Siete preguntas para entender qué es la viruela del mono y cómo actuar

Centers for Disease Control and Prevention, National Center for Emerging and Zoonotic Infectious Diseases (NCEZID)

 

Viernes, 20 de mayo de 2022. En lo que llevamos de mayo, tanto Reino Unido como España, Portugal, Italia y Estados Unidos han informado de varios casos de viruela del mono que han disparado las alarmas.

1. ¿Qué es la viruela del mono?

Se trata de una zoonosis (enfermedad transmitida entre animales vertebrados y el hombre) producida por un virus ADN. Aunque produce síntomas y tiene una presentación similar a los de la viruela, enfermedad erradicada desde 1980, presenta menor gravedad, transmisibilidad y mortalidad.

Es endémica principalmente en África Central y Occidental, y durante los últimos años ha habido un claro incremento tanto en su frecuencia como en su distribución. Se han reportado casos importados esporádicos, fundamentalmente en Reino Unido. Existen dos variantes: la variante de África Occidental y la de África Central.

2. ¿Cómo se contagia?

Se cree que la transmisión es producida a través de la saliva o excreciones respiratorias, o por contacto con el exudado de la lesión o el material de la costra. También se está barajando la posibilidad de contagio durante las relaciones sexuales y que la excreción viral a través de las heces pueda representar otra fuente de exposición, aunque se necesitan más datos sobre ello.

La transmisión sostenida de persona a persona es limitada y es mucho menos eficaz que la transmisión de animal a persona

3. ¿Qué síntomas produce?

El periodo de incubación de la enfermedad (tiempo desde la infección al inicio de los síntomas) suele ser de 7 a 14 días, aunque puede variar entre 5 y 21 días.

El cuadro se inicia con síntomas similares a los de un cuadro gripal (fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, escalofríos y agotamiento), al que se asocia una importante inflamación de los ganglios. Posteriormente aparece una erupción, que a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo, particularmente a las manos y los pies. Estas lesiones van pasando por diferentes etapas antes de formar una costra y caer finalmente. El curso de la enfermedad suele durar de 2 a 4 semanas.

La viruela del mono no parece ser contagiosa durante su período de incubación, sino una vez que aparecen los síntomas y persiste la posibilidad de contagio hasta que las costras se desprenden.

4. ¿Cómo se diagnostica?

Para llegar al diagnóstico, se pueden tomar muestras de las lesiones cutáneas, de las costras y de la orofaringe. Se suelen emplear técnicas moleculares mediante PCR para su diagnóstico.

5. ¿Cuál es su gravedad?

Las complicaciones más frecuentes son la sobreinfección bacteriana de las lesiones, la queratitis, la bronconeumonía, la sobreinfección corneal o la encefalitis.

La mortalidad descrita en los brotes en África varía del 1 al 10 %. Los casos identificados en Reino Unido son de la variante de África Occidental, que tiene una mortalidad de aproximadamente el 1%, frente a la variante de África Central que tiene mayor mortalidad (10%).

Las mayores tasas de mortalidad se presentan en niños, jóvenes e inmunodeprimidos. Se ha observado un curso más severo de la infección en personas no vacunadas frente a la viruela.

6. ¿Tiene tratamiento?

No existe un tratamiento antiviral específico. Se ha empleado de manera experimental algún antiviral. El tratamiento que se administra es de soporte, para el control de los síntomas y para evitar las sobreinfecciones bacterianas.

7. ¿Qué medidas de aislamiento deben aplicarse ante un caso sospechoso?

Al ser un virus de nueva aparición en España, se están elaborando en estos momentos los protocolos para su manejo específico.

Según la definición de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) y recién adoptada provisionalmente por el CCAES y las comunidades autónomas españolas, habría que sospechar viruela del mono en sujetos con exantema vesicular sin causa explicable en cualquier parte del cuerpo asociado al menos uno de los síntomas clásicos de la infección por viruela del mono (enfermedad aguda con fiebre, dolor de cabeza intenso, dolores musculares y articulares, dolor de espalda, adenopatías) desde el 15 de marzo de 2022.

Además debe cumplir otros requisitos: tener vínculo epidemiológico con un caso confirmado o probable de viruela de mono en los 21 días previos al inicio de los síntomas; o ser un hombre que tiene relaciones sexuales con hombres (HSH); o haber estado de viaje en África Occidental o Central en los 21 días anteriores al inicio de los síntomas.

En el momento actual, y con la información disponible, se desconoce cuál será la evolución epidemiológica de la viruela del mono. Por ello, se aconseja a cualquier persona que tenga dudas de que pueda estar infectada que utilice mascarilla y mantenga las lesiones cubiertas.

Además, es conveniente ponerse en contacto con el centro sanitario de referencia o las autoridades de salud pública locales para tomar las decisiones diagnostico terapéuticas más oportunas en cada caso.

Marta Díaz Menéndez es Coordinadora de la Unidad de Referencia de Patología Importada y Salud Internacional. Hospital Universitario La Paz-Carlos III (Madrid), Servicio Madrileño de Salud y José Ramón Arribas, Jefe de la Sección de Medicina Interna y coordinador de la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital Universitario La Paz, Servicio Madrileño de Salud.
El virus de la viruela del simio, un viejo conocido
por Guillermo López Lluch

 

No habíamos terminado de recuperarnos del sobresalto que nos ha provocado el SARS-CoV-2 con sus diferentes variantes y ahora brotes de viruela del simio han venido a decirnos que en el mundo hay virus y que pueden provocarnos daños. Por si, por casualidad, comenzábamos a olvidarnos de ello.

Lo llamativo de este asunto es que estos brotes no son nuevos, tal y como ilustró Raúl Rivas González en su artículo sobre esta viruela. Ya en 2003, la importación de animales salvajes a Estados Unidos y su relación con animales de ese país provocó que el virus de la viruela del simio contagiase a animales utilizados como mascotas y acabase provocando esta enfermedad a más de 800 personas.

De hecho, desde hace tiempo se lleva alertando sobre el hecho de que el cese de la vacunación contra la viruela humana en zonas endémicas del virus de la viruela del simio ha provocado aumento de los casos de infección por este virus en humanos.

¿Nos suena la historia? Es bastante conocida. Virus afecta a animales salvajes, esos animales salvajes interactúan con el ser humano, contagio del ser humano por virus que afectan a otros mamíferos y, finalmente, problemas de salud en los humanos. Acabamos de casi salir de una pandemia que debería haber activado las alarmas sobre estos hechos.

Si quieren conocer más sobre la facilidad con la que ocurren estas zoonosis o infecciones que pasan de sus organismos habituales a otros animales, les recomiendo que lean el libro Contagio de David Quammen. Preocupante, muy preocupante.

¿Cómo infecta el virus a las células?
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Tras dos años de pandemia y hablando de virus, mutaciones y cepas casi todos los días, ya deberíamos conocer que no todos los virus se contagian de igual forma. En esencia porque el mecanismo que utilizan para entrar en las células es diferente. Y eso hace que afecten a unas células y no a otras, además de transitar entre personas contagiadas y no contagiadas de manera diferente.

Afortunadamente, los virus de la familia que causa las viruelas, los Orthopoxvirus, no son virus que se dispersen fácilmente por el aire, aunque sí están presentes en las gotitas de aire que soltamos al toser o estornudar. A diferencia de los aerosoles por los que se dispersan los coronavirus, los virus de la viruela requieren un contacto más directo con los contagiados y con sus efluvios. Otra ventaja se encuentra en el hecho de que la capacidad de contagio comienza cuando las primeras pústulas ya están presentes en boca y garganta, por lo que un contagiado fácilmente puede prevenir el contagio de otras personas.

A diferencia de otros virus, la estructura de los virus de este grupo es muy compleja. Eso les permite usar diferentes mecanismos para infectar las células a las que invade, incluyendo la hemaglutinina utilizada por los virus de la gripe. Los simios y los humanos somos tan parecidos que un virus que afecte a los simios puede sin duda afectar a los humanos empleando los mismos mecanismos. Al fin y al cabo no somos más que una rama evolutiva desgajada del tronco común del que también salen nuestros primos, los simios. Y, además, la variolización utilizada por Edward Jenner para inmunizar a casi toda la humanidad se basa en este principio: la similitud entre el virus de la viruela vacuna y el humano.

Como en el caso de la viruela humana, el virus de la viruela del simio utiliza a las células del sistema inmunitario como blanco. Esto explicaría las inflamaciones de los ganglios que se observan en esta infección. Las primeras células a las que afectan son monocitos, que se convierten en macrófagos en los tejidos y que pueden llegar a otros órganos como la piel, donde se producen las pústulas.

Una particularidad interesante de estos virus es que se dispersan entre las células pasando directamente de una célula infectada a otra no infectada mediante puentes generados por el citoesqueleto. Es decir, manipulan la organización del citoesqueleto para generar puentes que permitan el paso de los virus de una célula a otra sin necesidad de salir al exterior. Mantenerse “escondidos” hace que el sistema inmunitario basado en anticuerpos no los pueda detectar con facilidad.

¿Qué podemos hacer ante esta nueva amenaza?

Para frenar los brotes, lo primero que hay que hacer es detectar a los infectados, aislarlos y evitar cualquier otro contagio. Aquí, encontrar al o a los pacientes cero resulta esencial para cortar el contagio.

El segundo reto es más complejo, ya que supone eliminar ciertas prácticas que están provocando que estas zoonosis sean cada vez más graves. Lo que deberíamos hacer es evitar consumir y distribuir animales que se encuentran en la naturaleza, y especialmente en la naturaleza de zonas poco frecuentadas por humanos. Estos animales sufren enfermedades provocadas por organismos que fácilmente podrían pasar a nosotros. Creo que ya deberíamos haber tomado nota al respecto.

Y, obviamente, conociendo que la inmunidad contra la viruela humana protege frente a la viruela del simio, lo más sencillo es utilizar dosis de vacuna contra la viruela humana, que de sobra sabemos que funciona, e inmunizar a quien necesite ser inmunizado. De hecho, esa estrategia es la que parece haber adoptado rápidamente el gobierno español adquiriendo miles de dosis de la vacuna. Esperemos no tener que utilizarlas.


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