Socialismo democrático; principios y valores

por Víctor Arrogante

 

Viernes, 8 de noviembre de 2024. Socialismo democrático suele utilizarse como sinónimo de socialdemocracia, pero no lo es; hay diferencias. No es crítica es clarificación. El socialismo democrático acoge, perfecciona y profundiza toda la estructura de libertades de la revolución burguesa de fines del siglo XVIII. No es socialdemocracia, ni socialismo ni comunismo; es socialismo democrático: socialismo y democracia como una unidad inseparable.

El socialismo democrático está a favor de los movimientos de base, con el objetivo de la creación inmediata de descentralización y democracia económica, superando y rechazando los métodos autoritarios del capitalismo. Se identifica con los derechos humanos, división de poderes, limitaciones jurídicas a la autoridad pública, o soberanía popular; también las preocupaciones por la equidad inherentes a las doctrinas socialistas, que las completa dialécticamente con sus propias aportaciones ideológicas de carácter democrático: organización popular, partidos políticos de masas, sindicalismo, pluralismo ideológico, elecciones, constitucionalismo social, los nuevos derechos humanos, las responsabilidades social y ecológica de la propiedad, y la equidad económica, a fin de alcanzar una fórmula política moderna y dinámica lo suficientemente flexible para que se adecue a las distintas circunstancias de lugar y de tiempo; superando el capitalismo para cambiarlo por vías democráticas.

La socialdemocracia es una ideología política, social y económica, que busca apoyar las intervenciones estatales, tanto económicas como sociales, para promover la justicia social en el marco de una economía capitalista. Es un régimen de política que implica un compromiso con la democracia representativa, medidas para la redistribución del ingreso y regulación de la economía en las disposiciones de interés general. La socialdemocracia es una ideología surgida en la segunda mitad del siglo XIX en Europa, que defiende una economía mixta y un estado de bienestar. En la actualidad, los socialdemócratas defienden elementos del socialismo y del capitalismo, combinados en la llamada economía mixta, sin dejar de lado los ideales de justicia social.

El socialismo democrático, es la ideología oficial del reformismo moderno, proclamada en el Congreso de Francfort de la Internacional Socialista en 1951. Las raíces teóricas del socialismo democrático arrancan del neokantismo, con su preconización del socialismo ético. Es un ideal moral, accesible por igual a los representantes de todas las capas de la sociedad. Se rechaza la lucha de clases, la revolución socialista y la dictadura del proletariado. El socialismo surge democráticamente, como resultado de una suma de medidas sociales y de tipo cultural y educativo.

Se celebró el 40 Congreso Federal del PSOE y mucho recuerda a aquel Congreso de Suresnes, en el que se aprobó la nueva estrategia, políticas y nuevos objetivos, contra el franquismo en el interior y preparar el camino para la democracia. En 1974 el régimen de Franco agonizaba y la oposición democrática se preparaba para acceder a las instituciones. La alternativa pasaba por reforma o ruptura. Luego, la mayoría de quienes propugnaban la ruptura, reformaron y los de la reforma, hoy, anhelamos la ruptura. En el 40 Congreso, en el ámbito ideológico o programático no se han producido grandes cambios. La posición socialdemócrata del PSOE se mantiene en sus líneas básicas.

La justicia social, la desigualdad y la solidaridad, fueron demandas del Partido de Pablo Iglesias y transcurridos más de cien años, en lo esencial, deben seguir siéndolo. Proclamas y reivindicaciones vigentes, para el mayor bienestar y dignidad de las personas. Por aquel entonces se consideraba que la sociedad era injusta, porque dividía a sus miembros en clases desiguales y antagónicas: los dominantes y los dominados. Los que lo tienen todo, recursos, dinero y poder; y los que nada tienen, salvo su fuerza vital para trabajar. Los privilegios de la burguesía estaban garantizados por el poder político y económico, del cual se valía para dominar a los trabajadores. Por superar estas contradicciones comenzó la lucha de los socialistas decimonónicos. Aquel análisis, vale para hoy. Las clases sociales siguen existiendo y la lucha necesaria.

En la historia de España, la unidad de la izquierda no ha tenido final feliz. Pero unidad ha habido y lo negativo de la historia no tiene por qué repetirse, pese a la llamada de los voceros interesados, argumentando que volverán a ocurrir los males si no gobierna la derecha. La izquierda sigue dividida y en el peor de los casos enfrentada. La izquierda tiene que cuestionar el poder, sin olvidar que el objetivo de la acción política, consiste en la transformación de la realidad injusta y la función de las ideas y principios en cargarse de razones. Juntos contra el enemigo.

La derecha está unida, desde el centro, hasta su extremo: liberales, democristianos, conservadores, franquistas y la extrema derecha. Frente a ello los partidos de izquierdas se han caracterizado por marcar sus diferencias. Por si mismo no es negativo, si pretende fortalecer los debates y encontrar, mediante la razón, las ideas que lleven a superar la situación de injusticia que soporta la clase trabajadora, pero es innegable que esa desunión, hace que la derecha se mantenga en el poder y consiga sus fines.

El socialismo democrático está a favor ya sea de transición electoral al socialismo o la revolución espontánea de las masas desde abajo para distinguirse de los socialistas autoritarios que requieren un Estado de partido único, la posición del marxismo-leninismo. Por el contrario la socialdemocracia es una ideología política, en el marco de una economía capitalista, que propugna la intervención directa del Estado en la economía. El fin de la intervención es el de poder redistribuir la renta de una forma más social, garantizando el estado de bienestar y el interés general.

El socialismo democrático, como movimiento internacional, no exige uniformidad de enfoque. Ya sea que los socialistas construyan su ideología en el marxismo u otros métodos de análisis de la sociedad, ya sean inspirados por principios religiosos o humanitarios, si se aboga por la organización social y económica, basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes.

Es necesario romper el bipartidismo y extender la democracia a todos los ámbitos, incluidos la organización del Estado y la influencia de la iglesia católica, de modo que sea posible avanzar hacia la irrenunciable e irremediable república solidaria y plurinacional en la que nuestro país se debe convertir mediante una nueva Constitución del siglo XXI.

Las teorías de un socialismo democrático representan un concepto igualitario de justicia, afirman el Estado democrático, luchan por la seguridad del estado de bienestar para todos los ciudadanos, quieren limitar la propiedad privada de una manera socialmente aceptable y socialmente integral, y regulan políticamente el sector económico.

El socialismo, comunismo, anarquismo, sindicalismo, ecologismo, feminismo, pacifismo, son ideologías, con demandas sociales, que desde lo específico, dan una visión global de la cuestión, para promover la igualdad, la justicia social y la solidaridad, por el socialismo democrático.

Víctor Arrogante, colaborador habitual de La Mar de Onuba, profesor retirado, ex sindicalista y veterano activista por las causas de la libertades y los Derechos Humanos. Crítico analista del presente y pasado reciente, en sus columnas vuelca su visión de republicano convencido. Sus primeros artículos en la primera etapa de Diario Progresista (recogidos en el libro Reflexiones Republicanas) le hicieron destacarse como columnista de referencia para los lectores de izquierda, y hoy sus columnas pueden leerse también cada semana en 14 destacados medios digitales, como Nueva Tribuna, El Plural, Cuarto Poder o Confidencial Andaluz.
@Caval100

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