Domingo, 14 de marzo de 2021. Recientemente se produjeron graves disturbios en Cataluña como consecuencia de la condena del rapero Pablo Hasél a nueve meses de prisión por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona.
Varios tuits y canciones alaban el uso de la violencia para acabar con un sistema que ya no se puede tolerar, según el rapero. Su encarcelamiento ha puesto encima de la mesa los límites de la libertad de expresión, defendida en una tribuna por artistas tan destacados como Serrat, Pedro Almodóvar o Javier Bardem. La libertad de expresión, un derecho que Hasél dice que quiere proteger ante, según declara, una corona corrupta e ilegítima.
Es el eje conductor de la letra de “Ni Felipe VI” cuyo título expone una confrontación directa con la monarquía. En su estribillo destaca la esencia de la libertad de expresión: “No hay quien me quite esto, ni Felipe VI”, y arremete tanto contra los Borbones como contra el gobierno actual al que tacha de “tan mal llamado gobierno progresista”.
La letra de la canción apela a la violencia (tirano, opresor, movilización, grito, guillotina, guerra, decadente o la barbarie del poder, son algunos de los términos empleados) como solución política. En cuanto al uso insistente de negaciones en su texto, contribuye a enaltecer el poder de la sociedad civil y la inexorabilidad del enfrentamiento (impedís, ni Felipe VI, sin libertad de expresión y de información no hay democracia).
La agitación a la que llamaba en su canción ha encontrado adeptos entre un sector de la juventud española que no ha dudado en estimular movimientos de agitación social.
Un motín juvenil
Los jóvenes amotinados se están movilizando en contra de lo que aparece a sus ojos como una monarquía impugnada frente a la cantidad de escándalos que ha dañado la imagen de los Borbones. La abdicación del rey Juan Carlos I a favor de Felipe VI en 2014 ya fue, en su momento, parte de una estrategia para apaciguar a los ciudadanos españoles. Se produjo tras múltiples escándalos en torno al rey emérito y su familia (abuso de poder y evasión de impuestos; caza de elefantes en Botsuana, entre otros).
Felipe VI ha condenado públicamente la actuación de su padre porque pretende marcar una nueva etapa de la monarquía española cuya reputación intenta salvar. La salida de España de Juan Carlos también pretendía romper entre estos dos reinados.
Qué dicen los ciudadanos en los estudios del CIS
Cabe preguntarse si las palabras del rapero catalán contra la familia real reflejan el sentimiento general de los españoles hacia la monarquía. Si nos referimos a las últimas cifras de las estadísticas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), solo el 0,3% de los españoles encuestados dice estar preocupado por la situación de la monarquía, que aparece en el puesto n°32, por tanto, por detrás de otros 31 problemas más “preocupantes” como la sanidad, la economía y el paro.
Sin embargo, hay que matizar estos resultados por varias razones. En primer lugar, el CIS llevaba muchos años sin preguntar a los españoles sobre la monarquía y esta encuesta, que por fin incluye una pregunta sobre el tema, llega en plena crisis sanitaria. Por último, las recientes manifestaciones muestran un violento rechazo hacia unas instituciones que, según los que protestan, carecerían de bases democráticas, y de ello se ha apoderado Hasél, por ejemplo.
Pero ya se habían producido previamente otros acontecimientos violentos: podemos recordar, en particular, el episodio de las fotos de la familia real que fueron quemadas en Cataluña durante la fiesta de la Diada del año pasado, por ejemplo.
El papel de Unidas Podemos
Por último, múltiples encuestas realizadas por los medios de comunicación con preguntas muy cerradas como “¿estaría usted a favor de un referéndum sobre la continuidad de la monarquía?” muestran estadísticas (entre el 40 y el 50%) que podrían inquietar a la familia real.
No tienen el mismo peso que los del CIS, por supuesto, pero sus resultados traducen en parte, sin embargo, varias demandas de democracia real, el lema del movimiento de los Indignados. La investigación del CIS a finales del 2020 fue un golpe para Unidas Podemos de Pablo Iglesias, que se sumó al primer gobierno de coalición de la democracia presidido por el socialista Pedro Sánchez. Iglesias fue acusado de utilizar la imagen degradada de la monarquía como una ofensiva estratégica.
En repetidas ocasiones ha criticado a la institución monárquica, que a su juicio no refleja los verdaderos principios democráticos, y ha afirmado que la gobernabilidad de un país no debería depender de la transmisión sanguínea sino del resultado de unos comicios (“por elecciones y no por fecundación”), y ya lo ha dejado claro: “Nosotros no decimos ‘Viva el Rey’. Nosotros decimos ‘Viva la República’”.
Además, los partidos independentistas ERC, JxCat, Bildu, CUP y BNG firmaron el año pasado un manifiesto contra la monarquía española.
Felipe VI se enfrenta a una grave crisis institucional. Aunque reconoció el papel de su padre durante el 23-F y la Transición Democrática, lo cierto es que la propia transición está siendo revisada, especialmente con el impulso del movimiento de recuperación de la memoria histórica. El contexto es ciertamente complejo, pero las diversas declaraciones y acciones recientes demuestran que Felipe VI pretende recuperar la imagen de la monarquía del siglo XXI.
Sabrina Grillo, Profesora de Civilización Española Contemporánea y Asociada de Español, imparte clases en la Universidad de Paris-Est-Créteil. Es autora de una tesis sobre Juan Negrín, último jefe de gobierno de la Segunda República de España, que explora un corpus textual, fotográfico y fílmico. Sus comunicaciones y publicaciones más recientes tratan sobre la historia contemporánea y el papel de la imagen en la interacción de los sistemas de representación (mediática, política y social) en el mundo español contemporáneo.
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