Covid-19: el fin de una pandemia en cuatro perfiles

por José Luis Pedreira Massa

 

Sábado, 13 de mayo de 2023. El Prof. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, ha anunciado el final del estado de emergencia para abordar la pandemia por covid-19, nos parece muy lejana aquella fecha de 2020 en que anunciaba el estado de emergencia y pandemia mundial.

Tedros Adhanom Ghebreyesus había sido elegido para un mandato de cinco años por los Estados Miembros de la OMS en la 70.ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en mayo de 2017.

Nacido en la ciudad eritrea de Asmara, el Dr. Tedros se graduó en biología por la Universidad de Asmara, y posteriormente obtuvo una Maestría en Ciencias (MSc) en inmunología de las enfermedades infecciosas por la Universidad de Londres y un doctorado (PhD) en salud comunitaria por la Universidad de Nottingham. Una frase muy demostrativa del Prof. Tedros es toda una declaración de principios: «Nuestra aspiración no es la salud para algunas personas. Ni la salud para una mayoría. Es la salud para todos: ricos y pobres, capaces y discapacitados, viejos y jóvenes, habitantes de zonas rurales y urbanas, ciudadanos y refugiados. Para toda persona y en todo lugar».

El brazo ejecutor en Salud Pública, epidemiología y de comunicación lo hace una mujer española, de Asturias, la Dra. María Neira, Subdirectora General para la Cobertura Sanitaria Universal y Mejora de la Salud de las Poblaciones. La Dra. Neira es médica de formación, se especializó en endocrinología y enfermedades metabólicas en la Universidad René Descartes de París, posee una Maestría en Salud Pública, un Certificado en Nutrición Humana y un Diploma en Preparación para Situaciones de Emergencia y Gestión de Crisis.

Ha asumido la cara de la OMS en la información directa en España sobre la pandemia, al menos en el primer año. Era una compañera cabal en los telediarios, siempre amable y directa, con buena dicción y sin eludir ninguna información, por delicada que fuera. Si algo define a la Dra. Neira es ser buena persona, además de una excelente profesional, se ha mostrado accesible y facilita la relación con una actitud distendida y amable, hasta en los momentos más delicados.

Salvador Illa Roca había sido nombrado Ministro de Sanidad del Gobierno pocos días antes de la declaración de la emergencia pandémica internacional, era un recién llegado y ajeno al mundo sanitario, se licenció en Filosofía en la Universidad de Barcelona,​ Illa estudió un máster en Economía y Dirección de Empresas en el IESE de la Universidad de Navarra. ​

A los pocos días del inicio de su mandato como ministro estalló la pandemia de COVID-19. Durante toda la pandemia, Illa compareció regularmente en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados para informar de la excepcional situación que atravesó España en relación con la pandemia de COVID-19, en medio de las críticas, a veces exageradas, desproporcionadas y descarnadas, de la oposición política por la gestión de su departamento. ​

En septiembre de 2020, Illa estimó que la vacuna podría estar lista y podría empezar la campaña de vacunación a finales de diciembre. Este anuncio le supuso un nuevo caudal de críticas y ataques de todo tipo. El 21 de diciembre de 2020 la Agencia Europea de Medicamentos aprobó el uso de la primera de las vacunas, desarrollada por Pfizer y BioNTech. ​ Las primeras dosis llegaron a España el 26 de diciembre​ y la vacunación se inició el 27 de diciembre, sus detractores políticos nunca rectificaron.

El 27 de enero de 2021 se hizo oficial la dimisión de Illa como ministro de Sanidad con el objetivo de centrarse en la campaña electoral catalana, que consigue salir victorioso, aunque no consiguiera gobernar. ​

Si la Dra Neira fue la gran cara de la información de la OMS, en España esa cara la asumió el Dr. Fernando Simón, licenciado en Medicina en la Universidad de Zaragoza, se diplomó en Epidemiología en la London School of Hygiene and Tropical Medicine y continuó su formación académica en el Programa Europeo de Formación en Epidemiología de Intervención de Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades de París.

El Dr. Simón ha ejercido como director del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de Manhica (Mozambique) y del Hospital de Ntita en Burundi. También ha dirigido el programa del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y coordinado la Unidad de Alerta y Respuesta Sanitaria de dicho centro. Cuando el Ministerio de sanidad, dirigido por Ana Pastor del partido popular, creó el Centro de Atención a las Emergencias Sanitarias le nombran director del CAES.

El Dr. Simón se transforma en la cara pública de la administración durante la pandemia, llegando a ser el “rostro familiar” y su voz quebrada muy reconocible. Inició comparecencias diarias y también se contagió por la Covid. Puso interés y mantuvo el tipo en situaciones muy complicadas. Es cierto que su acción fue irregular y que algunas de sus frases alcanzaron un nivel grande de difusión con muy peculiares e interesadas interpretaciones por parte de sus detractores.

Estos cuatro perfiles fueron, en mi opinión, los rostros de la pandemia, asumieron sus decisiones más controvertidas y fueron los responsables de informar a la ciudadanía, tanto a nivel internacional como estatal.

Creo que fueron injustamente vilipendiados, por mor que en ocasiones algunas de sus decisiones pudieran ser más discutidas o generaran desacuerdos. Lo cierto es que cada paso era nuevo ante una situación nueva, en unas circunstancias nuevas y en un contexto nuevo. Se tenía una información “acumulada”, pero referida a otros procesos y en otras circunstancias. Es decir, se avanzaba lentamente por acciones de ensayo y error basadas en las aportaciones científicas que, poco a poco, se iban consiguiendo.

Así hubo que construir la clínica, según aparecían los síntomas y se validaba su presencia y/o ausencia en las personas afectas. Además, había que buscar, simultáneamente, un tratamiento que fuera efectivo y se investigaba para obtener una vacuna. La premura de los hechos presionaba con fuerza y estos personajes supieron asumir, a título individual, las contradicciones científicas que se iban generando en el devenir del tiempo. Los medios de comunicación y la población exigían soluciones inmediatas, pero lo que existía era un gran desconocimiento y el saber se iba construyendo, aún hoy se van aquilatando, nuevos aspectos conceptuales, de tratamiento y de evolución y seguimiento de los casos.

En este contexto aparecen las reinfecciones por la covid, las nuevas oleadas de contagios y las evoluciones tórpidas pasando a ser la covid persistente, un cajón de-sastre donde acumular a personas de índole y situaciones diferentes. Estos perfiles personales, expuestos con anterioridad, hacían frente a todo ello como podían y con el estado de la evidencia científica que predominaba en cada momento.

En no pocas ocasiones hemos sido injustos con las actuaciones de estas personas, efectivamente personalizamos nuestra rabia, nuestra frustración en ellos, casi como que fueran los responsables de la pandemia. Tedros, Neira, Illa y Simón intentaban gestionar una realidad difícil y, en ocasiones, lo verdaderamente sorprendente es que el sistema judicial entrara en liza descalificando acciones o pretendiendo redefinir las acciones científico-técnicas, caso del confinamiento o de otras decisiones del alejamiento físico tomadas en España.

Tuvieron que enfrentarse a toda una legión de denominados “negacionistas” muy activos en las redes sociales, inundaban los medios y las redes de las denominadas fake-news que, de forma sorprendente, alcanzaban una difusión mayor que las aportaciones científicas y era muy difícil de parar su impacto. El colectivo de los antivacunas, prodigaron informaciones infundadas en contra del recurso que se ha demostrado más eficaz, las actividades de estos colectivos antivacunas tuvieron una actividad pública cuyos efectos pudieron ser demoledores para el conjunto de la sociedad.

También algunas personalidades políticas quisieron tener su intervención de gloria y atacaban las decisiones acordadas institucionalmente o pervertían la información, caso paradigmático fue la presidenta de la Comunidad de Madrid hablando de libertad para ir a tomar cañas y acudir a los bares. Este tipo de intervenciones se difundían sin ningún aval científico, pero con un gran nivel de aceptación popular. Su base estaba en lo que la OMS denominó como “fatiga pandémica”, que también tiene su fundamento científico para abordarse específicamente.

Ha desaparecido la emergencia, creo que el Prof. Tedros ha sido muy preciso, no hay emergencia pero quedan consecuencias que muestran la evidencia científica y abren puertas para seguir atendiendo la pandemia “en” sus consecuencias.

Las preguntas abiertas por el covid persistente, por la denominada “epidemia silenciosa” de los efectos en la salud mental o por el valor de las nuevas investigaciones, siguen abiertas y presentan cuestiones a las que debemos buscar respuestas, como sociedad, respuestas adecuadas y pertinentes con el estado de la evidencia científica que es cambiante, por lo que debemos adaptar la metodología de investigación para que sea de investigación-acción, sabiendo que es más lenta en su progreso pero más eficiente.

Vivir con incertidumbre no agrada, nos sitúa frente a la respuesta ansiosa, pero lo cierto es que debemos asumir un cierto nivel de incertidumbre para progresar, así nos lo expuso el Premio Nobel Yllia Prigogine. Nivel tolerable de incertidumbre, otro aspecto que nos queda como herencia de la covid.

Así que emergencia finalizada, pero consecuencias para profundizar y que, sin duda, será para ser contado en otra ocasión… por ende.

El Dr. José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).

La Organización Mundial de la Salud declara finalizada la pandemia por COVID-19

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