Parece una anécdota pero es muy sintomático pero la tasa de interés que abonan los bonos “basura” de Wall Street en la Bolsa de Nueva York, cayó a menos de 3% anual la semana pasada, el menor nivel de la historia de los mercados bursátiles norteamericanos, y sus cupones pagaron 2,5% anual en los títulos a 10 años. Esto es parte de un fenómeno generalizado en los mercados globales de búsqueda de mayores tasas de retorno debido al cruce de dos tendencias cada vez más nítidas: las tasas de interés que ofrece el sistema son las más bajas de la historia (0% o negativas), con más de 17 billones de dólares estadounidenses de créditos ofrecidos con tasas de interés negativas; y a esto se suma la certidumbre de que está en marcha el proceso de vacunación masiva de la población del planeta, encabezada por las dos superpotencias, EE.UU. y China, donde Israel en el mundo, Chile en América Latina, y varios países de la Unión Europea tendrían más de 80% de su personal inmunizado en el segundo semestre del año.
Estas cifras asegurarían que la recuperación de la economía global en la etapa pos-pandemia adquiriría características de un boom económico de extraordinaria envergadura, con una expansión de 9% anual, o más, en los últimos tres meses de 2021.
Como anécdota, España ofreció hace 10 días un bono a 50 años por 5.000 millones de euros con una tasa de interés de 1,45% anual, y tuvo una demanda por más de 65.000 millones de euros, los inversores se pelean por comprar deuda española. La última vez que el gobierno español presentó un bono por una cifra semejante fue en 2016; y lo que ocurrió entonces es que el país más endeudado y con la mayor tasa de riesgo de la Zona Euro tuvo que ofrecer una tasa de interés de 3,45% en el año. La situación de endeudamiento y la estructura de riesgo de España es la misma que la de hace cuatro años. Lo que ha cambiado es el contexto mundial, con una situación de hiperliquidez del sistema financiero internacional que es la mayor de la historia del capitalismo.
La economía italiana, la tercera de Europa y la segunda potencia manufacturera del continente después de Alemania, se hundió 9% el año pasado, la mayor contracción desde la Segunda Guerra Mundial, acompañada con un aumento de su deuda pública, que es la segunda del mundo tras la de Japón (+220% del PBI), que pasó de 135% a 160% del producto en los últimos 12 meses, como consecuencia directa de la pandemia del coronavirus; y ahora Italia, potenciada por la instalación del nuevo gobierno de Mario Draghi, ofrecería un bono a 10 años por 9.000 millones de euros con una tasa de interés por debajo de 0,5% anual. Hace prácticamente dos décadas que la economía italiana no crece en términos reales, y la caída de 8,8% experimentada el año pasado, se vio agravada por una disminución de 2% en los últimos tres meses de 2020 comparada con el trimestre anterior.
En la Unión Europea, el producto interior cayó un 6% en Alemania; 9% en Francia y 11% en España; en tanto en la Zona Euro de 19 países disminuyó 6,4%. Lo que sucede en Europa o con los bonos “basura” es un indicio nítido de la tendencia mundial a la inversión masiva a través de la búsqueda de mayores tasas de retorno. Por eso, la semana pasada los inversores colocaron más de 58.000 millones de dólares en los fondos de acciones de Wall Street, nuevo récord histórico, en solo 7 días.
A la cabeza de este inmenso flujo de capitales se encuentran las inversiones en los activos “high tech” que recibieron 5.400 millones en solo tres días, liderado por el Índice Nasdaq que subió más de 30% en lo que va del año, con Standard & Poor’s 500 (S&P500) – el indicador estrella del mercado bursátil de Nueva York – aumentando más de 4% en el año. De ahí que se haya producido un vuelco masivo de la inversión en los mercados emergentes, tanto en Asia como en América Latina.
Esta es la situación de la economía mundial en 2021: recuperación en gran escala encabezada por EE.UU. (5,7% anual este año) y China (9% anual en el segundo semestre), financiada con las tasas de interés más bajas de la historia.
Tanto en EE.UU. como en China la pandemia del coronavirus ha provocado un salto tecnológico de envergadura a través de la notable expansión del comercio por Internet (e-commerce) que ha crecido más de 30% en las dos superpotencias el año pasado. A esto hay que sumarle la extensión del teletrabajo (trabajo digital a distancia) que ha adquirido un carácter irreversible en lo esencial no obstante la normalización de amplias franjas de la economía tanto en EE.UU. como en China.
El resultado ha sido un salto de productividad de más de 30% en los dos países, cuya magnitud permite aseverar que el cambio tecnológico en el capitalismo avanzado implica un proceso de abreviación histórica de digitalización completa de la manufactura y los servicios, que puede estimarse entre 6 y 8 años. El shock provocado por la pandemia del coronavirus ha tenido la virtud de volcar el futuro hacia el presente; y ésta es la razón estructural por la que está en marcha un proceso de aceleración del crecimiento económico de extraordinaria envergadura en el segundo semestre del año. Es un escenario optimista, pero absolutamente real. Parece difícil de creer, pero la pandemia empieza a retroceder y la velocidad de recuperación económica global es imparable.
Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba es economista y periodista financiero.
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