Lunes, 2 de diciembre de 2024. Los votantes conservadores viven en la ensoñación novelesca de un capitán que, desafiando a todas las tormentas, se convierte en el último en abandonar el barco. Sin embargo, la dura realidad revela que, muchas veces, los gobiernos de derechas, bajo la bandera de la libertad y la responsabilidad, solo salvan a los privilegiados. Mientras aquellos que navegan en aguas turbulentas luchan por su supervivencia, los capitanes de este barco se aseguran de que los más acomodados sean los únicos que permanezcan a flote.
Un claro ejemplo de esto se observó durante la crisis de 2008, cuando el gobierno implementó recortes en pensiones y salarios, aumentó los impuestos y aplicó un gravamen a la energía solar, mientras sólo rescataba a los bancos en quiebra. Este episodio evidencia cómo sus decisiones priorizan los intereses de una élite en detrimento del bienestar colectivo.
Aparte de la crisis mencionada, la historia del hundimiento del Prestige ilustra aún más su falta de responsabilidad. Un 19 de noviembre de 2002 el buque petrolero, con 77.000 toneladas de crudo, se hundió frente a las costas gallegas después de 6 días de agonía. Una tormenta había provocado una vía de agua el 13 de noviembre. Todo un periplo de malas decisiones e incompetencia del Gobierno Gallego y nacional, agravó el desastre.
Recuerden cómo, ante la inminente tragedia, hubo una deriva de dudas y vacilaciones en la acción, que llevaron a un desastre medioambiental que afectó a la población y a la costa gallega. Si analizamos más profundamente, también podríamos mencionar otros incidentes como el caso del Yak-42, el accidente del Metro de Valencia o la reciente DANA, que evidencian patrones similares de ineficacia y desatención a las necesidades de los ciudadanos.
En este contexto ¿quién realmente está al mando cuando el barco comienza a zozobrar en un gobierno de derechas?
Es esencial considerar si aquellos que deberían sostener el timón son, en verdad, capaces de guiar a todos hacia un puerto seguro, o si solo buscan preservar su propio refugio en medio de la tormenta.
Julián Blanco, colaborador de La Mar de Onuba, es jardinero y fotógrafo, activista social y ecologistas.
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