Alrededor de un 8,5% de la población española tiene una discapacidad; es decir, presenta deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales. Es un tema del que no se suele hablar, pero ¿por qué existen prejuicios sobre estas personas? Solemos juzgar a las personas antes de conocerlas solo por su aspecto físico, y esto es lo que se hace con las personas discapacitadas. Al hablar con ellas se les trata de otra manera porque van en silla de ruedas, por tener algún síndrome o por ser invidentes y, si nos pusiéramos en su lugar, no nos gustaría que eso pasara. En ocasiones hay gente que, incluso, se ríe de estas personas, porque creen son diferentes, y no lo son. Son personas con capacidades diferentes. Estaría bien que nos respetásemos por ser personas, no por cómo somos o por nuestras dificultades. Las personas con discapacidad tienen sus derechos y también tienen sentimientos, por lo que les afectan las cosas como a todo el mundo.
Yo mismo soy una persona con discapacidad. Soy invidente. Soy usuario de perro guía con un 81% de discapacidad y soy graduado en Integración Social, Auxiliar de Enfermería y educador infantil, entre otros cursos que tengo realizados. Ser invidente no me lo ha puesto más fácil. Todo lo contrario. He tenido que dedicar más horas de estudio y trabajo para hacer realidad mi sueño y, ahora, estoy orgulloso de ser secretario de Bienestar Social y otras capacidades del PSOE de Adra.
Ser una persona con discapacidad física, sensorial o psíquica en una sociedad, como la nuestra, que abandera en el artículo 49 de la Constitución que los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de las personas con discapacidad, puede representar un inconveniente de adaptación social o un impúdico desaire a los más básicos derechos humanos de igualdad y solidaridad.
Solo tenemos que acudir a la web del Ayuntamiento de Adra con el anuncio de sus bolsas de empleo en el que el ‘colectivo de personas con discapacidad’, el mío no está representado. Este colectivo y el sindicato mayoritario se han tenido que relevar ya que en la creación de dichas bolsas no se han reservado plazas para personas con diversidad funcional. Al parecer, para el equipo de Gobierno de Adra, este colectivo no es importante y tiene que competir por un empleo en las mismas condiciones que lo tienen que hacer los demás demandantes en el municipio.
Según el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, las empresas de 50 o más empleados están obligadas a reservar el 2% de los puestos de trabajo para personas con discapacidad.
Las personas con discapacidad deberían ser una prioridad. Es la única forma de conseguir la equidad y debemos darle todo nuestro apoyo y visibilidad a este colectivo tan vulnerable. Una persona con discapacidad puede ofrecer habilidades excepcionales igual que cualquier otra ya que, al fin y al cabo, su incapacidad no determina su forma de ser. La única discapacidad en la vida es una mala actitud.
Duarte Antonio Rocha es secretario de Bienestar Social y Capacidades Diferentes del PSOE de Adra
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