por Antonio Ramos Iglesias
“No, no le sucede nada a la pelota; Esto es rugby” Con esta frase más de uno tuvimos – y tuvieron – que explicar en qué consistía este deporte, desconocido para muchos y que a cuenta gotas llegaba en esporádicas apariciones a nuestro entorno. Curioso para una práctica que aglutina millones de seguidores alrededor del mundo y que en países tan dispares como Nueva Zelanda, Sudáfrica o Gales toma la delantera; allí más bien lo extraño es ver en un patio de colegio una pelota esférica.
El crecimiento del Rugby, ese deporte del que dicen “es de animales y los juegan caballeros”, ha sido exponencial. Un deporte que ha militado históricamente en el amateurismo; y sin embargo le ha llevado a tener cotas de seguimiento mundial y mediático solo comparables con el fútbol y las olimpiadas. España tampoco ha sido una excepción y el pasado año se batieron los records de inscripciones federativas, una progresión aritmética que lo coloca como el quinto deporte en nuestras fronteras y que da alas a los que aspiran a colocar en un futuro no muy lejano a los equipos y selecciones en el máximo nivel internacional.
¿Y en Huelva? Ya lo comentaba. Aún toca explicar que sí, en Huelva hay rugby, clubes, cultura de oval e historia, mucha historia. El legado inglés no sólo dejó una arquitectura única, apellidos en parte de nuestra población y el amor al deporte del balompié sino que también impuso en estas tierras un juego que enfrentaba a 15 contra 15 desde comienzos del pasado siglo, con referencias contrastadas que lo atestiguan. No hubo continuidad, es cierto; pero poco ha faltado. Hablar de rugby onubense en un marco actual hace necesario traer a la memoria aquel Atalaya de principios de los 80, el Laboro, el Rugby Huelva… y el Universidad, una sección deportiva que sirvió de germen allá por 1996 para lo que hoy es el principal club y durante las últimas décadas único conjunto en nuestra provincia, el Club de Rugby Tartessos de Huelva. Además hay que sumar la creación de un segundo club, Rugby Huelva Unión, algo impensable solo algunos años atrás.
Todo por lograr y mucho conseguido. Así se podría definir la actualidad de este deporte en nuestra tierra que tiene indiscutiblemente ligado el nombre del Tartessos y la imagen de un lince, siempre en peligro y sin embargo; presente y al acecho, al igual que el club.
Los linces cogieron el testigo y no pararon; no solo en practicar este deporte; al fin y al cabo eran unos románticos – término muy en boga siempre respecto a los rugbier – sino en difundir, hacer crecer y mostrar los valores que entraña. La filosofía de esfuerzo, integración, respeto y compañerismo sin la que es imposible entenderlo. Hacer rugby sí; pero sobre todo ofrecer rugby. Y desde entonces, el club ha crecido y ha pasado de no lograr federarse a obtener el primer ascenso de un club de este deporte en nuestra provincia, ahora los linces militan en la primera categoría del rugby andaluz; algo así como la segunda “b” si hiciéramos su símil con el fútbol. Pero sobre todo hay futuro, sino, que le pregunten a los más de cien chicos y chicas desde los 6 a los 18 años que forman parte de la cantera onubense y que dicen que sí; que el fútbol está muy bien pero a ver quién se atreve a quitarles a ellos el balón ovalado de la mano, metafórica y literalmente.
Y no ha sido fácil; también los linces han vivido su particular travesía en el desierto. No sabemos si entre las dunas de Doñana; pero conseguir lo que hoy tiene este deporte ha supuesto más de un paso hacia atrás y más de un obstáculo – y dos -. Si las ayudas, económicas o no, suelen ser complicadas; en un deporte minoritario – al igual que tantos otros – la cosa se agudiza aunque el ingenio y la voluntad también. Han pisoteado mil campos y esa es ahora su principal batalla, lograr unas instalaciones estables y acordes a la evolución del primer equipo y a las necesidades de cantera, en pleno auge y crecimiento donde entrenar en su día a día ya que, por suerte y gracias a la colaboración de la Diputación, cuenta con una de las joyas más envidiadas por los otros equipos para sus partidos oficiales, el Estadio Iberoamericano. Huelva tiene presente, tuvo pasado y desde luego un futuro prometedor en el rugby, los linces lo saben, ahora también tú.
EL RUGBY ES COSA DE CHICAS
El rugby también tiene su lado femenino en Huelva. Las chicas del Rugby Tartessos vuelven a ser una realidad tras algunos años de altibajos en los que por número de jugadoras, el equipo fluctuó. Eso no les ha impedido ganar torneos y campeonatos si bien hasta este 2016 las linces no han terminado de asentarse. Ahora, con un equipo compacto y numeroso se enfrentar a su mayor reto, logar una base sólida deportiva con la que competir la próxima temporada en lo que sería un nuevo logro para el rugby provincial. Las féminas tartésicas no tienen nada que envidiar a sus coetáneas andaluzas y capitaneadas por toda una veterana a los máximos niveles nacionales, comienzan a ser ya reconocidas y seguidas. El rugby nunca entendió de clases ni de géneros. En Huelva esa máxima también se cumple.
Sea el primero en desahogarse, comentando