El informe refleja, entre otras, la indefensión que sienten las personas migrantes ante el auge de noticias falsas y de odio por internet
Accem presenta el estudio ‘Brechas’ que analiza el efecto de las nuevas tecnologías en las personas migrantes.
Con motivo del Día Internacional de las Personas Migrantes, y en un momento en el que este colectivo se encuentra en el centro del debate político y social en todo el mundo, Accem ha elaborado un estudio a escala nacional, titulado Brechas, sobre las desigualdades de acceso y uso de las nuevas tecnologías en población migrante.
Aunque las nuevas tecnologías tienen el potencial de lograr una sociedad más inclusiva y reducir las desigualdades, también tienen el poder de amplificar las existentes e incluso crear nuevas formas de discriminación. Actualmente, el auge de las noticias falsas con contenido xenófobos y racistas, y su constante repetición, hace que este tipo de mensajes terminen calando en una parte de la sociedad, que acaba otorgándoles veracidad y fomentando aún más su difusión a través de las redes sociales o de servicios como WhatsApp.
Estas expresiones de odio online a personas migrantes y refugiadas provocan, según lo constatado por Accem, un daño emocional directo y psicológico, así como una percepción negativa hacia las nuevas tecnologías. También un temor a que estas expresiones online puedan desencadenar en actos violentos offline.
Situarse fuera del entorno digital aumenta el riesgo de exclusión
El estudio refleja el impacto de las tres brechas digitales en la población extranjera (acceso, uso y aprovechamiento) y propone soluciones para reducir dichas dificultades. A los costes económicos, las exigencias de permanencia de las compañías, los horarios de apertura de los espacios de conexión libre o la dificultad de acceso a dispositivos, se une la carencia de recursos académicos adaptados, el desconocimiento del lenguaje o la falta de tiempo. Esto no significa que las personas migrantes no cuenten con las destrezas necesarias para poder utilizar estas herramientas, sino que la falta de recursos y oportunidades dificulta su acceso, según el estudio.
La investigación recoge también los factores que impactan directamente sobre el uso y disfrute de las tecnologías por parte de las mujeres migrantes, donde se mezclan los estereotipos de género con los prejuicios culturales, unidos a una mayor falta de tiempo o la dificultad y temor a la hora de denunciar acoso u odio cibernético.
Todos estos factores dificultan enormemente el ejercicio de los derechos de las personas migrantes y el disfrute de todos los beneficios que estas herramientas ofrecen para mejorar su proceso de inclusión, facilitándoles llevar a cabo todas actividades cotidianas a la vez que les permite mantener los vínculos con su lugar de origen.
Es fundamental, según el estudio, tener presentes las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías en el proceso de integración de las personas migrantes y propone una serie de medidas para disminuir esta brecha. A las de abaratar servicios, equipamientos y talleres de competencias digitales se une la necesidad de trabajar a medio y largo plazo en la sensibilización social sobre las brechas digitales y la gravedad de las expresiones xenófobas y misóginas
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