por Juan Tortosa
Doce minutos mareando la perdiz con Cataluña, y yo, que había apostado por el TD1 de TVE para conocer la secuencia de Rodrigo Rato entrando en prisión y escuchar sus declaraciones completas a las puertas de Soto del Real, me he tenido que ir para verlas a Antena Tres y a Telecinco que, por supuesto, han abierto con ello.
Los telediarios de Televisión Española transmiten un cierto acojono de sus responsables. La desvergonzada política de acoso y derribo con la que presiona el PP parece que consigue surtir efecto y ante la duda, los populares acaban beneficiándose de una consideración que no se merecen. Pero es que los espectadores, queridos responsables de informativos en TVE, tampoco se merecen esos miedos. La cara dura del PP no puede redundar en un plus añadido a su favor y un claro perjuicio a los intereses de la ciudadanía.
Cabe la posibilidad –ingenuo que es uno- de que lo hayan hecho para generar expectativa y mantener fiel a la audiencia, ansiosa ésta de ver a Rato entrar por fin en chirona. Pero si ha sido por eso se han equivocado porque lo que hecho yo, y no creo que haya sido el único, ha sido migrar a ver las imágenes en las otras televisiones, donde han satisfecho solícitos mi curiosidad otorgándole a la noticia la prioridad que merecía. Zapeaba una y otra vez hacia nuestra querida televisión pública, deseando en mi fuero interno que no quedaran más tiempo en evidencia, pero los minutos iban pasando y la tesis doctoral sobre Cataluña continuaba en antena.
Había aún más noticias jugosas para ofrecer este miércoles, es verdad, como la encuesta del CIS o la petición de perdón (qué bueno que los responsables de altas instancias se decidan a adquirir esta sana costumbre) del presidente del Tribunal Supremo por el chapucero episodio de las hipotecas. Sí, ha sido una jornada fértil pero, aplicando criterio periodístico puro y duro, sobre la noticia con la que había que abrir no podía existir duda alguna. Y no ha existido en ningún sitio… salvo en Televisión Española, donde quienes se afanan por dignificar unos telediarios que los esbirros peperos dejaron maltrechos, esfuerzo que se aprecia, no acaban de quitarse de encima los miedos a la amoralidad que caracteriza a los inquilinos de la madrileña calle Génova ni a sus ataques.
Esas imágenes vitales, clave, y yo diría que históricas, significan mucho para los pringaos de siempre que asisten impotentes al trato impune del que tanto disfrutan en España los privilegiados como Rato cuando cometen algún delito. Esa imágenes deben, y tienen que, abrir los informativos de hoy. Así se caiga el mundo.
Juan Tortosa publica ‘Periodistas (El arte de molestar al poder)’
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