«Si no os interesaran, ya les habríais echado», Jornaleras de Huelva en Lucha ante el incendio de Palos y «el progreso de la Europa del siglo XXI»

Martes, 16 de mayo de 2023. Esta mañana [por ayer, lunes] hemos vuelto al asentamiento situado frente al polígono San Jorge, de Palos de la Frontera. De la mano de compañeras de Mujeres de la Otra Orilla y Solidaridad Internacional Andalucía, a quienes aprovechamos para agradecer de nuevo su apoyo.

El reloj rondaba las 12:30 del mediodía, y el paisaje que nos hemos encontrado una vez más es desolador.

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A estas personas, todas trabajadoras del campo, vecinas y vecinos del municipio que enriquecen con su fuerza de trabajo, no se les ha ofrecido una solución habitacional desde el sábado 13 de mayo que se produjo el incendio donde lo perdieron todo. Nos decía el alcalde de Palos, y también diputado del PP Carmelo Romero (el que mandó a Iñigo Errejón al médico cuando hablaba de salud mental) el sábado, que “no sabía dónde iban a dormir”, que “él no tiene por qué saber la vida de la gente”.

Nos cuentan algunos compañeros que están durmiendo en las calles del pueblo, otras compañeras han sido acogidas en las chabolas que se han salvado del fuego, y hay gente que está durmiendo tal que así. Detrás de los colchones que se ven en la imagen, los cuales dan algo de sombra a un viejo sofá donde descansa una compañera.

Escuchábamos declaraciones en estos días que decían que “menos mal que el incendio no ha llegado a los almacenes de manipulado que están enfrente, ni a los bosques de alrededor, porque hubiese sido una desgracia”. Lo que ha ocurrido no lo es. Que más de un centenar de personas que llevan meses salvando la campaña de frutos rojos, la cual lleva años concatenando records de venta y exportación, lo hayan perdido todo no importa. Eso no supone una desgracia para este país donde el racismo institucional abruma, y la falta de Derechos Humanos de las personas migrantes es cada vez más latente.

Hasta el punto de que el mismo Ayuntamiento ha mandado maquinaria para que las personas que tenían sus chabolas cerca de las naves del polígono no puedan volver a construir ahí. Para que la próxima vez que arda el asentamiento la gente de bien, la gente de primera, las empresas y sus materiales no corran peligro.

Vigilantes del Ayuntamiento se encargan de que todo esté en orden y nadie vaya a volver a construir ahí.

Algunas personas afectadas indignadas han ido al Ayuntamiento a reclamar un “techo” donde volver a empezar. Y desde la institución les han comunicado que iría la policía y el personal de la misma a hablar con ellas. Efectivamente allí se han presentado, y han parado en mitad del asentamiento. Alejados de la carretera y de las naves.

Después de un rato hablando con la gente, han señalado con el dedo una línea imaginaria que atravesaba todo el asentamiento, y han dado la orden de volver a construir de la línea (marcada por el coche de policía) hacia el otro lado. En la captura de Google Earth (dónde no aparecen las chabolas) señalamos la zona donde han indicado que se puede edificar a partir de ahora.

Automáticamente la gente ha salido corriendo a delimitar el terreno, y a marcar con cualquier objeto cuál va a ser su nuevo espacio donde volver a levantar el será su “hogar”. En una zona llena de basuras, porque ni a sanear el lugar le dedican un rato las autoridades competentes. También con grandes matorrales, y una elevada pendiente.

Esto es lo que hacen con las personas trabajadoras que contribuyen a que el pueblo de Palos de la Frontera cuente con un superávit de más de 32 millones de euros. Y por eso pretenden alejarlos, pero jamás echarlos.

Como le dijimos al Sr. Alcalde el sábado, si no os interesaran ya les habríais echado.

En Madrid, por ejemplo, detienen a las personas “sin papeles” y les encierran en CIES o les deportan. Allí no hay frutos que recoger. Aquí la Policía viene a delimitarles el terreno donde pueden construir chabolas de plástico, palés de madera y cartón que no tendrán acceso a necesidades básicas como la luz y el agua. Donde no habrá ningún tipo de higiene. Porque cuanto más precaria es la situación, y más vulnerables las personas, más fácil son de explotar.

Así que de nuevo, otra campaña más ante una realidad que se viene dando desde hace 20 años, y después de otro incendio, las jornaleras y jornaleros del fruto rojo de Palos de la Frontera vuelven a construir entre escombros, cenizas y humo.


Más de un centenar de trabajadores agrícolas pasan la noche al raso por la desidia institucional tras el nuevo incendio en un asentamiento chabolista de Palos de la Frontera

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