Los padres y las madres del IS Vázquez Díaz piden que el salón de actos del centro lleve el nombre de profesora de dibujo asesinada.
El asesinato de la joven profesora se enmarca “entre los parámetros de esa epidemia interminable que asola nuestra sociedad, por la que las mujeres se hallan permanentemente en peligro”.
Los delegados de padres y madres de alumnos de Instituto de Educación Secundaria Vázquez Díaz de Nerva consideran una obligación “la lucha constante y obstinada por la libertad de todas y cada una de las mujeres”, y por ello han propuesto que el desgracias más terribles a las que puede enfrentarse un ser humano, el abuso y asesinato de la profesora de dibujo Laura Luelmo, a manos de un cobarde e indeseable criminal, que, aferrado a su abrumadora superioridad física, acabó con su vida llenando de angustia y desazón, a toda nuestra sociedad y muy especialmente, a familiares, amig@s, profesor@s, emplead@s, alumn@s y resto de comunidad educativa de este instituto”, dice la carta dirigida por los padres y madres al director del instituto, Isidoro Romero, en la que plantean que rotular el salón de actos con el nombre de Laura será, además, una “forma de mantener viva su imborrable presencia”.
Los firmantes de la petición recuerdan que el asesinato de Laura debe “enmarcarse entre los parámetros de esa epidemia interminable que asola nuestra sociedad, por la que las mujeres se hallan permanentemente en peligro”, y que “día a día, hora a hora y minuto a minuto, aquellos y aquellas que creemos y promulgamos una vida enmarcada en una sociedad libre e igualitaria, debemos contribuir con nuestro esfuerzo, a que todas y cada una de las niñas que hoy estudian en el Vázquez Díaz, crezcan en una sociedad justa y solidaria, en la que el miedo y la desconfianza desaparezcan de sus vidas”.
El Salón de Actos Laura Luelmo servirá para “perpetuar su recuerdo como mejor sabemos hacerlo”, dicen los padres y madres en su misiva al director, “a través de esa generosidad y de esa hospitalidad que se ha convertido en nuestra principal condición, pues caracteriza como ninguna otra la forma de ser de la gente sencilla de esta tierra».
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