Lunes, 1 de julio de 2024. Aparece rotundamente explícito en la legislación nacional e internacional que los menores no extranjeros no acompañados que llegan a nuestro país tienen derecho a la protección del Estado español en la misma condición que los menores españoles. Esto es así, independientemente de su lugar de nacimiento, por lo tanto las administraciones públicas tienen que velar por su bienestar. De esta forma se evitan los riesgos de la redes de tráfico, prostitución o explotación.
En este tema se tienen que implicar todas las comunidades autónomas, es una crisis migratoria que afecta a todo el país. Sin embargo las comunidades gobernadas por el PP, con pacto con la ultraderecha, tienen la negativa de Vox, cuando Abascal dice: «Nosotros cumpliremos nuestros compromisos con nuestros votantes», comparando la acogida de menores con la inmigración ilegal, despreciando de forma absoluta el derecho internacional de protección de menores. Me alegran las palabras del portavoz de Sumar, Íñigo Errejón, que ha manifestado recientemente que hay que trasladar las responsabilidades en el PP, en las comunidades que gobiernan conjuntamente, además de ofrecer la financiación necesaria a las comunidades autónomas para abordar el reparto de menores.
Tanto como entristece la respuesta ambigua de Sumar y del PSOE a la posición muy cercana a la ultraderecha de Junts, ya que manifiestan que, como están negociando el traspaso de competencias en extranjería, no tiene porque entrar en el reparto de menores inmigrantes no acompañados. Está muy claro que, por la especial singularidad de Cataluña, no tienen por qué cumplir los preceptos internacionales que emanan del cumplimiento de los derechos humanos.
¿Acaso va a ser lo mismo pactar con la ultraderecha catalana, que eso es de izquierda, que hacerlo con la ultraderecha rancia española, que es ser de derecha? Para muchos ciudadanos honestos que vemos con asombro como se mueven los hilos en la partidocracia en nuestro país, parece muy claro que es la misma mierda, por mucho que se vista la ultraderecha de seda.
Eduardo Navarro Cupido (Jimena de la Frontera)
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