El cargo de un seguro nunca solicitado deja a trabajadora marroquí en “descubierto” desde su primer día como clienta de Banco Santander.
La situación expone un patrón de abusos bancarios similares a los perpetrados por CaixaBank contra miles de trabajadoras temporeras en Huelva, revelados por La Mar de Onuba en 2022.
Jueves, 8 de noviembre de 2024. El pasado 8 de julio, NB una trabajadora agrícola de origen marroquí residente en uno de los “asentamientos de la vergüenza” de Huelva, en su caso ubicado en el término municipal de Lucena del Puerto, acudió a la sucursal de Banco Santander en Moguer para abrir una cuenta bancaria. Un trámite necesario para gestionar los pagos de su inminente empleo en una empresa dedicada al cultivo de frutos rojos de la comarca onubense. Un procedimiento, aparentemente simple, que se convirtió en una auténtica trampa financiera que revela un patrón ya conocido de abusos bancarios hacia clientes migrantes y trabajadoras agrícolas en situación de vulnerabilidad.
Sin acceso a la banca digital, cobros irregulares e ilegítima retención de fondos
La clienta descubrió que algo iba mal en su cuenta cuando recibió su primer salario de la empresa que la había contratado. Al intentar retirar dinero del cajero, no pudo. Su cuenta estaba en situación de descubierto, y el banco había retenido cualquier ingreso hasta su resolución. Además, un conocido le envió 40 euros mediante Bizum para intentar ayudarla, pero esos fondos también fueron absorbidos para cubrir el saldo negativo.
Intentando averiguar más sobre la situación, la clienta trató de acceder su cuenta a través de la banca digital de Banco Santander. Sólo para descubrir que no podía realizar ninguna operación debido a un “error” en su número de teléfono registrado por el banco. Esta equivocación le impedía consultar sus movimientos, revisar su saldo o realizar cualquier tipo de operativa, aumentando la situación de indefensión ante el descubierto en el que se encontraba.
Con ayuda de una intérprete (a través del sistema manos libres su propio teléfono) y dos perdonas mediadoras a las que ella misma pidió que la acompañaran (una de ellas quien firma este artículo), NB acudió el pasado 30 de octubre a la sucursal de Banco Santander en Moguer para intentar aclarar la situación. Allí solicitó la información y toda documentación relacionada con su cuenta, y aunque el personal del banco mostró inicialmente evasivas con diferentes excusas, como cuestionar la validez de su propia identificación, finalmente le entregaron los documentos requeridos.
Fue entonces cuando NB descubrió que la entidad bancaria la había cargado, sin su consentimiento, un cobro de 151,83€ por una póliza de accidentes de Santander Generales Seguros y Reaseguros que ella nunca solicitó.
Sin embargo, cuando pidió la copia de la póliza supuestamente suscrita, así como una explicación de por qué se le había cobrado sin autorización y tanto la anulación como la devolución del importe, el banco adoptó una actitud defensiva, llegando una de las empleadas a coger el teléfono móvil de la clienta para ver si estaba grabando la conversación, actitud que fue recriminada por este redactor. Acto seguido, y a pesar de que hasta ese momento la intérprete había facilitado de común acuerdo la comunicación hasta ese momento, la trabajadora de la sucursal decidió abruptamente dejar de reconocer a esta y a las personas mediadoras como interlocutores válidos, y dio por terminada la asistencia de forma unilateral.
Medidas urgentes y prueba documentada de la situación
Ante la negativa del banco a continuar con la atención y resolver el problema, los mediadores decidieron realizar un ingreso en el cajero automático, registrando el acto en vídeo como prueba de la situación. Este ingreso fue realizado para dejar el saldo de la cuenta de NB «a cero», ya que, además, el banco había añadido un cargo adicional de 49 euros en concepto de “gastos” derivados del descubierto causado por el seguro no autorizado.
A pesar de la solicitud explícita de la clienta para dar de baja el seguro y devolver el dinero cobrado indebidamente, el cierre abrupto de la atención en la oficina indica que el seguro no ha sido anulado ni se ha procedido a la devolución del importe, mantenido la posición de abuso de la entidad bancaria y la situación de desprotección total.
Descubrimiento inesperado: firma falsificada en la póliza de seguro
Al regresar a su domicilio en el asentamiento chabolista en el que reside, NB y sus acompañantes revisaron minuciosamente la documentación obtenida. Para su sorpresa, descubrieron que la firma de la clienta en la póliza del seguro no coincidía con su firma auténtica. Este detalle, que apunta a una posible falsificación, sugiere que el seguro fue añadido a la cuenta sin el conocimiento ni la autorización real de la clienta, utilizando una firma que no le pertenece.
Este hecho agrava aún más la situación, mostrando una posible manipulación deliberada para imponer y cobrar productos financieros no solicitados.
Este caso en Banco Santander recuerda otras prácticas fraudulentas similares que La Mar de Onuba desveló en 2022. CaixaBank estuvo, si es que no lo sigue haciendo, cobrando durante años seguros no autorizados a miles de temporeras marroquíes que trabajan en las campañas de la fresa en Huelva. Entre 2013 y 2019, CaixaBank impuso estos seguros sin proporcionar documentación ni facturas, drenando parte de los salarios de estas trabajadoras y generando deudas que las sumían en una situación financiera insostenible.
Este redactor llegó a poner estos hechos en conocimiento de los juzgados de Huelva en julio de 2022, detallando cómo CaixaBank imponía estos seguros a las temporeras sin su consentimiento. Sin embargo, las autoridades judiciales -ni otras- no han mostrado el más mínimo interés en investigar este fraude, y CaixaBank, que admite no poder refutar lo denunciado por esta revista, ha evitado iniciar una investigación oficial, manteniendo su impunidad, alegando que "no constan quejas" de las personas de cuyo dinero se ha estado apropiando ilegalmente durante años.
Patrón de abusos bancarios hacia trabajadoras migrantes y vulnerables
Estos casos en Banco Santander y CaixaBank demuestran un patrón de abuso financiero hacia clientes en situación de vulnerabilidad, como las trabajadoras marroquíes de la fresa. Las entidades bancarias aprovechan la falta de acceso a la información, las barreras idiomáticas y la precariedad laboral de estos clientes para imponer productos no solicitados y retener ingresos bajo conceptos de descubiertos y cargos adicionales.
La impunidad con la que operan entidades como CaixaBank y Banco Santander refleja una grave ausencia de protección para los consumidores más vulnerables. También una falla más en el control de las autoridades afectas a los programas de contratación en origen de personas temporeras. Una falta de acción que deja a miles de personas expuestas a abusos financieros que afectan directamente sus ingresos y su estabilidad económica.
Santander ha hecho que la policía del distrito de La Unión, provincia de Piura,departamento de Piura, país PERU,le quite su carro estando con sus cuotas de pago puntuales,y lo tienen abandonado en la calle, mi hijo hizo su reclamo a Santander Lima Perú y no le solucionan y tampoco le permiten seguir pagando las cuotas. Toda la familia estamos estrenamos por esta injusticia