Un informe analiza y compara las propuestas económicas de los principales partidos de la nueva derecha en la Unión Europea.
Discursos de odio en los mítines y medidas neoliberales en sus programas de todos los partidos de extrema derecha en Europa. Ese podría ser un resumen rápido del informe El programa económico antisocial de la nueva derecha europea, realizado por el periodista Àngel Ferrero y el economista y miembro del seminario TAIFA Iván Gordillo, en el que han analizado los programas económicos de diez partidos europeos con representación parlamentaria: Agrupación Nacional (Francia), la Liga (Italia), el Partido de la Libertad de Austria, Alternativa para Alemania, Interés Flamenco (Bélgica), Fratelli d’Italia, Demócratas de Suecia, Ley y Justicia (Polonia), Fidesz (Hungría) y Vox. “Los partidos que analizamos se agrupan en dos grupos parlamentarios: Identidad y Democracia (ID) y el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Fidesz, al que también analizamos, se encontraba entonces en el Partido Popular Europeo (EPP) y ahora sus eurodiputados están en el grupo de los no-adscritos, a la espera de incorporarse a ECR o formar un nuevo ‘supergrupo’ de la ultraderecha europea”, explica a El Salto Àngel Ferrero.
Ya no se trata de partidos minoritarios. Ganan posiciones en países como España, compiten por la presidencia en otros como Francia y gobiernan en Polonia o Hungría. Sus discursos económicos se basan en un “no hay suficiente para todos”, que según el eurodiputado y prologuista del informe, Miguel Urbán, se basa en las políticas de austeridad que, más allá de los recortes y privatizaciones que conllevan, “fomentan mecanismos de exclusión que Habermas definía como característicos de un ‘chovinismo del bienestar’ y que concentran la tensión latente entre el estatuto de ciudadanía y la identidad nacional”. Esas políticas económicas, según el militante de Anticapitalistas, se conectan con la propaganda de la recuperación de la soberanía con el control de las fronteras. De esta forma, afirma, “se consigue que el malestar social y la polarización política provocadas por las políticas neoliberales de escasez se canalicen a través de su eslabón más débil (el migrante, el extranjero o simplemente el ‘otro’), eximiendo así a las élites políticas y económicas, responsables reales del expolio”. O explicado de otro modo: si no hay para todos, entonces sobra gente. “Una delgada línea que conecta el imaginario de la austeridad con el de la exclusión”, lamenta Urbán.
Los programas analizados promueven bajadas de impuestos pero, al contrario de lo que se suele escuchar en sus mítines, no son a la clase obrera, sino a los empresarios y rentas altas
Además, Ferrero señala que, en cuanto al tema laboral se refiere, sus proclamas se basan en la competición. En particular “tras la incorporación desde hace décadas de las mujeres y los inmigrantes, cada vez más feroz en un mercado laboral desregulado, o mejor dicho regulado en favor del capital”. El miedo al descenso social también apuntala esa competición entre las clases medias.
Regresividad y alfombra roja a las empresas
La fiscalidad es uno de los principales campos de batalla del neoliberalismo y la extrema derecha está claramente en su bando. Los programas analizados promueven bajadas de impuestos pero, al contrario de lo que se suele escuchar en sus mítines, no son a la clase obrera, sino a los empresarios y rentas altas. El análisis muestra como todos los partidos plantean sistemas fiscales más regresivos, como el tipo fijo sobre la renta (15% de La Liga, 16% de Fidesz o 20% Vox), que favorece claramente a las rentas altas y se carga de un plumazo la progresividad de los sistemas tributarios. Para las empresas, todo facilidades. La extrema derecha húngara, de hecho, ha convertido el país en un paraíso fiscal rebajando el Impuesto de Sociedades al 9%. La extrema derecha polaca va por la misma vía. Los dos partidos italianos promueven medidas que benefician directamente a los evasores de impuestos, como amnistías fiscales o suprimir el límite de uso de efectivo.
Todos los partidos son abiertamente partidarios de la promoción de la empresa privada en todos los sectores a través de incentivos, subvenciones y desgravaciones; y cambios en la regulación para superar las restricciones europeas.
En el mercado laboral ya se pueden ver algunas de sus propuestas liberalizadoras en práctica allí donde gobiernan, como la llamada “ley de la esclavitud” de Fidesz en Hungría o las cotizaciones proporcionales al beneficio de las empresas que ha impuesto el partido Ley y Justicia en Polonia. Cuatro partidos de los diez analizados hacen mención expresa a regular la prioridad en la contratación de los trabajadores nacionales frente a los extranjeros: Vox, Agrupación Nacional (Francia), Hermanos de Italia e Interés Flamenco (Bélgica).
Modelo económico
En este punto parece que hay una disyuntiva y se visualizan dos bloques diferenciados. Por un lado, los partidarios del proteccionismo y el desarrollo del mercado interior: La Liga (Italia), Agrupación Nacional (Francia) y Vox. Por otro lado, los defensores del libre mercado y los incentivos a la inversión extranjera directa: Alternativa para Alemania (menor participación del Estado en la economía), Fidesz (Hungría), Partido de la Libertad de Austria, Interés Flamenco (Bélgica).
Algunos partidos de extrema derecha caen en la incongruencia de vender en sus programas políticas proteccionistas y de desarrollo el mercado interior mientras defienden el libre mercado y los incentivos a la inversión extranjera
Algunos, directamente, caen en la incongruencia de vender en sus programas las dos vertientes a la vez: Hermanos de Italia defiende una mayor inversión pública y protección frente a la competencia internacional y atracción de la inversión extranjera. Igual que el partido polaco, con una defensa del libre mercado pero desarrollo autocentrado. “Unos se presentan como más proteccionistas que otros, que defienden sin tapujos reformas que favorezcan el libre mercado”, explica Ferrero, “pero una observación más atenta revela que las propuestas de los primeros son irrealizables y entran en contradicción con otras medidas que ellos mismos proponen”, matiza. Aunque en referencia a estas contradicciones, Ferrero presenta otro problema: “Apenas trasciende, porque sinceramente, ¿quién se lee los programas económicos? Casi nadie”.
"Las medidas proteccionistas de la extrema derecha suelen ser elementos más declarativos que efectivos, que corresponden a una calculada campaña propagandística”, Miguel Urbán
En referencia a esta incongruencia entre proteccionismo y libre mercado, el eurodiputado y militante de Anticapitalistas Miguel Urbán defiende que “las medidas proteccionistas de la extrema derecha suelen ser elementos más declarativos que efectivos, que corresponden a una calculada campaña propagandística”. Urbán explica que ese doble discurso puede deberse a una disputa entre sectores de clases dominantes y el intento de recomponer ese dominio en clave nacional que siempre les ha pertenecido. Para ello, dice el eurodiputado, la extrema derecha “necesita dotarse de una base social que les permita maniobrar dentro del capitalismo global”. Ahí es donde entran los discursos identitarios xenófobos: “Utilizan el Estado para disociar a la clase obrera entre ‘nativos’ y ‘migrantes’, entre gente con derecho a ser protegida y gente amenazante”.
Menos Estado, más policía
Prácticamente todos abogan por un menor Estado. Reducción del gasto público, reducción de la deuda externa y del déficit. Muy acorde a las medidas de los partidos neoliberales. “Defienden un ‘adelgazamiento’ del Estado haciendo hincapié en su propaganda en la subvenciones de determinados programas públicos de educación o integración, y en los abusos que se han producido ocasionalmente”, explica Ferrero, “pero callan en otros ámbitos y, sobre todo, piden incrementar, y no precisamente poco, los presupuestos de defensa y los cuerpos policiales”, lamenta.
Vox, un alumno trumpista más
En el plano español y en esa carrera por ser más trumpista que el de al lado que pudimos ver en las elecciones a la Comunidad de Madrid, también se presenta otra duda. ¿Hacia dónde van las derechas y en qué punto confluirán? Los discursos de Iván Espinosa abrazando la bajada de medio punto en todos los tramos del IRPF anunciada por el PP y los discursos proteccionistas de la hostelería madrileña de Ayuso se entremezclan y difuminan entre futuros pactos de gobierno. La pregunta es dónde se acabarán encontrando. “Según se acerque la posibilidad de un gobierno PP-Vox, en la disputa electoral se refuerce la polarización en los marcos más identitarios de guerras culturales y se acerquen en sus propuestas económicas en donde la presión de Vox favorecerá una radicalización de las propuestas neoliberales del PP en donde el trumpismo de Ayuso puede ser un buen punto intermedio de acuerdo entre ambas fuerzas”, explica Urbán, pero insiste en que ni en Vox, ni en el PP ni en otros partidos de extrema derecha europea “hay ninguna proyección anti-neoliberal, lo que hay es una batalla por cómo gestionar el neoliberalismo”.
Vox mantiene la dinámica de los partidos ultraderechistas considerados “partido nicho” que se especializan en un solo ámbito o conjunto de temas, como la anti-migración, seguridad ciudadana, anti-feminismo o la defensa de la identidad nacional
Las medidas económicas de Vox en sus programas suelen ser bastante escasas. Eslóganes que repiten una y otra vez pero sin un gran fundamento y sustento. Aunque esas pocas medidas concretas tienen “un claro sesgo turboneoliberal”, según Urbán. Pero, en líneas generales, Vox mantiene la dinámica de los partidos ultraderechistas considerados “partido nicho” que se especializan en un solo ámbito o conjunto de temas (anti-migración, seguridad ciudadana, anti-feminismo y defensa de la identidad nacional).
Para Ferrero, las propuestas económicas de Vox no dejan mucho espacio a la duda sobre su naturaleza neoliberal. Si las medidas económicas ocupan un espacio tan pequeño en sus programas políticas y en su discurso público es “porque de ocupar una posición relevante en el mismo entraría en contradicción con su supuesta defensa de ‘la España que madruga’ y le es mucho más rentable electoralmente atizar, cuando no directamente crear, guerras culturales en torno a la inmigración o el feminismo, o utilizar el anticatalanismo como coagulante político”.
Viaje de los conservadores al extremo
En el Estado español y otros países vecinos parece que el escorar el discurso cultural mientras se esconden las medidas liberales económicas funciona y la derecha clásica conservadora se ha dado cuenta. En las elecciones de la Comunidad de Madrid pudimos ver como el simplismo de los mensajes y la guerra cultural copaban la campaña del Partido Popular y Vox. “El trumpismo de Ayuso puede ser un buen punto intermedio de acuerdo entre ambas fuerzas”, explica Urbán, que cree que según se acerque la posibilidad de un gobierno PP-Vox, en la disputa electoral “se refuerce la polarización en los marcos más identitarios de guerras culturales y se acerquen en sus propuestas económicas en donde la presión de Vox favorecerá una radicalización de las propuestas neoliberales del PP”. Ese acercamiento entre la ultraderecha y los conservadores, a grandes rasgos, se ha visto en casi todos los países europeos. Algo que, según Ferrero, “era de esperar si uno se acuerda de la evolución de los fascismos históricos”.
Artículo original de Yago Álvarez Barba para El Salto Diario con licencia Creative Commons BY-SA 2.0
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