La empresa Emusa Fruit intentó ocultar un brote de Covid que afectó a más de 70 trabajadores

Alertado por los trabajadores el SAS ordenó el cierre de las instalaciones durante tres días.

El propietario realizó personalmente test de antígenos a la plantilla.

La empresa pidió «terminar la jornada» a los trabajadores que iban dando positivo.

Algunos trabajadores contagiaron a todos sus familiares directos.

Martes, 25 de mayo de 2021. Los trabajadores de la nave de manipulado de fresa, arándanos y frambuesas de Emusa Fruit SL supieron que la Covid había entrado en las instalaciones de la empresa el Jueves Santo, 1 de abril. No fue la empresa quien lo comunicó para que se tomaran las debidas precauciones. Al contrario, las manipuladoras del almacén se enteran por algunas de las personas enfermas, que avisaron a sus compañeras.

La alarma se extendió el Viernes Santo, 2 de abril, por la mañana, cuando varios trabajadores acudieron al trabajo con «síntomas de fiebre, resfriado y mal cuerpo», y tres de ellos abandonaron las instalaciones. La encargada en ese momento se mostró molesta. Advirtió, preocupada: “a ver si ahora os vais a ir todos”. Les reprochó querer irse «por ser día festivo», y la mayoría decidió quedarse y continuar en sus puestos de trabajo. En Emusa Fruit, como en otras muchas empresas de sector de los rojos, funciona un sistema de penalización, ilegal, en el que los trabajadores que menos productivos han resultado durante la jornada laboral son sancionados, en la práctica, con hasta tres días “suspendidos de empleo y sueldo”.

Las trabajadoras sintomáticas que se fueron, acudieron ese mismo día a sus respectivos centros médicos, donde les confirmaron que también habían contraído la enfermedad. Contactaron con la empresa y pusieron en su conocimiento la situación. El resto de trabajadores supo de lo que estaba ocurriendo también a través de las propias afectadas. Nadie de la empresa les informó.  A lo largo de la tarde se incorporaron al manipulado algunas recolectoras que habían terminado en “los líneos” y echaban unas horas extras envasando la fruta recogida.

El Sábado Santo, 3 de abril, el ambiente en la planta de manipulado estaba “caldeadísimo”. Se había extendido que «hay un brote» de Covid y la preocupación e indignación por el silencio de la empresa ya era más que latente. Ese día trabajaban trabajadores con síntomas evidentes a simple vista.

La tensión creció durante la pausa para el almuerzo, cuando una de las trabajadoras, “con marido, hijos, padres y vecinos”, decidió tomar cartas en el asunto y ponerse en contacto con Isidori, médica del centro salud de La Palma del Condado y responsable de la gestión sanitaria de la pandemia en la zona de La Campiña onubense. “Lo primero que me dijo fue que cómo se me ocurría estar en el comedor con tanta gente con lo que estaba pasando, pero es que a nosotros nos exigen comer en el comedor de la empresa o salir y comer en nuestros propios coches”, cuenta la trabajadora. “Yo no tengo coche”.

Al detectar cómo estaban los ánimos de la plantilla, “la encargada nos dijo que había hablado con el dueño de la empresa, y que iban a venir a hacernos una de esas pruebas rápidas de detección del Covid”, continúa su relato la trabajadora. “Siempre pensamos que serían personas de Prevención de Riesgos, pero cuando bajamos a hacernos la prueba nos encontramos al dueño de la empresa, acompañado de la encargada, metiendo él mismo bastoncillos en la nariz de la gente que estaba ordenada en una fila”.

Hubo trabajadores que cuestionaron aquella acción de la empresa para detectar contagios, según se puede escuchar en una grabación de audio a la que ha tenido acceso La Mar de Onuba. “A ver si os creéis que he comprado los test en el chino. Tengo los tiques de compra”, responde ante las quejas el propietario de Emusa Fruit.

Los primeros test realizados dieron positivos y algunos trabajadores comenzaron a murmurar sobre abandonar la nave en ese momento, a lo que la encargada respondió que “el pedido hay que terminarlo” y que se tenían que quedar todos hasta el final de la jornada , incluidos los empleados que habían dado positivo en los test.

Finalmente, y tras la intervención de Isidori, el equipo responsable del SAS forzó a la empresa a cerrar sus instalaciones ese mismo sábado y durante tres días. Hubo más de 70 trabajadores afectados. Algunos de ellos contagiaron a todos sus familiares. Ni la empresa, ni la Junta de Andalucía han informado sobre este importante brote.


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