Sábado, 20 de agosto de 2022. Alemania ha enviado ni más ni menos que 13 aeronaves militares a sus antípodas, es decir, a Australia para participar en un ejercicio multinacional que emplea gran cantidad de fuerzas militares. No sólo supone el mayor despliegue de la fuerza aérea alemana en tiempos de paz, sino que sería la primera vez desde la segunda guerra mundial interimperialista -cuando Alemania y Japón aspiraban sangrientamente a aumentar su dominio en el mundo- que su ejército deambula bélicamente por el lado opuesto del planeta.
Aunque Berlín ha declarado que el objetivo de las maniobras no es amenazar a China, es innegable que Alemania desarrolla su militarización por los confines de la Tierra al servicio de la estrategia estadounidense de cercar a China. En tales ejercicios militares participan 2.500 efectivos y 100 aviones de Australia, Francia, Estados Unidos y el Reino Unido, además de Japón y Corea del Sur.
Europa y China, una posible relación entre iguales
Por ejemplo, China y Europa se han convertido últimamente en los principales socios comerciales entre sí. Con una cadena industrial altamente complementaria y una gran interdependencia económica, es lógico pensar que una guerra comercial -siguiendo las órdenes de Washington- de la Unión Europea (UE) con China no sería bueno para los intereses ni de los pueblos europeos ni de las clases dominantes de los distintos países europeos.
Actualmente la economía europea sufre serias dificultades -a causa de la invasión imperialista rusa de Ucrania, la crisis energética, la elevada inflación, los continuados brotes de COVID-19 y los recientes períodos dilatados de altas temperaturas y sequías- y necesita una situación de paz, de unas condiciones favorables para el desarrollo económico y social; y unas relaciones comerciales de mutuo beneficio con el resto de países. No es bueno que la economía europea que esté al servicio de los intereses de la burguesía monopolista estadounidense de descargar su crisis sobre sus “aliados europeos” para alargar su ocaso imperial.
Las estrechas relaciones económicas y comerciales entre China y Europa no son una dependencia europea de China -como lo era, y es, Alemania de Rusia con el gas- sino que es una interdependencia basada en relaciones de igualdad, respeto y beneficio mutuo. Especialmente en los últimos años, Estados Unidos ha impuesto su fuerte influencia sobre Europa en asuntos geopolíticos muy importantes. Y el resultado ha sido que Estados Unidos se ha beneficiado mientras que Europa ha caído económica, política y militarmente, entregando su autonomía estratégica a Washington. Pero Europa no es un estado de los Estados Unidos.
Europa a Estados Unidos, una gran sumisión
Europa mantiene con Estados Unidos una relación de sumisión económica, política y militar. Nada mejor que un experto estadounidense para que nos lo aclare. Siempre se necesita un experto para cometer cada crimen. Ariel Cohen -del Atlantic Council, del Consejo de Relaciones Exteriores, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos y del Consejo Americano sobre Alemania- es uno. Uno al servicio de los Comités de Relaciones Exteriores del Senado y de la Cámara de Representantes, del Pentágono y del Banco Mundial.
Como portavoz autorizado de un sector clave de la clase dominante estadounidense nos sitúa en la realidad mundial: “el conflicto entre la superpotencia reinante y el aspirante a competidor está lejos de terminar. De hecho, la competencia entre EEUU y China será el factor definitorio del sistema internacional en las próximas décadas”. Por ello, la contención de la emergencia de Pekín se ha pasado ampliado desde el terreno económico al político y militar.
Para ello, Cohen nos ilustra sobre la necesidad de “la creación de coaliciones”, es decir, que para Washington es vital que los países de la UE acepten la existencia de “la amenaza de China a su propia seguridad y prosperidad”. Y así los sumisos “aliados proporcionan músculo económico complementario, poder militar, experiencia y alcance geográfico que el poder principal puede no tener”, es decir, que la superpotencia en su ocaso imperial ya no puede sola.
El nuevo Concepto Estratégico que arrastra a Europa contra China
Con el nuevo Concepto Estratégico (CE), el hegemonismo estadounidense intenta subordinar a sus aliados -vasallos- europeos a la defensa del viejo orden unipolar con Estados Unidos como superpotencia, cabeza y gendarme de la cadena imperialista frente a China calificada como “el principal desafío, la amenaza sistémica”. Y así la OTAN arrastra a Europa a la pugna geoestratégica de EEUU con China. Pero China es el principal socio comercial de la UE y de Alemania especialmente.
Hay que recordar que sólo hace un año -el 5 de julio de 2021-, y ante el entonces enfado estadounidense, la alemana Merkel y el francés Macron se reunían por videoconferencia con el presidente chino Xi Jinping para relanzar la cooperación económica, comercial, y también política- tras meses de desencuentros. Sólo la invasión rusa de Ucrania ha brindado a Washington su momento.
El dilema europeo, sumisión o autonomía
Para mantener su hegemonía en condiciones ya de ocaso imperial Estados Unidos utiliza a todos los países -y ahora en especial a sus vasallos europeos- como peones. Peones para extraerles su riqueza, para ser carne de cañón, para manipularlos, y cuando ya no sean útiles, serán sencillamente abandonados o sacrificados. Porque la superpotencia simplemente impone sus propios intereses a todos sus vasallos.
Los pueblos europeos -que luchan por el progreso y la libertad- deben encabezar la defensa de la independencia nacional, y exigir a las oligarquías europeas que defiendan la soberanía y la autonomía de sus países frente al dominio estadounidense.
Eduardo Madroñal Pedraza, columnista habitual de La Mar de Onuba, nació el año 1951 en Madrid, el año 1951, de raíces andaluzas paternas y castellanas maternas. Fue velocista y jugador de balonmano. De una clase social, eligió otra práctica social. Fue, por el artículo 191 del Código Civil franquista, «padre soltero» de una hija de madre desconocida. Estudió Psicología. Trabajó 7 meses como repartidor de codornices y 7 años como administrativo en Uralita. Acabó Psicología; fue profesor de inglés (6 años en colegio privado y 4 años en instituto por oposición. Con la LOGSE se cambió a orientador educativo. Anomalías se titula su tercer libro de poemas. Colabora en diversas publicaciones (De Verdad, Chispas…) en formato digital e impreso. Es militante de Unificación Comunista de España, miembro de Recortes Cero, e integrante de la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones. Profesor aprendiz, psicólogo inapropiado, orientador peregrino, demócrata distinto, patriota inusual, comunista extraño, padre inesperado, abuelo chocante, amante inhabitual, y alguna anomalía más.
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