Preocupación. Contra la parálisis

“Cuando retorne eso que llamamos normalidad lo hará en una sociedad con profundas heridas y enormes cambios, es imprescindible, que las pequeñas y medianas empresas hagan cada una ese análisis, sobre su gobierno, la profesionalización de su gestión, la trascendencia de su tamaño, sobre los proyectos de modernización que necesitan, sobre sus mercados

 El conocido abogado Manuel Camas escribe sobre la capacidad de España para utilizar los fondos europeos: “Ciertamente es una extraordinaria oportunidad para nuestro país la movilización de un impresionante volumen de recursos económicos, por parte de la Unión Europea, para atender la recuperación transformación y resiliencia, pero el enorme volumen de recursos movilizados exige a la sociedad en su conjunto, instituciones públicas y privadas, incluidas las grandes corporaciones, pero también la pequeña y mediana empresa, que trabajen intensamente para 

generar proyectos a los que aplicar esa oferta de financiación y subvenciones”.

por Manuel Camas

No está muy bien visto expresar preocupación, todos estamos preocupados, pero decirlo parece que hace mayor el problema. En parte es verdad, el análisis económico tiene algo de profecía autocumplida, si la ministra de Economía dice que las cosas van bien genera una cierta corriente de optimismo que hace que algo mejore.

Sin embargo, los que ejercemos de consejeros de terceros y además tenemos la responsabilidad de tomar decisiones en nuestras propias empresas debemos intentar realizar un análisis veraz de la realidad, para que esas decisiones sean lo más acertadas posibles.

El Editorial de El País del pasado día 30 de enero deja constancia de la situación economía española: leve mejora, horizonte oscuro. España encara un semestre muy difícil y debe acelerar sus reformas

Según la opinión editorial de las cabeceras de El País y Cinco Días:

España lo ha fiado todo a las luces que ya aparecen al final del túnel: las vacunas están ahí, y los fondos europeos llegarán pronto. Pero, aunque se vea, el final del túnel no está cerca. Y ahí España ha descuidado sus deberes: faltan ayudas directas a las empresas, faltan mecanismos de reestructuración de deudas para evitar que el tejido empresarial se ahogue en el próximo semestre, hasta que las vacunas y la fina lluvia de fondos europeos afiance la ansiada recuperación.

Finalmente hace referencia a <los peligrosos seis meses que se avecinan>.

Efectivamente son ciertos los peligros de los próximos meses para nuestra economía, pero incluso para los equilibrios sociales y la convivencia dentro de nuestro país.

Afortunadamente nuestra economía tiene administrado un alto nivel de anestesia en este momento: los Ertes en el ámbito laboral, los préstamos con avales del ICO en el terreno de la liquidez, los períodos de carencias de esos préstamos, su anunciada prorroga y ampliación de plazos de amortización, las prórrogas igualmente existentes en materia concursal, o en relación a las obligaciones de pago o la consideración de los créditos morosos, las negociaciones sobre arrendamientos, etc.

Esa anestesia va a ir desapareciendo con más o menos rapidez en los próximos meses y, sin anestesia, una herida tan grave y profunda va a doler muchísimo.

En su análisis del mes de enero, sobre el contexto económico, Jordi Sevilla nos llama la atención con una obviedad, el nuevo año no ha comenzado como esperábamos.

Según su análisis, realizado para LLYC:

El reto este año es evitar más cierres y destrucción de empleo, y para ello es necesario un cambio de rumbo en la política económica, que ya no debe poner el foco en la liquidez, sino en la solvencia. En otras palabras, las empresas ya no necesitan créditos y aplazamientos, sino ayudas directas y estímulos sectoriales que permitan salvar los muebles al menos durante unos meses más, hasta que la campaña de vacunación comience a surtir efecto. Lo dicen las voces más autorizadas, como la del expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.>Coincide en su análisis con la opinión editorial que antes comentábamos y pone el acento en que no puede confiarse la recuperación solamente a vacunas y fondos europeos.

Respecto de los fondos europeos destaca la escasa capacidad de absorción de fondos comunitarios que ha demostrado España en los últimos años. De hecho, apenas ha sido capaz de absorber un 36% de los fondos asignados para el período 2014-2020, según los últimos datos de la Comisión Europea.

Hace unos días, era yo quien intentaba explicar la situación y utilizaba el símil de la lluvia, efectivamente tenemos un terreno con una capacidad de absorción de agua determinada, con una vegetación determinada, nos va a caer mucha agua, pero probablemente no seamos capaces de absorberla, ni nuestra vegetación de utilizarla.

El problema es bien conocido en Andalucía, receptora de grandes inversiones europeas que difícilmente han podido ser empleadas en su integridad y mucho menos cuando salimos del terreno de las grandes inversiones en infraestructuras; los fondos Next Generation no son para carreteras, por poner un ejemplo.

Ciertamente es una extraordinaria oportunidad para nuestro país la movilización de un impresionante volumen de recursos económicos, por parte de la Unión Europea, para atender la recuperación, transformación y resiliencia, pero el enorme volumen de recursos movilizados exige a la sociedad en su conjunto, instituciones públicas y privadas, incluidas las grandes corporaciones, pero también la pequeña y mediana empresa, que trabajen intensamente para generar proyectos a los que aplicar esa oferta de financiación y subvenciones.

Aun así, como destaca Jordi Sevilla, aun suponiendo que fuéramos capaces de absorberlos, su impacto positivo y transformador sobre la economía será muy dilatado en el tiempo y difícilmente podrá apreciarse este año debido, entre otros elementos, a las dificultades que entraña su puesta en marcha.

El lunes 1 de febrero la ministra de Economía empezó a enviar mensajes, ya lo había hecho el viernes en el Congreso, sobre la adopción de medidas para hacer frente a una oleada de insolvencias y diseña instrumentos (préstamos participativos, reestructuración, etc.) para aliviar el peso de la deuda en las empresas.

En estos momentos, principios de febrero de 2021, ejerciendo como diría el economista José Carlos Díez, como un observador atento, lo que se percibe en el comportamiento de la pequeña y mediana empresa es parálisis por la enorme incertidumbre e inseguridad que hay en el futuro. Cualquier decisión se pospone y las que se toman se hacen en un escenario de que más tarde o temprano retornará la <normalidad>.

Pero no es así, cuando retorne eso que llamamos normalidad lo hará en una sociedad con profundas heridas y enormes cambios, es imprescindible, que las pequeñas y medianas empresas hagan cada una ese análisis, sobre su gobierno, la profesionalización de su gestión, la trascendencia de su tamaño, sobre los proyectos de modernización que necesitan, sobre sus mercados.

Abandonemos la parálisis, no seamos como el avestruz, aprovechemos el tiempo. Es difícil, pero necesario.


Manuel Camas es abogado

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