La Ría de Huelva, por su contaminación, y la playa de El Portil, por su mala gestión, Banderas Negras 2024 de Ecologistas en Acción

Viernes, 14 de junio de 2024. La contaminación en la Ría de Huelva ha convertido a la capital onubense, una vez más, en merecedora de una de las dos Banderas Negras con la que Ecologistas en Acción señala los espacios españoles amenazados por una nefasta gestión medioambiental o por la contaminación. También sido “galardonada” con una Bandera Negra la playa de El Portil.

Entre otras razones, la Bandera Negra para la Ría de Huelva está motivada por la proliferación de nuevos proyectos para dar continuidad a la producción de combustibles, como el denominado proyecto de Hidrógeno verde de CEPSA, que pretende construir una planta para la producción de más de 53.000 toneladas anuales de hidrógeno, supuestamente para utilizarlo en los procesos industriales de su refinería y para venderlo a las industrias cercanas de producción de fertilizantes. La misma empresa también ha planteado el uso de residuos plásticos para la producción de combustibles para el transporte marítimo.

A ello se une el proyecto de uso de residuos plásticos agrícolas en otra parcela del Puerto Exterior, también para la producción de combustibles, todo ello utilizando como justificación la denominación de “economía circular”, con la que poco o nada tienen que ver este tipo de proyectos que se inician con el transporte de residuos plásticos por vía marítima. También es importante, por su gravedad, la actitud de Fertiberia tras haber creado un macro-vertedero de residuos peligrosos sobre las marismas del Tinto.

Ni Fertiberia afronta sus responsabilidades frente a la destrucción de más de mil hectáreas de marisma, ni tampoco se lo exigen las administraciones competentes. Además recientemente han anunciado el inicio de su proyecto de cubrir con tierra las balsas de fosfoyesos denominándolo “restauración”, a pesar de que las conclusiones del Comité de Expertos de la Universidad de Huelva pusieron de manifiesto las graves deficiencias de este proyecto y los riesgos que se podrían derivar para el futuro de la ría de Huelva si se ejecutase tal y como está planteado. Antecedentes: Vertidos de hidrocarburos y residuos, incendios en refinería, episodios de contaminación por dióxido de azufre (SO2), emisiones de partículas desde los apilamientos al aire libre de Coque de petróleo y carbón, todos son constantes desde que en pleno franquismo se instaló un polo químico sobre la Ría de Huelva. Desaparecieron sus playas históricas y las actividades de pesca y marisqueo sufrieron las consecuencias del vertido de las empresas de fertilizantes y de transformación de productos mineros que se ubicaron primero en la propia ciudad de Huelva y posteriormente en el Puerto Exterior (Palos de la Frontera). Contexto: La combinación de industria química extremadamente contaminante (refinería, planta de amoniaco, fábrica de cloro, fertilizantes, pigmentos para pinturas, etc.) con el trasiego portuario y grandes almacenamientos de materias peligrosas (metano, gasoil y gasolina, entre otras) convierten a la Ría de Huelva en un espacio de alto riesgo en el que son constantes las emisiones atmosféricas y demasiado frecuentes los vertidos a los espacios marinos. El Puerto de Huelva, sigue ocupando y rellenando espacios marinos con los sedimentos contaminados procedentes de sus dragados y una amplia zona de las marismas de la ría está ocupada por unos 120 millones de toneladas de residuos peligrosos y radiactivos conocidos como fosfoyesos, procedentes de los años de producción de ácido fosfórico por parte de Fertiberia, Foret y otras empresas.

El proyecto de Fertiberia para las balsas de fosfoyesos supone la renuncia a la recuperación de las marismas del Tinto para la ciudad de Huelva y la consagración del enorme vertedero de residuos peligrosos y radiactivos formados por los 120 millones de toneladas que las ocupan. El uso del puerto de Huelva como lugar de descarga desde los metaneros y petroleros y el almacenamiento de gas en gigantescos depósitos va a ser cada vez más intensivo. Ahora hay que añadir los proyectos basados en el uso de residuos plásticos como materia prima para la fabricación de combustibles, con el consiguiente aumento del riesgo de accidentes graves de incalculables consecuencias para las poblaciones cercanas y el medio ambiente, a las puertas de Doñana.

La constante propaganda sobre la futura producción de hidrógeno verde llevada a cabo por empresas cuyo objetivo fundamental es el refinado del petróleo y sus industrias auxiliares o por la misma Fertiberia que creó el macro-vertedero de fosfoyesos, no ayudan a creer en una mejora de la situación de la Ría de Huelva. Soluciones: La solución pasa por la realización, con solvencia, de evaluaciones de impacto ambiental y de seguridad para nuevos proyectos, teniendo en cuenta el entorno donde se van a ubicar y replantando la necesidad de migrar hacia un futuro industrial sin producción de combustibles fósiles. Además, se debe renunciar a la propaganda sobre proyectos de hidrógeno con la denominación de verde, sin que se resuelvan las incógnitas sobre sus fuentes energéticas ni de los recursos de agua que requieren. Se requiere también de control y medidas preventivas ante los riesgos de vertidos desde buques e instalaciones de carga y descarga. Y la restauración de los espacios marismeños, incluyendo los ocupados por más de cien millones de variados residuos peligrosos que se esconden bajo la denominación de fosfoyesos.

El Portil, ejemplo de mala gestión medioambiental

La segunda Bandera Negra de 2024 ha sido para la playa de El Portil, donde se han construido muros de piedras sobre la arena para proteger las urbanizaciones y presiones para la construcción de espigones en una dinámica de trasladar los problemas de impacto de mareas y temporales de una zona a otra de un litoral que está perdiendo sus características naturales. Antecedentes: La playa de El Portil se sitúa entre la Laguna que le da nombre, frente a la Flecha de El Rompido. La playa y el conjunto de la zona urbanizada está ubicada en un espacio sujeto a fuerte dinámica litoral. Contexto: Las urbanizaciones de El Portil, perteneciente al municipio de Punta Umbría, y Nuevo Portil, municipio de Cartaya, rodean una parte de la Reserva Natural Laguna de El Portil, espacio protegido singular formado por el taponamiento de un pequeño arroyo por el avance del cordón dunar. La flecha litoral de El Rompido, actualmente en crecimiento con más de diez kilómetros de longitud, también es un espacio protegido, Paraje Natural, junto con el conjunto de la Ría del Piedras. El Portil fue urbanizado en la primera ola de construcciones sobre la playa impulsada por el Ayuntamiento de Punta Umbría, Bandera negra por mala gestión El Portil

Mientras que en la década de los 90, el de Cartaya inició la ocupación de su parte, con campo de golf y puerto deportivo, los típicos componentes que acompañaban a la especulación inmobiliaria de la época. Resumen: Situar urbanizaciones en zonas de fuerte dinámica litoral, buscando la ocupación hasta el extremo de la playa y el dominio público litoral generan situaciones de riesgo permanente para las mismas, máxime cuando se han construido embalses en los ríos que aportan los sedimentos que alimentan las playas y los espigones costeros han generado nuevos cambios en los movimientos de las arenas. Ante esta situación, han primado las obras de emergencia, muchas de ellas realizadas ilegalmente, sin coordinación ni evaluación de los impactos concatenados, en una sucesión de muros de piedras, sacos rellenos y la continua reclamación de nuevos espigones. En definitiva, continuo despilfarro de dinero público para defender puntualmente los intereses privados derivados de unas construcciones que nunca se debían haber situado en esos lugares. Soluciones: Se propone la reordenación de los espacios litorales, situando las líneas de dominio público marítimo de acuerdo con la actual realidad y renunciando a soluciones “políticas” a corto plazo como los espigones, que no sirven más que para generar nuevos y mayores impactos. Una reordenación del litoral necesariamente va a tener que abordar retranqueos y eliminación de edificaciones en zonas de alto riesgo, actuaciones que habrá que abordar con criterios justos para quienes confiaron en las promesas de promotores y administraciones irresponsables.

Banderas Negras de Ecologistas en Acción

Desde 2005, Ecologistas en Acción realiza el informe Banderas Negras. Ininterrumpidamente desde 2015, en la versión actual, se otorgan un total de 48 Banderas Negras, dos por provincia y/o ciudad autónoma, una bandera negra por contaminación y otra por mala gestión ambiental de nuestras costas. Un año más, después de una nueva inspección de los más de 8.000 kilómetros de nuestras costas, Ecologistas en Acción presenta el informe Banderas Negras 2024.

El informe Banderas Negras 2024, como años anteriores, recoge las afecciones ambientales más graves en el litoral español, pero no todas, por desgracia podrían ser muchas más las banderas que otorgamos año a año. De las 48 banderas negras concedidas este año encontramos: 15 por urbanización de la costa, a veces incluso invadiendo el Dominio Público Marítimo-Terrestre (DMPT); 16 por vertidos, deficiencias en los sistemas de saneamiento y graves problemas de depuración; 6 por contaminación química, lumínica y/o acústica; 1 por daños al patrimonio histórico y cultural en DMPT; 3 por acumulación de basuras marinas; 3 por dragados y ampliaciones portuarias sin justificación; y 4 por afecciones a la biodiversidad, aunque por lo general este es un daño colateral en cualquiera de las otras banderas negras otorgadas.

Un año más observamos problemáticas similares a las anteriores, aunque sin duda uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos es la turistificación y urbanización
de nuestro litoral. Un problema que afecta especialmente a la Islas Canarias, cuya población se está organizando, bajo el grito de “Canarias tiene un límite”, para rechazar
las numerosas agresiones y amenazas que ponen en peligro la conservación de estas islas y el futuro de las generaciones venideras. Los hoteles Oliva Beach y Tres Islas, propiedad de RIU en Fuerteventura, se sitúan dentro del dominio público y en medio de un espacio natural como las Dunas de Corralejo, mientras el Gobierno de Canarias, lejos de defender el bien común, el cumplimiento de la ley y velar por la restauración del ecosistema, se pone del lado de la empresa infractora. También en Tenerife los hoteles La Tejita y Cuna del Alma, que estaban paralizados cautelarmente por incumplir leyes medioambientales, han sido reactivados de nuevo por el Gobierno de Canarias, otra vez en beneficio de la empresa infractora. Muelle de Corralejo o el proyecto Dreamland, ambos en Fuerteventura, se sitúan ocupando sendos espacios protegidos. El Ecoresort de La Frontera en El Hierro, el Ecoresort/campo de golf La Pavona y el Dichosa Wellness
Clinic en La Palma, ambos proyectos con más de 2.000 camas, han sido aprobados como “de interés insular” por el Cabildo de La Palma.

Son unos ejemplos, entre otros muchos, que avalan esta carrera suicida y sin límites por la que apuestan nuestros gobernantes en beneficio exclusivo de los intereses empresariales. Mientras la clase política se vanagloria de ofrecer cifras récord en la llegada masiva de turistas a las islas y exhiben cifras mil millonarias en beneficios, Canarias ostenta otro récord, pero en pobreza y desigualdad social, con más de un 35% de la población en riesgo de pobreza y exclusión social, más de un 13% en pobreza extrema y una tasa de desempleo del 20%.

El metabolismo de la actividad turística en Canarias es altamente intensivo en el requerimiento de grandes cantidades de materiales y energía que no se disponen, y a su vez genera ingentes cantidades de residuos y contaminantes que son incapaces de ser asimilados por el propio territorio.. La huella ecológica de Canarias se corresponde con la de un territorio 27 veces superior. En otras palabras, necesitamos un territorio 27 veces mayor para satisfacer todas las demandas del modelo económico y desarrollo del archipiélago. De ahí que hablemos del modelo actual como un modelo insostenible y cortoplacista abocado al fracaso. Es imprescindible que las instituciones públicas tomen las medidas necesarias para paliar la gentrificación que sus políticas neoliberales han favorecido. Hay que transitar/caminar hacia un modelo fiscal más redistributivo, que reparta la riqueza, que no privatice los beneficios mientras se socializan las pérdidas, que apueste por la desturistificación y que implante también una ecotasa finalista dirigida a  mitigar los impactos ambientales que esta actividad produce.

Otro grave problema ambiental que sufre nuestro litoral, y que merece ser destacado este año, es la alta concentración de plásticos. El vertido de pellets plásticos que afectó la costa gallega a principios de este año ayudó a concienciar sobre la gravedad de esta problemática y visibilizó lo expuesta que está nuestra costa a este tipo de desastres si no legislamos adecuadamente para reducir el uso de plásticos y asegurar su modo de fabricación y transporte. Lejos de ser un problema exclusivamente gallego, la alta contaminación por plástico llega hasta las playas de la Costa Dorada, casi más plásticas que arenosas, afectadas por el gran problema ambiental derivado de los vertidos de pellets del complejo petroquímico del Camp de Tarragona.

FUENTE: Ecologistas en Acción

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