«Conté a la Asociación que estaba sufriendo acoso por parte del jefe, y me dijeron si era capaz de denunciarlo. Les dije que sí, con la condición de que me protejan. Aceptaron mi petición. Entonces, le señalé, les dije que ese era quien me acosa».
«Me puse muy nerviosa y tuve mucho miedo cuando el guardia civil se puso a gritar a la abogada. Hay cosas que no pude contar. No sabía que hacer».
«Cuando llegaron los abogados, le prohibieron entrar a la finca».
«Cuando los periodistas vienen a la finca, el jefe siempre avisa a la Guardia Civil para que esté presente. También para que nos encierren en nuestras habitaciones».
Cuando le dije que estaba embarazada, me dijo: “No te preocupes, hay otras zonas, como el sexo anal”. El me hacía el gesto.
Domingo, 26 de mayo de 2021. La Mar de Onuba reproduce hoy, íntegramente, el testimonio de tres de las diez trabajadoras marroquíes conocidas como Temporeras contra la esclavitud, que los abogados de la Asociación de Usuarios de la Administración de Justicia (AUSAJ) que representan a las temporeras pretenden que escuchen los jueces Virginia Sesma y Carlos Serrano, titulares de los juzgados 1 y 3 de La Palma del Condado (Huelva).
Ambos jueces habían dictado sendos autos ordenando el "sobreseimiento provisional" de las causas abiertas contra el propietario de la empresa Doñana 1998 por presuntos delitos contra la libertad sexual y los Derechos de los Trabajadores, sin haber llegado a tomar declaración a las denunciantes. La decisión de los juzgados palmerinos fue considera entonces "un disparate jurídico" por la letrada de AUSAJ, quién recurrió los autos de Sesma y Serrano.
La semana pasada, la Audiencia Provincial de Huelva daba la razón a los abogados de las temporeras contra la esclavitud y ordenaba reabrir el caso. Y que el juez Serrano tome testimonio a las temporeras. Queda por resolver el recurso del sobreseimiento dictado también por la jueza Virginia Sesma, aunque los letrados de AUSAJ esperan que la Audiencia Provincial se pronuncie en el mismo sentido, al tratarse del mismo caso y las mismas denunciantes.
La Mar de Onuba reproduce también hoy el testimonio de Manuel Matos, propietario de la empresa Doñana 1998, ante el Juzgado de Primera instancia e Instrucción número 1 de La Palma del Condado.
¿Me podrías hablar un poco de tu situación familiar?
Estoy casada y tengo dos hijos.
¿Y de dónde eres? ¿Del este de Marruecos?
Sí, soy del este. Provengo de una familia pobre. Mi marido está enfermo. Mi hijo tiene una rotura en el brazo y no tenía dinero para llevarlo al Centro de Salud. Este es el motivo por el que he pensado emigrar a España para trabajar en la finca de Huelva. Mi objetivo es trabajar para ayudar a mi familia y poder llevar a mi hijo al médico. Pero, por desgracia, al llegar aquí nos hemos encontrado con esto.
Cuando viste la oferta de trabajo del ANAPEC, ¿cuántos meses llevabas de embarazo? ¿Y no te dijeron nada sobre el embarazo?
No, no me dijeron nada.
¿No te rechazaron?
No.
¿Y sabían que estabas embarazada?
Una señora estaba con nosotros en el barco. Cuando llegamos, al día siguiente, me llamó una amiga informándome de que esa señora había dado a luz. Fue aquí en Huelva.
Entonces, ¿ya sabían que estabas embarazada?
Ni siquiera nos preguntaron. Hicimos los análisis. Por lo tanto, sí que sabían que estaba embarazada.
Ah, ¿os hicieron los análisis?
Sí.
No. Solo tenía que entregarles el pasaporte y firmar. Ni siquiera sabíamos lo que contenían esas hojas que firmábamos.
Ah, vale. Entonces, solo firmabais y salíais.
Sí, así es. Solo nos avisaban de que teníamos que empezar a recoger las maletas. No nos ofrecían ninguna información acerca del lugar donde íbamos a trabajar.
¿Antes de venir a los campos de fresas de España, conocías o tenías contacto con alguna mujer que había venido antes que tú?
Sí. Cuando fui a la oficina del ANAPEC, encontré a mujeres que ya habían trabajado en la finca. Aproveché ese momento para preguntarles sobre las condiciones de trabajo en la finca, y me dijeron comentarios positivos al respecto. Eran trabajadoras que ya llevaban mucho tiempo trabajando en la finca.
No, no lo conozco. Nosotras solo conocemos a quien vimos por primera vez en Tánger.
¿Quién te recibió en Tánger?
Fue XXXX.
¿Fue él quien os recibió de nuevo en Tarifa?
Sí, fue. No nos ayudó en nada, ni siquiera nos informó del lugar donde nos iban a llevar. Nos llamaban por nuestros nombres para subir a los autobuses. Nosotras solo íbamos subiendo a los autobuses sin conocer nuestro destino. Ni siquiera nos dieron de comer.
¿Conoces a otras mujeres que hayan viajado desde Tánger a otros lugares de España aparte de Huelva?
Sí, la prima de mi marido… La llevaron a “XXX”. También conozco a otras mujeres que han ido a otras fincas.
Cuando os visitó la gente de AUSAJ (Jesús, Belén, los que acompañaron a…) Después de su visita, ¿en qué habéis pensado y qué habéis sentido después de ver a esta Asociación? ¿Y qué sucedió aquel día?
Aquel día (viernes) no hubo trabajo. Antes de la llegada de la Asociación, empezaron a decirnos que teníamos que hablar muy bien del “Baba” y que había cámaras que lo iban a grabar todo. Esa mañana su comportamiento con nosotras había cambiado, nos empezaron a tratar muy bien. Y nos decían que no hablásemos hasta que nos lo indiquen ellos. Llegó y nos dijo que no teníamos que tener miedo de nadie, que les contemos todo a la Asociación porque nos iba a apoyar.
Cuando llegó la Asociación, le prohibieron entrar a la finca. La Asociación, desde fuera, nos decía que no teníamos que tener miedo y que nos iba a sacar de esa situación.
Cuando viste a la asociación, ¿qué hiciste?
Con el apoyo de la Asociación y de mis compañeras, me animé a contarlo todo, todo lo que me estaba sucediendo en esa finca.
¿Qué les contásteis?
XXX le dijo, señalándome: “es ella de la que te he hablado, está enferma y sufre acoso”. Entonces, me preguntó él sobre mi situación. Le dije que vivimos en unas condiciones muy precarias. Después de trabajar en las fresas, sufrí alergia porque se me inflamaban las manos. No me daban ningún medicamento ni me llevaron al Centro de Salud, sabiendo que estaba embarazada. Muchas veces me cansaba de trabajar tanto y les pedía una pequeña pausa para descansar, pero no aceptaban.
Le conté a la Asociación que estaba sufriendo acoso por parte del jefe, y me dijeron si era capaz de denunciarlo. Les dije que sí, con la condición de que me protejan. Aceptaron mi petición. Entonces, le señalé, les dije que ese era quien me acosa.
Cuando se llevaron a … ¿Qué pasó aquel día?
Aquel día todas lloramos, porque era ella la que nos animaba a hablar y a protestar. Nos sentimos solas después de su partida.
¿Cómo se preparó la lista de las mujeres que querían quejarse? ¿Y quién la preparó?
La prepararon XXX y XXX.
¿Quién le entregó la lista a …?
Ellas y XXX.
¿Conoces a ….? ¿ el de la asociación musulmana?
Sí, ese. XXX y yo hablábamos con él. Fue ella la que le contó mi caso.
¿Y cómo se enteró de la enfermedad de…? ¿Y de…?
No sé.
¿Y sabes por qué cambió el comportamiento de ….?
¿Quién es….?
La que tenía una fractura.
Ah, vale.
¿Sabes por qué ha cambiado su comportamiento?
No, no lo sé.
Vale. ¿Has tenido algún accidente en el trabajo?
Me enfermé porque el jefe me acosaba siempre.
¿Y fuiste al médico?
Sí, fui por mi cuenta y pagué por la visita.
¿Antes de ir les has pedido permiso?
Sí.
¿Qué pasó desde que se fue de la finca hasta que volvió Jesús? Cuéntame lo que pasó.
Nos encerraban y no nos dejaban salir. Teníamos mucho miedo porque no sabíamos qué hacer. Nos decían que no nos iban a pagar.
¿No has visto un pequeño coche de color naranja o una caravana?
No.
¿Qué pasó cuando Jesús y Óscar se fueron?
Cuando Jesús y Óscar se fueron, nos dejaron salir.
¿Que pasó el sábado y el domingo? ¿Qué pasó después de la manifestación?
El domingo por la mañana me avisó de que el jefe estaba tocando en la puerta de todos para mandarlos a Marruecos. Nos dijo a todas que teníamos que ir a hablar con la Asociación. Ninguna estaba dispuesta a volver a su país, porque todavía no nos habían pagado. Conforme se iban subiendo al autobús, les decían que los iban a llevar a otra finca, pero los llevaban directamente al puerto. Cuando vieron que había gente que no se quería ir, los sacaban de sus habitaciones por la fuerza. Las mujeres que se oponían a subirse al bus, fueron tiradas al suelo y violentadas.
Entonces, a unas las obligaron a subir al bus y otras huyeron.
Sí. Las que han huido, han tenido que saltar las vallas. Todas sufrieron heridas.
¿Tú no has huido?
Yo no porque me fui escondiendo y se olvidaron de nosotras. Aguantamos hasta que llegaron por la tarde y volvieron los de la asociación (SAT) y denuncié. Estabatemblando y muy nerviosa, pero señalé a Antonio delante de todos. Venían conmigo y estaban los de la asociación (SAT) y la Guardia Civil. De todas formas, ese día cambian el comportamiento hacía mí, intentan convencerme para que no denuncie, me intentan comprar.
Ah vale. De acuerdo.
Cuando venían los periodistas para preguntarme sobre mi situación, no me dejaban salir. Ah, debo contarte lo siguiente: cuando todavía seguía en la finca, un día se me acercó para que la acompañase a otra casa.
¿Qué día fue? ¿Fue antes de que pasara todo esto y antes de que abandonase la finca?
Sí, fue antes de que abandonase la finca. me llevó a su casa para que no pudiera salir a hablar con los periodistas, pero no me di cuenta de la presencia de los periodistas hasta que me avisaron mis amigas. Los periodistas sabían que estaba embarazada y querían ver si recibía un buen trato en la finca o no. Pero cuando me avisaron mis amigas, los periodistas ya se habían ido. Me dijeron mis amigas que me ocultaron para que los periodistas no me pregunten por nuestra situación allí.
El domingo, ¿has visto cómo trataban a esas mujeres que subieron a los buses por la fuerza?
Sí. Todas estaban gritando, llorando, y fueron maltratadas en presencia de la Guardia Civil. Muchas se mareaban. Lo único que estaban solicitando era su sueldo.
Sí, nos sentimos como si estuviésemos en una cárcel porque ni siquiera podemos salir, ya que hay guardias en la puerta principal.
Antes de los acontecimientos del domingo, ¿podíais salir y entrar con libertad?
Sí, antes sí, pero ahora no.
Me tienes que contar todo aquello que le has contado a los periodistas, porque esto es muy importante, ya que lo va a escuchar el Juzgado.
A mí lo único que me importa es mi hijo. Quiero proporcionarle todo aquello que necesite.
Ahora cuéntame todo lo que te sucedió con Antonio y la empresa.
Un día entró el jefe a mi habitación. Las demás se estaban duchando. Primero entró a la cocina y empezó a llamar por mi nombre. Cuando escuché su voz me mareé. Me buscó por toda la casa hasta que me encontró en mi habitación. Entró a la habitación, le saludé y se acercó. Empezó a tocarme. Me tocó la barriga y le dije que estaba embarazada, y me empezó a tocar por otras zonas del cuerpo. Fue cuando llamé a XXX y a XXX. Aunque llegaron las dos, él me siguió tocando. Lo empujamos fuera de la habitación. Y le dije que tenía que ir a ducharme y me dijo que me vaya a duchar en su habitación, donde tiene un baño y una cama mejores que las nuestras. También me dijo que ni siquiera hacia falta que vaya al trabajo, ya que me iba a dar todos los días 50€. Cuando le dije que estaba embarazada, me dijo: “No te preocupes, hay otras zonas, como el sexo anal”. El me hacía el gesto. Cuando escuché todo aquello me mareé. Llamaron a XXX y nos dijo que primero le teníamos que dar dinero para que me llevara al médico. Fui al médico y me dio medicamentos.
Cuando volví al trabajo y lo veía delante de mí, me daban ganas de matarlo. No podía quedarme sola por miedo a que me volviera a acosar, siempre estaba en compañía.
Sí. Estaba trabajando, se acercó, me cogió del brazo con fuerza y me quiso besar. Aparté mi cara. Tiré lo que tenia en mis manos y me fui corriendo. Fui a la zona donde trabajan mis amigas, y les conté lo que me había pasado.
Cuando no consigue nada por cuenta manda a las alcahuetas. A mí me mandó a Me ofrecía 50 euros al día si me acostaba con el jefe. Que era mejor que trabajar en el campo. Esto pasó muchas veces. Yo nunca accedí ni con el jefe ni con nadie.
Una vez incluso intentaron meterme a la fuerza en el coche de a la fuerza. Lo vi que estaba allí. Siempre tiene una navaja pequeña. Desde que pasó lo de la cocina, cuando me veía por la finca, me hacía el gesto de que iba a cortarme el cuello. Yo me cagaba de miedo.
¿Dónde sucedió esto?
Fue en Arandana. Me mareé otra vez. En ese momento pensé en la muerte porque me sentí súper débil, sin fuerzas. No quería morir lejos de mi hijo.
¿Has cobrado o no?
No, solo me dieron los 50€.
¿Cuántos días has trabajado?
He trabajado solo 24 días.
Ah, vale.
Antes no me hacían trabajar mucho, pero al rechazar todo aquello que me pedía el jefe, me empezaron a dar mucho trabajo; coger 12 cajas yo sola, estando embarazada.
¿Cómo se llaman las mujeres que son partidarias de este acoso?
Son tres: Hafida, Samira y Hayat.
¿Cuántas horas en total trabajabais?
Empezábamos a las 07.30h y terminábamos a las 02.30h. Teníamos descanso a las 12.30h. Antes de las 12.30h estaba prohibido incluso beber agua.
El señor que estuvo recogiendo nuestros datos el día de la manifestación volvió a venir el miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. Cuando los periodistas vienen a la finca, el jefe siempre avisa a la Guardia Civil para que esté presente. También para que nos encierren en nuestras habitaciones.
¿El señor que os ha registrado es el mismo que os obligaba a quedaros en vuestras habitaciones?
Sí, es el mismo. Controlaba la puerta principal, no nos dejaba atravesarla.
¿Desde el miércoles hasta el domingo no os dejaron salir de la finca?
No, no nos dejaron. La Guardia civil comenzó a venir los días miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo.
¿Iban todos los días?
Sí, iban todos los días. La Guardia Civil llegaba a la finca antes que los periodistas y la gente de AUSAJ y SAT.
Cuando hiciste la declaración, ¿estaba allí el mismo Guardia Civil que estaba en la finca cuando denunciaste el acoso que sufres por parte del jefe?
Si, estaba allí. Pero cuando volví a denunciar al jefe por acoso sexual, me preguntó el Guardia Civil por el jefe. Le dije que era el jefe de la finca. Me dijo que no lo conoce, o sea, lo negó todo y dijo que nunca lo había visto. Me puse muy nerviosa. Tuve mucho miedo. Sobre todo cuando se puso a gritar a la abogada. Hay cosas que no pude contar. No sabía que hacer.
¿Te acuerdas en qué día trajeron el bus para llevaros a la playa?
Fue el viernes.
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