La decisión de Christine: el BCE sube tipos, al menos por ahora

Christine Lagarde, en la rueda de prensa para comunicar la decisión del Banco Central Europeo el 16 de marzo. Angela Morante / BCE, CC BY-NC-ND
por Sergi Basco

 

Jueves, 16 de marzo de 2023. La política monetaria debería ser aburrida y predecible. William McChesney Martin, presidente de la Reserva Federal en 1955, utilizó una metáfora para explicar su trabajo. Los bancos centrales deben ser los adultos que quitan el ponche cuando la fiesta está realmente animada. No obstante, los turbulentos días en el sector bancario de EE. UU. hicieron aumentar la expectación ante los posibles anuncios de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, en la reunión de este 16 de marzo de 2023.

¿Qué decidió el Banco Central Europeo?

Aumentar, como se preveía antes del colapso de SVB y Signature Bank y los problemas de Credit Suisse, el tipo de interés de referencia del 2,5 al 3 %.

La motivación ha sido de nuevo reducir la inflación. Es decir, las autoridades monetarias han ignorado las turbulencias bancarias y parecen estar convencidas de que los bancos europeos tienen suficiente capital para soportar aumentos en los tipo de interés.

Es cierto que si hubieran sorprendido a los mercados con una subida menor, podrían haber dado a entender que los bancos estaban peor de lo que se piensa. Además, la Reserva Federal empezó antes a subir su tipo de interés, que se encuentran hoy al 4,75 %. No obstante, es probable que en la próxima reunión (el 4 de mayo de 2023), la potencial vulnerabilidad del sistema financiero sea un factor determinante para la decisión del BCE.

¡Quiero mi dinero!

Para entender el contexto en el que se ha tomado esta decisión, es útil explicar cómo se producen y se pueden evitar los pánicos bancarios (bank runs). Curiosamente, el premio Nobel de Economía 2022 se concedió a Douglas Diamond y Philip Dybvig por sus análisis de este fenómeno.

Un pánico bancario se produce cuando los clientes quieren obtener sus depósitos y el banco no tiene suficiente dinero para devolverlo. Todos los bancos están sujetos a este riesgo porque si todos los depositantes quieren su dinero en el mismo momento, es muy probable que el banco no lo pueda devolver con esa premura.

De hecho, la principal misión de los bancos debería ser canalizar los ahorros de los hogares hacia las empresas que necesitan financiación. Dado que los créditos a la empresas son a más largo plazo (piensa en créditos a 5 o 10 años) que las obligaciones con los depositantes (puedo ir hoy mismo a buscar mi dinero), los bancos son susceptibles de sufrir un pánico bancario si todos los depositantes quieren recuperar su dinero al mismo tiempo.

¿Cómo se puede evitar el pánico financiero?

Existen las garantías de depósito. Por ejemplo, en España los depósitos están garantizados hasta 100 000 euros por entidad y titular. Si nos creemos la garantía y tenemos menos de 100 000 euros en la entidad, no debemos preocuparnos. ¿Pero qué pasa si tenemos más? Si el banco quiebra, podemos perder nuestros depósitos. Por lo tanto, debemos tener mucho interés en dos cosas: observar qué hacen los otros depositantes y controlar las inversiones del banco.

Empecemos con los otros depositantes. Si escucha rumores o lee en las redes sociales que hay preocupación por lo que está pasando en su banco, puede tener incentivos para no esperar y ser el primero en ir a recuperar su dinero. Por tanto, los rumores pueden provocar un pánico bancario.

Esta es una de la razones por las cuales Joe Biden dijo que haría “whatever is needed para garantizar el sistema financiero estadounidense. No obstante, si todos van a buscar el dinero, el banco no podrá devolverlo. ¿Qué pasará entonces? El banco central, junto con los organismos reguladores, intervendrá el banco. Normalmente, se liquidarán todos sus activos para intentar que el mayor número de depositantes recupere su dinero.

¿Qué pasa si el banco no tiene suficientes activos?

Aquí es donde, como depositantes, deberíamos tener interés en controlar las inversiones del banco. Si ha utilizado nuestro dinero para hacer buenas inversiones, probablemente se tratará de un problema de liquidez y podremos recuperar nuestro dinero, aunque no de forma inminente.

Si el banco ha utilizado nuestro dinero para hacer malas inversiones, entonces deberemos hacer lobby al Gobierno. Así, si el banco no tiene suficientes activos, la única alternativa es que el Gobierno, a través de impuestos, devuelva este dinero. Aunque finalmente no hubo pánico bancario en España en 2011-2012, la recapitalización del sistema financiero español se produjo en mayor parte para evitarlos y sanear los bancos.

¿Qué relación existe con el ponche del inicio?

La política monetaria también, indirectamente, afecta a la posibilidad de pánico bancario. En los últimos meses, para frenar la inflación, los bancos centrales han ido aumentando las tasas de interés. Este aumento ha frenado, como se buscaba, la subida de precios. No obstante, también ha tenido consecuencias secundarias para bancos como Silicon Valley Bank (SVB).

Primero, en períodos de bajos tipos de interés las startups tecnológicas habían recibido mucho dinero de empresas de capital riesgo (venture capitalists, VC) para financiar sus inversiones, que ponían en parte en el banco como depósito. Cuando los tipos de interés subieron, recibieron menos dinero de los VC y, por lo tanto, hicieron también menos depósitos (o incluso los sacaban para pagar, por ejemplo, a sus empleados).

En segundo lugar, muchos bancos tienen bonos a largo plazo como activos. Estos bonos, por ejemplo, deuda del Gobierno, bajan de valor cuando los tipos de interés suben. Por lo tanto, al subir el tipo de interés, el valor de los activos disminuye y, sumado a un crecimiento negativo de los depósitos, puede provocar un pánico bancario si los depositantes observan estas tendencias.

Obviamente, unos gestores de riesgo responsables habrían tomado medidas para proteger sus activos de la subida de tipos de interés, que fue anunciada con tiempo por los bancos centrales.

Sergi Basco es Profesor Agregado en el Departamento de Economía de la Universitat Barcelona y investigador en la Fundació MOVE y BEAT. Obtuvo su Doctorado en Economía en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) el 2010. Previamente, se graduó en Economia y realizó el Master en Economía en la Universitat Pompeu Fabra.

 

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