El cachonero Francisco Ballestero realiza un nuevo servicio al pueblo con la colaboración del Ayuntamiento.
En tiempos de confinamiento y de escasez de elementos con los que hacer frente al virus que mantiene en vilo al país, son muchas las iniciativas que nacen en cualquier rincón para ayudar a combatir la epidemia. Uno de ellas es la que ha surgido en Galaroza, gracias a la inventiva y el esfuerzo de Francisco Ballestero, un veterano industrial cachonero que, al frente de Bayto Textil, se ha propuesto impulsar la fabricación de mascarillas contra el Covid-19.
Todo empezó cuando se dirigió al centro de salud de la población para donar material que tenía en su fábrica, como batas, cubrezapatos y gorros. Tras la aceptación de estas herramientas, le preguntaron por las ansiadas mascarillas, algo que Francisco no tenía. Pero, como siempre ha hecho en la vida, se puso a maquinar y a pensar en la forma de conseguirlas. Realizó varios intentos, desechó diversos materiales, hizo comprobaciones y tests, hasta que fabricó tres o cuatro modelos que llevó al consultorio. La respuesta fue positiva y le encargaron todas las que pudiera llevar.
Los momentos posteriores fueron frenéticos. Llamadas hasta la medianoche, felicitaciones, peticiones y un sinfín de whatsapp hicieron necesaria una coordinación de la tarea, que ha venido por parte del Ayuntamiento de Galaroza. El Consistorio, según Ballestero, se ha puesto a su disposición para llevar a cabo las operaciones necesarias, tales como llevar el material a casa de los muchos colaboradores que se están ofreciendo, repartir las mascarillas obtenidas y cuidar de la logística y de los aspectos sanitarios.
El procedimiento será difícil. La mera elección del material ya ha sido complicada, porque, según Ballestero, “no vale cualquier tejido”. Por ello, ha decidido utilizar TNT, un tejido sin tejer, compuesto por poliéster, que en su opinión es el más adecuado. Además, habría que esterilizar y envasar el producto, algo que no está al alcance de su fábrica, de momento. Pero, en todo caso, el resultado final tiene el visto bueno de los sanitarios y puede aportar cierta protección en la vida cotidiana de la poblacion, cumpliendo una función social preventiva y concienciadora innegable.
Bayto Textil vende actualmente fundas para jamones, por lo que para fabricar las mascarillas ha tenido que adaptar su maquinaria. Prevé cortar miles de trozos con los troqueles que ya ha elaborado y entregarlos a los voluntarios del pueblo para que los cosan en sus casas. Previamente, les dará las instrucciones para hacerlo, tales como usar guantes, confeccionar bien los pliegues o desinfectar a menudo el lugar de trabajo. Será posteriormente el Ayuntamiento el que se ha comprometido a realizar las tareas de coordinación e incluso de aportar recursos para la adquisición de más material, según Ballestero. Será casi el único coste de este proyecto, ya que Bayto Textil no quiere cobrar su trabajo, aportando así un nuevo servicio a su pueblo.
Según sus previsiones, ahora contaría con material para fabricar unas 4.000 mascarillas, pero pretende ofrecer unas 40.000, para lo cual habría que adquirir alrededor de 7.000 metros de poliéster. Las cifras aumentarán si se concretan las muchas peticiones que ha tenido desde diversos ayuntamientos serranos.
Francisco Ballestero lleva toda su vida dedicada a la industria. Su padre comenzó a fabricar guantes en los años 20 del siglo pasado, y él con tan sólo nueve años se incorporó a la empresa. Se hizo cargo de ella en los años 70 y extendió su objeto a zapatos y otros materiales de protección, fabricando ahora fundas para jamones. Toda una vida dedicada a trabajar, aportando en muchas etapas un servicio a su pueblo que hoy se ve renovado con esta iniciativa que ha recibido el aplauso de todos.
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