Cómo fomentar la comunicación cara a cara entre los adolescentes

Shutterstock / George Rudy
por Beatriz Peña Acuña

 

Sábado, 25 de junio de 2025. Ser un buen profesor exige tener una visión global de los hábitos de los alumnos. En el terreno de las nuevas tecnologías, esta capacidad de observación es fundamental para poner en marcha estrategias frente a los retos y necesidades que plantean.

Para ello, tan importante es estar preparado en metodologías activas y tecnologías de la información y la comunicación como conocer la naturaleza humana y los paradigmas pedagógicos probados.

Desde la antropología, la pedagogía y la neurociencia se confirma la capacidad social del ser humano, adaptado para sobrevivir mejor en compañía. En ella se cimenta la comunicación interpersonal.

Propiciar experiencias positivas de comunicación interpersonal en el aula nos permite ayudar a los estudiantes a sentirse cómodos y a buscar cada vez más la relación con sus iguales en persona, una relación que muchas veces las tecnologías relegan a un segundo plano.

¿Es más fácil chatear?

El consumo del móvil y de las TIC, tanto en el aula como fuera de ella, supone un hábito de horas y que muchos adolescentes prefieran chatear a hablar con otro en persona.

Estas seis tácticas didácticas consiguen experiencias satisfactorias reforzando la comunicación interpersonal presencial propiciando nuevos hábitos que consigan dosificar el consumo de tecnología:

    1. Alumnas del grado de Educación durante una actividad en el aula con pantalla verde (croma). Author provided

      Programar actividades memorables emocionalmente. Estas pueden ser tanto formales (clase magistral participativa), como informales (talleres, dinámicas, salidas, visitas, etc.). Incorporar en estas experiencias la experimentación, la curiosidad, la sorpresa, el descubrimiento y la experiencia. También los estudiantes pueden sugerir actividades.

    2. Organizar subgrupos en el aula dando tiempo de trabajo en equipo que resulte satisfactorio y exitoso. Se puede combinar con una tarea fuera del aula a través de plataformas digitales que permitan colaborar de forma sincrónica. Se fomentan así los vínculos afectivos entre ellos para que trabajen juntos y desplieguen habilidades socioemocionales. Se les proporciona bases para que sepan colaborar en equipo promoviendo habilidades como la empatía, la participación democrática, la tolerancia y la mediación.
    3. Desplegar metodologías activas y acompañar promoviendo el protagonismo en el aprendizaje, la curiosidad, la motivación interna. Se puede lograr a través de aprendizaje por proyectos, por retos o por problemas o basado en el pensamiento combinado con el trabajo colaborativo o cooperativo. El aprendizaje por proyectos se combina con otras estrategias docentes (aula invertida, gamificación) y otras estrategias con aproximación transversal (educación emocional, inteligencias múltiples). Este tipo de metodologías motiva mucho al alumnado porque consigue superarse interactuando y colaborando con los demás.
    4. Animar al uso de herramientas analógicas, en combinación con las tecnológicas. Por ejemplo, pueden diseñar una dramatización original, componer un relato de cuentacuentos, un rap con letra poética, o algún artilugio en formato de realidad aumentada o realidad virtual, que luego deban editar o programar con la tecnología adecuada. Así valoran trabajar en equipo con otros recursos.
    5. Fomentar la comunicación entre ellos en equipo a través de una disposición espacial del aula más flexible. Se puede tener en cuenta diversos espacios de aprendizaje dentro del aula teniendo en cuenta los procesos de elaboración de productos propios.
    6. Liderar y generar un buen clima del aula en el que predomine la confianza, el compañerismo, el trabajo, el optimismo, la alegría, el conocimiento de los pares, la expresión emocional, la empatía y la estima mutua.

Lenguaje corporal y autoestima

Además, hay dinámicas que les descubren la comunicación interpersonal con contacto físico. Podemos hacer un desfile de modelos para que entiendan el lenguaje corporal. Sirve para aceptar su cuerpo, su forma de moverse, su ritmo al compás de una base rítmica adecuada que eligen. Disponer de espacio y distancia ante los demás les hace perder el pánico escénico y se convierte en una actividad lúdica en la que entienden que se puede aprender de un ejercicio entre iguales.

A medida que desfilan se puede aplaudir y reforzar de forma positiva atreverse a superar la timidez y salir de su zona de confort. Es un ejercicio con grandes beneficios en la autoestima.

Escucha activa

Para profundizar en la comunicación interpersonal, podemos agruparlos en pares o tríos, según convenga. Uno de ellos cuenta una anécdota graciosa durante dos minutos. El otro par o los otros dos compañeros deben escuchar de forma activa el relato, pero deben fijarse intencionadamente en los elementos que conforman el lenguaje corporal del interlocutor.

Primero, en los componentes de la paralingüística: qué tono de voz, volumen, timbre, entonación tiene su colega. Segundo, qué distancia corporal despliega cuando habla y comprobar si suele o no tocar al interlocutor. Tercero, qué partes de su cara y cuerpo son más expresivas o mueve más.

De ese modo, por primera vez, se fijan en los elementos de lenguaje corporal aprendiendo a leer estos con más detenimiento para comprender cómo están los demás. También asimilan mejor el concepto de escucha activa.

¿Bailamos?

Un baile de salón en parejas con un paso sencillo, como el merengue de compás binario, les exige ir al compás y escuchar la intención corporal del compañero al son de la música. Es divertido, aprenden a ponerse de acuerdo, se cogen respeto y confianza, sin ningún afán, salvo el de pasarlo bien.

Decía el filósofo Lutwig Wittgenstein:

“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente.”

Una vez los estudiantes ponen en juego los diversos códigos para crear productos propios en equipo, descubren la potencialidad de su propia mente y adquieren más fluidez, confianza y autoestima para afrontar otros retos y resolver problemas nuevos.

Beatriz Peña Acuña es profesora de Didáctica en la Universidad de Huelva

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