«La única manera es perpetuar la lucha por mejorar la sociedad y eso significa tener gente capaz y comprometida», señala el ex presidente uruguayo.
José Alberto Mujica, más conocido como Pepe Mujica, fue el cuadragésimo presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, un periodo en el que se aprobaron leyes progresistas e importantes para el pueblo como la regulación del mercado de la marihuana, el matrimonio igualitario o la despenalización del aborto.
Uno de los logros o cosas más importantes que hizo Pepe Mujica en su gobierno fue la histórica reducción de la pobreza en Uruguay, la mayor distribución de las riquezas y el desarrollo de la economía del país. Debido a ello, es una de las voces más consultadas y reconocibles de la política mundial. Eldiario.es ha querido hablar con él.
«Toda mi vida he sido un militante social, soy una especie de campesino frustrado, me encanta la tierra, amo la naturaleza. Saqué la cuenta y llevo 71 años militando, así que estoy como programado. Sigo militando. Ahora voy a ir al Senado, creo que no resisto mucho tiempo porque me aburro, pero siempre he dicho que el mejor dirigente no es el que hace más, sino aquel que cuando desaparece deja gente que lo supera con ventaja», ha indicado el líder social uruguayo al medio digital.
Sobre la victoria de la derecha en el país latinoamericano, Mujica indica que «en Uruguay, como en todas partes, está operando la maduración del fruto de la cultura que ha sembrado el capitalismo, que necesita hacernos compradores compulsivos para perpetuarse y garantizar la acumulación».
«Confundimos felicidad y progreso con comprar cosas nuevas sin plantearnos si somos más o menos felices y gastamos gran parte de la peripecia de nuestra vida para conseguir esos medios económicos que nos permiten hacer frente a esa demanda. Siempre vamos como el burro que persigue la zanahoria», señala.
«En el país ya hubo ensayos anteriores, aunque no tan grandes como este, y después se rompieron. Están apurados por lograr antes de romperse. Veremos qué pasa. Están operando algunas metodologías que han aparecido en América Latina», indica el expresidente. Continúa indicando que «hay una tendencia de las fuerzas conservadoras a sustituir los viejos golpes de Estado por campañas publicitarias, hay una domesticación de la justicia, una judicialización de la política, tratando de sacar partido de actos que puede haber más o menos cuestionables, que son insignificantes en Uruguay, pero existen».
«Las fuerzas más conservadoras siempre se han presentado con un halo de moralina y después son la cosa más podrida que ha existido. Siempre ha sido así a lo largo de la historia», razona.
El expolítico también ha hablado de España y de su situación política: «Es difícil, pero me sorprendió porque España estuvo de hecho como un año y pico sin gobierno y la economía creció un poco, ni mejoró ni empeoró, es como para hacerse anarquista. Parece que no se precisa tanto gobierno, las cosas andan solas (risas). No sé… quiero mucho a España, mi juicio puede estar torcido por el afecto que le tengo.
«Hay problemas como en todos los lados, pero yo después de España viajé a Río de Janeiro y es como cambiar de mundo. Una ciudad gigantesca llena de gente pobre durmiendo en la calle, con problemas sociales a patadas. Yo sé que Europa no está contenta, que está disconforme, pero si mirara al otro lado del charco… Somos complicados los humanos», razonó Mujica.
Sobre Estados Unidos y el giro a la izquierda que parece tomar el partido demócrata con perfiles como el de Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortez, ha señalado que «es interesante. Estados Unidos es tan grande y diverso… hay un mundo universitario muy fuerte, muy importante, que tiene un peso incuestionable. Y se está dando otro fenómeno rarísimo, el fracaso de liderazgo de generaciones intermedias. Hay una cantidad de ancianos que son muy respetados por los jóvenes. Sanders no es precisamente un nene y sin embargo es el preferido de los jóvenes. Hay que analizar ese fenómeno».
Mujica cree que los demócratas pueden tener posibilidades: «Creo que sí, hay una visión más rica, menos confrontativa. Los lobbies tienen un peso terrible, pero hay derechas y derechas. Lo de Trump no es solo una derecha, es una especie de fantasía porque (Charles) de Gaulle y (Konrad) Adenauer eran de derecha, pero no puedo compararlos con el señor Trump. La democracia representativa queda como cuestionada. Si en un país tan importante como EEUU eligen un personaje como este, ¡mamma mía!, lo que está cuestionada es la propia metodología de la democracia representativa».
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