pierdan crecientemente competitividad, lo que constituye una auténtica paradoja en el agro de mayor nivel de incremento de productividad de la historia del capitalismo.
Ese milagro productivo puede volver a más países, aunque por cierto, las nuevas condiciones tecnológicas y de competitividad establecidas por el agrobusiness brasileño fija el marco de lo posible y de lo imposible de la producción agrícola de la época. Otro país que es todo futuro y que pinta como superpotencia económica global si sus dirigentes son como son hoy con Lula Da Silva.
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