Lunes, 6 de mayo de 2024. El 2 de mayo de 1879 un puñado de trabajadores fundaron el PSOE en una fonda de la calle Tetuán de Madrid. Hoy conmemoramos este aniversario con el orgullo de mantener tan presente y tan vivo como entonces el viejo sueño de la emancipación de la clase trabajadora, el fin de la explotación del hombre por el hombre.
No celebramos, por tanto, el último día de estos 145 años de socialismo, sino el primer día de los siguientes 145.
Sí, somos partidarios de la memoria. No para mirar atrás con ira. No con ánimo de revancha. Tampoco para cobrarnos facturas pendientes, y las hay con algunos de los apellidos que aún hoy pretenden tumbarnos con juego sucio.
No. Miramos atrás en la historia porque podemos. Nosotros sí podemos mirarnos en nuestra historia de servicio al país sin bajar la cabeza con vergüenza. Miramos atrás, sobre todo, para ser conscientes y aprender que la historia se repite y que hay fuerzas capaces y dispuestas para frenar, si les dejamos, cualquier progreso en la igualdad, en la libertad y en el bienestar de las mayorías.
Miramos atrás para tomar ejemplo del compromiso, del esfuerzo, de la militancia emancipadora de hombres y mujeres como Pablo Iglesias Posse, Julián Besterio, Fernando de los Rios y Clara Campoamor, de Alfredo Pérez Rubalcaba, Carmen Chacón, Ernest Lluch y Pedro Zerolo.
Aquellos hombres y mujeres dieron y ganaron batallas decisivas para el interés general. Las batallas de hoy también son decisivas y dramáticas. La oleada ultra, el avance de la extrema derecha, la máquina del fango, pretenden lo de siempre: detener el progreso civilizatorio para la emancipación de los trabajadores y las trabajadoras, profundizar en beneficio propio las desigualdades y las injusticias de nuestra sociedad.
La máquina del fango no constituye una ideología, porque no pretende un corpus de ideas con las que organizar el espacio público. No es un programa político, porque no busca atender las necesidades de la gente. Se trata solo de una estrategia espuria para alcanzar el poder y ejercer un poder no democrático, contrario al interés de las mayorías, al avance civilizatorio y al progreso de los derechos humanos.
Se nutren del miedo y la frustración de mucha gente ante la aceleración y las consecuencias injustas de algunas de las transiciones globales en marcha. A quienes sienten miedo y frustración les ofrecen falsos culpables en los que descargar la ira, como los socialistas, las feministas, los inmigrantes, los ecologístas… Les ofrecen el falso refugio de los valores más tradicionales, como la nación, la religión, la raza, el patriarcado…
Se valen de viejos resortes con nuevas herramientas, como el odio, la dialéctica amigo-enemigo, la desinformación, los bulos, la deshumanización del adversario…
Han sido un peligro cierto durante los últimos 145 años y lo serán en los 145 años que tenemos por delante.
Por eso es preciso llamar la atención sobre la necesidad imperiosa, clave, de defender al PSOE, de proteger al PSOE, de fortalecer el PSOE. Más allá de uno u otro propósito institucional o electoral a corto plazo. Más allá de cualquier crítica, o pretensión o ambición personal legítima. Más allá de estas u otras listas… Fortalecer al PSOE.
Porque cuando el PSOE está fuerte y unido, este país avanza en igualdad, en libertad, en derechos y en bienestar.
Y cuando el PSOE está débil y dividido, este país retrocede.
Circula por ahí un vídeo con palabras del director de uno de esos pseudo medios que constituyen la máquina del fango. Nos invita a estar preparados para nuestro final trágico.
Demostremos que, 145 años después, seguimos preparados para plantar cara a la reacción, y para seguir cumpliendo el sueño eterno de la emancipación de los trabajadores y las trabajadoras.
Rafael Simancas es Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y Asuntos Constitucionales y diputado en el Congreso por Madrid
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