‘Levanto mi voz’, por Rafael Martín de Agar

«Levanto mi voz contra esos traidores del socialismo, como Rosa Díez o Joaquín Leguina, que si algo tuvieron de valor en su día, fue justamente cuando ejercieron de socialistas»

por Rafael Martín de Agar

 

Domingo, 22 de enero de 2023. Recientemente un grupo de llamados “periodistas, intelectuales o ex políticos”, han publicado una declaración catastrofista criticando, lo que siempre es bueno, la actuación del gobierno actual, utilizando, lo que siempre es malo, descalificaciones sinsentido, afirmaciones falsas y en definitiva, métodos arteros. En dicho manifiesto, nos piden a los socialistas que alcemos la voz para denunciar hechos.

Y yo levanto mi voz.

Levanto mi voz para denunciar a esos supuestos periodistas que (¿a cambio de un suculento sueldo?) se permiten confundir a la población a base de mentiras, o medias verdades, que son peores, y más por unos forjadores de opinión, para intentar justificar esa declaración impresentable.

Levanto mi voz contra esos traidores del socialismo, como Rosa Díez o Joaquín Leguina, que si algo tuvieron de valor en su día, y muchos se lo reconocimos, fue justamente cuando ejercieron de socialistas y que han perdido toda su valía personal e incluso intelectual, cuando han virado de una forma harto sospechosa ¿en busca posibles intereses?. ¿De verdad son referentes para pedir la recuperación del proyecto histórico socialista?.

Levanto mi voz contra esos medios de comunicación, comprados por el gran capital, que se permiten dictar a cada periodista y cada día, lo que tiene que decir y lo que no puede decir como forma de desprestigiar, no ya solamente al gobierno sino a la democracia española, en defensa de otras opciones favorecedoras del gran capital.

Levanto mi voz señalando a aquellos otrora grandes periodistas y que fruto de su caída en desgracia, han dejado de influir en el mundo de la comunicación en el que tanto mandaban y no saben aceptar que toda trayectoria tiene su ocaso y que ahora les ha tocado a ellos. Son tan poco originales que creen inventar lo que ya hicieron sus antecesores con Felipe González: crear el “sindicato del crimen”, conjurándose para acabar como sea con el gobierno que no les gusta.

Levanto con fuerza mi voz para señalar a los que pretenden convencernos de que los enemigos de la Constitución están en el gobierno cuando todos sabemos que hay un partido, o mejor dicho tres, pero todos en el mismo espectro, que se proclaman constitucionalistas, pero que están en las antípodas de cumplir la Constitución, como demuestran con su quehacer diario. Los mismos a los que no les importa pervertir el poder judicial en beneficio propio, ante los próximos juicios por corrupción que tienen en puertas.

Levanto mi voz para señalar a esos supuestos pensadores que se permiten avalar como “constitucionalista” a un partido popular, que ni en su momento ni ahora, apoyan la Constitución, que sigue sin cumplir los mandatos que obligatoriamente deberían y pretendiendo imputar al PSOE incumplimientos constitucionales, cuando este partido ha sido el único que desde el nacimiento de la constitución española hasta la fecha la ha defendido y la sigue defendiendo, como los hechos demuestran. Y ello, a pesar de que, en aras del consenso, tuvo que renunciar a cosas que estaban incluso en contra de su ideario, como aceptar la monarquía frente al carácter republicano de este partido.

Levanto mi voz contra los que no quieren ver (¿o sí?) como se está diluyendo el ansia independentista catalana de algunos, a base de una labor inteligente, callada y respetuosa con todos los principios ¡y sin otorgar impunidades! (otra falsedad, ¿verdad, Puigdemont?).

Levanto mi voz contra los que, al más puro estilo trumpista y bolsonariano, entienden que el poder es suyo cuando ganan legítimamente unas elecciones y es ilegítimo cuando pierden democráticamente unas elecciones.

Y alzo mi voz y mi puño para defender pacíficamente pero con todas mis fuerzas a esa Constitución que ha sido y sigue siendo histórica y que nos ha puesto a todos los españoles en pie de igualdad con las naciones y sociedades más avanzadas del mundo democrático.

Gracias a Pedro Sánchez, gracias al partido socialista, España pesa como nunca antes (ni incluso en la mejor época de Felipe González) en las grandes políticas internacionales. Y gracias a este gobierno porque, con sus aciertos y errores y a pesar de los terribles episodios sobrevenidos, se están desarrollando políticas con los mayores avances sociales que se recuerdan en la historia, sin menoscabo de lo que se avanzó con anteriores gobiernos socialistas.

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