La Ejecutiva Federal da un golpe de mano e impone una gestora monocolor no consensuada con Susana Díaz.
Nos habían vendido la existencia de un pacto de no agresión entre Pedro Sánchez y la dirigente andaluza del PSOE andaluz Susana Díaz. Fue la lideresa sureña la que más esfuerzos ha venido realizando en estos años para aparentar un acuerdo y una comunión que no parece tal.
Todo ello tras años de afrentas, desprecios, insultos y ninguneo al Sánchez que, de recorrer el país conduciendo su Peugeot, acabaría finalmente liderando el partido y subido en el Falcon de Presidente del Gobierno.
Díaz ha llegado a mantener una posición para muchos socialistas “indigna y vergonzante” al esforzarse tanto en aparentar ser la primera “sanchista” de España o presidenta de su club de fans, todo a cambio de intentar mantener para sí el control del PSOE-A. “Susana tiene el pecho en carne viva de tanto arrastrarse ante Pedro en Moncloa”, describe gráficamente un sanchista de segunda fila de los de primera hora.
Y para ello ha tragado con carros y carretas, especialmente con motivo de la formación y puesta en marcha del gobierno de coalición con Unidas Podemos. Susana Díaz no dudó a la hora de decepcionar a su electorado y traicionar la coherencia de su propio discurso durante años con asuntos como el llamado “procés” catalán y todo lo que cuelga del diseño territorial. Recuérdese que Díaz se envolvió en la blanquiverde cuando le convino, pero la bandera que ondeó durante aquellos meses de giras por España, con impresentables e injustificadas ausencias del despacho presidencial de San Telmo, fue la roja y gualda, algo que la convirtió en una especie de referente ‘españolista’ del PSOE a nivel federal. Susana llegó a ser especialmente cruel en su cuerpo a cuerpo contra Sánchez, alcanzando momentos muy tensos y desagradables para Sánchez, como este que se escucha en el vídeo:
Hasta los banqueros aplaudían a Susana. La llamaba el Rey Juan Carlos, la recibían y visitaban grandes empresarios del IBEX35. Junto a ella se posicionaron dirigentes socialistas de peso, empezando por el propio Felipe González, pasando por Edu Madina y acabando por los ‘pepes’, Bono y Borbolla. Fue su gran baza ante toda España en la cruenta guerra de aquellas primarias socialistas, pero a la vista de todos no dudó en archivar su discurso cuando de nuevo convino a sus intereses personales.
Todo al amparo de un supuesto pacto de no agresión con Sánchez del que llegó a decir que hablaba muy habitualmente con el presidente, dándonos a entender que todo seguía igual que antes y que ella seguía mandando en el partido con la anuencia de Pedro, ahora líder indiscutido. Y allí que estuvo, como madre de cantante novel en su primera gala, en la tribuna del Congreso junto a Miquel Iceta, cuando la segunda investidura de Sánchez. El sanchismo militante anduvo algo desconcertado por un ¿pacto? que empezó a ser no muy creíble cuando la propia Susana fue la que repartió las diputaciones andaluzas entre sus coroneles; eso sí dando la apariencia de que el resultado había sido consensuado con el mismísimo Sánchez.
Sin olvidar pequeños grandes detalles de su gestión política desde que perdió la Junta. Por ejemplo haber elegido a gente que integró su gobierno para hacer oposición a la derecha en un Parlamento de Andalucía donde la única planta que se cultiva desde diciembre de 2018 es la del “Y tu más”.
Error táctico el de Susana que no ha tardado en pasarle factura a la vista de las prospecciones demoscópicas que, al margen de la cocina de venta de carretera de San Telmo, reflejan que el PSOE-A está electoralmente estancado y por vez primera no se le percibe como “el gran partido de los andaluces”, marca de la que presumió durante décadas porque siempre ganaba y seguía controlando el gobierno de la Junta.
La frase de José Luis Ábalos la noche electoral andaluza del 2D/2018, «Nuestro papel siempre está subordinado al éxito de nuestro proyecto político y de la organización que nos ha dado su confianza» quedó temporalmente olvidada para la memoria popular de las bases, pero no para los que mandan como se empieza a constatar.
El pacto que nunca existió
Aseguran fuentes conocedoras de lo que ha venido sucediendo en el PSOE tras las bambalinas de la pandemia, que el pacto como tal entre Pedro y Susana nunca existió y que han sido las circunstancias sobrevenidas las que han marcado el pulso y la agenda política de Ferraz y del presidente. Prioridades son prioridades y Susana podía esperar. En la dirección federal la mayoría de quienes mandan en el partido consideran que “Susana está amortizada como dirigente del PSOE-A” y que su modelo no es el que ahora necesita la formación ya que Díaz ha dejado de sumar a las siglas. Y lo peor, le resta votos por la izquierda del PSOE, la esperanza que se les abre con la guerra civil dentro de Adelante Andalucía.
La tesis susanista de que ella responde políticamente solo desde el año 2012, cuando llegó a presidenta, ha podido colar ante la opinión pública (y alguna publicada), pero no entre quienes en el partido conocen su trayectoria, su poder desplegado en el pasado desde la poderosa Agrupación de Sevilla y su papel en el aparato regional hasta llegar a presidenta.
La crisis abierta en Huelva tiene su raíz en uno de los primeros errores de Susana tras la pérdida del poder y que fue dar continuidad a su particular “Diez negritos” ajusticiando políticamente al segundo testigo de este relato: Mario Jiménez.
El primero que salió empujado de esta novela fue el cordobés Rafa Velasco, al que una mano misteriosa le quitó de la parrilla de salida a la sucesión de Griñán filtrando unos papeles con subvenciones oficiales a una academia de su mujer, escándalo filtrado y destapado por El Mundo de Andalucía.
Mario Jiménez, un hombre de aparato que andaba suelto
Jiménez, que llegó a ser portavoz de la Gestora que gestionó el proceso de primarias como ‘hombre de Susana en Ferraz’, tras la pérdida de la Junta se vio relevado de la portavocía parlamentaria a favor del también onubense Pepe Fiscal, exconsejero de Medio Ambiente con Susana. Como consuelo Díaz le ofreció un destierro de cuatro años -una eternidad en política- bien remunerado y cómodo en Madrid, un escaño en el Senado por la comunidad autónoma, oferta que rechazó quedándose como diputado raso en lo que se interpretó como ruptura definitiva del dúo – antes trio- sobre el que confió y dibujó el futuro del partido Pepe Griñán años atrás, cuando heredó la presidencia de su entonces amigo Manolo Chaves al que Zapatero quitó de la escena andaluza nombrándole vicepresidente.
Solo Susana y algunos pocos de Huelva supieron desde el primer momento el riesgo que suponía dejarle tiempo libre a un Mario Jiménez herido y ‘maltratado’ tras haber sido durante años puntal defensivo clave de los gobiernos socialistas en el Parlamento y por ello abiertamente molesto o cabreado con Susana y su equipo actual. Ferraz, olvidando el pasado de Mario Jiménez y su papel de portavoz de la Gestora, se entendió entonces con el hombre que más sabe de control orgánico en las agrupaciones de Huelva… y gran parte de Andalucía. Un profesional crecido en las cocinas del aparato del PSOE-A.
El poder orgánico en Huelva estaba en manos de su cuñado Ignacio Caraballo, quien se había mantenido en el susanismo que ni le tosió cuando hace tiempo se supo su imputación y convocatoria a vista oral por el caso Aljaraque. Solo muy al final Caraballo se fue alejando o lo alejaron del susanismo.
Nunca Susana Díaz al oír o leer cosas sobre su hombre en Huelva, presidente de la Diputación durante una década, se le ocurrió echar un vistazo a los cambios en el Código Ético aprobado por el último Congreso de su partido. Aunque quizás la aprobación de esos cambios la pillaron en el pub a donde se llevó a la delegación andaluza mientras se aprobaban en el plenario del congreso – ojo a esto – cambios normativos, entre otros precisamente los que hablan de resolución de conflictos en las agrupaciones provinciales y creación de gestoras en el seno del partido.
Pero ¿por qué dimite Caraballo?
Ignacio Caraballo no dimite ahora porque esté procesado en el pringoso asunto de una presunta compra de concejales para evitar una moción de censura del PP en Aljaraque. El motivo último para justificar su marcha dice que tiene que ver con “motivos personales” y como «un ejercicio de responsabilidad» ante la Diputación que preside. Pero sobre todo dimite debido a «la campaña de acoso constante» a la que asegura que ha sido sometido en los últimos meses.
No dimite pues por estar investigado en Aljaraque sino que lo hace tras empezar a rular por el juzgado correspondiente la denuncia de una mujer, socialista, que lo acusa de presunto ‘acoso sexual’. Por razones obvias no se conocen detalles del contenido de la denuncia bajo secreto de sumario, situación procesal que está propiciando infinidad de bulos o leyendas urbanas sobre tan jodida y espinosa cuestión.
La inesperada dimisión de Caraballo, como presidente de Diputación y como Secretario General del PSOE de Huelva, precipita acontecimientos que muchos esperaban y deseaban en el PSOE de Huelva desde hace tiempo, pero no a estas alturas del calendario.
De lo que sucede a continuación da buena cuenta esta crónica en La mar de Onuba firmada por su director Perico Echevarría. Son detalles de las tripas de una crisis cuyo trasfondo adquiere relevancia regional en el actual contexto del socialismo andaluz.
La gestora, un auto de obligado cumplimiento
Lo de Huelva no es solamente el problema interno de una agrupación provincial a causa de una dimisión y las vacantes dejadas. Conociendo las interioridades del conflicto abierto, el intervencionismo sin contemplaciones de Ferraz, dictando un auto de obligado cumplimiento, con una gestora impuesta por Madrid y que parece diseñada por el propio Mario Jiménez, dejando al susanismo con las patas colgando en San Vicente, dan pista de que el cacareado pacto por arriba entre Pedro y Susana no es tal o al menos acaba de romperse a la luz de las candelas, sin ni siquiera invitarla para ser escuchada en audiencia.
Tras la imposición de la gestora desde Ferraz un estruendoso silencio se ha percibido en las rrss, especialmente en las cuentas habitualmente muy activas de portavoces y dirigentes del PSOE andaluz.
El golpe dado desde Ferraz ha pillado por sorpresa y con la guardia baja a la dirección regional, especialmente al veterano Juan Cornejo, dice que engañado en los acuerdos, con la de mili que lleva este hombre en la Secretaría de Organización del PSOE-A.
Ha sido tan fulminante la actuación de Ferraz, sin margen de maniobra para poder defender el control de los 170 millones de Diputación -clave de bóveda de todo esto- que a la dirección regional solo les queda una salida, suicida pero salida. Judicializar el conflicto y que sean los jueces quienes dictaminen si se han cumplido o no los Estatutos del PSOE en este proceso de resolución de la crisis abierta tras la dimisión de Ignacio Caraballo. No parece que la salida judicial sea la más aconsejable políticamente hablando salvo, insisto, que alguien confunda Huelva con la Guyana francesa.
Más de la mitad de alcaldes y portavoces municipales socialistas de Huelva apoyan por escrito la candidatura de Ezequiel Ruiz para la presidencia de la Diputación. https://t.co/awEHE18E5B
En todo caso no parece que Ferraz, Pedro Sánchez y su núcleo de asesores en materia andaluza, estén dispuestos a dar marcha atrás en una decisión que, sin duda, viene a certificar aquello de fue bonito mientras duró.
Los alcaldes socialistas de la provincia han reaccionado reclamando la autonomía estatutaria para hacer y deshacer en la Diputación. Pero no parece que Ferraz haya hincado el diente para soltarlo con facilidad. Recuérdese que las Diputaciones suelen ser las sedes oficiosas de los partidos a nivel provincial, donde hay millones suficientes como para mantener una red clientelar gracias a inversiones para este o aquel alcalde.
Conforme han ido pasando los meses y sobre todo los acontecimientos graves que padecemos por la Covid-19, han servido para dilatar un compás de espera que parece que se acaba de romper a la vista de todos y con banda sonora incluida, efectivamente, por fandangos de Huelva, como aquel que cantaba el gran alosnero Paco Toronjo:
“Ha apuñalao mi inocencia con mentiras y con traición después se marchó a la iglesia a ponerse bien con dios más falsx nadie lx encuentra”.
Pepe Fernández
Periodista.
Editor y Director de Confidencial Andaluz.
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