
Por José Manuel García Otero.
Justicia se apellida Injusticia y es tan pobre que se fugó una mañana y no durmió con nosotros.
En España, los burros no vuelan aunque conozco a gente que sí podría hacerlo. O parecerlo. O simularlo. O imponerlo. En España, el sol no calienta espaldas de seda, pero revienta los cuerpos que nacieron en la oscuridad de la noche y se consumen, minuto a minuto, bajo el yugo despiadado del olvido. En España raptaron al hombre de la calle y lo ataron a una noria que siempre da vueltas sobre su propio destino.
La Justicia en España es un Titanic que nunca conoció el hielo y se aloja en los camarotes de lujo; en sus bodegas se encuentra la otra gente, esa que sabe que la lluvia se agita y nos dejó la piel como el desierto.
La justicia en España siempre mira en la dirección contraria de los justos, cuando los justos tienen los bolsillos rotos y el corazón arrancado.
La Justicia en España es un oso de peluche, el traje usado de un torero cansado de cornadas, un frasco de palabras vacías a punto de morir en el contenedor, el invierno varado en las rocas de una noche de insomnio… La Justicia en España es tan injusta que nació y no la llamaron Justicia; Justicia se apellida Injusticia y es tan pobre que se fugó una mañana y no durmió con nosotros.
Jose Manuel García Otero
- Periodista, escritor, pescador de sombras y buscavidas. Autor de El arma de los invisibles, Messi, sueños de un principito y El frío anochecer de los espejos.
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