Es difícil interpretar el papel que juegan los niños y, en consecuencia, las escuelas en la pandemia de covid-19, pero ese rompecabezas finalmente está comenzando a resolverse. Las últimas investigaciones muestran que las infecciones en niños con frecuencia pasan inadvertidas y que son tan susceptibles a estas como los adultos. Es probable que los niños transmitan el virus en tasas similares.
Aunque afortunadamente los niños tienen menos probabilidades de enfermar gravemente, no ocurre lo mismo con los adultos que cuidan de ellos. La evidencia sugiere que las escuelas han sido un motor de la segunda ola en Europa y en otros lugares. Esto significa que la seguridad de las escuelas necesita un replanteamiento urgente.
Detectar la covid-19 en niños es difícil
Las infecciones por el SARS-CoV-2, el virus que causa la covid-19, en los niños son generalmente mucho más leves que en los adultos y más fáciles de pasar inadvertidas. Un estudio de Corea del Sur encontró que la mayoría de los niños tenía síntomas lo suficientemente leves como para pasar inadvertidos, y solo el 9% fueron diagnosticados en el momento de la aparición de los síntomas.
Los investigadores utilizaron una prueba de anticuerpos (que puede detectar si una persona tenía el virus anteriormente y se recuperó) para analizar una muestra, representativa de la población alemana, de casi 12 000 niños. Descubrieron que la mayoría de los casos en niños no se habían detectado. Esto no es sorprendente, porque también se pasan por alto muchos casos en adultos.
Pero lo que hizo que este estudio fuera importante fue que mostró que los niños pequeños y los mayores tenían una probabilidad similar de estar infectados.
Las pruebas oficiales en Alemania habían sugerido que los niños pequeños tenían muchas menos probabilidades de infectarse que los adolescentes, pero esto no era cierto. Los niños más pequeños con infecciones simplemente no se hacían las pruebas. El estudio también encontró que casi la mitad de los niños infectados eran asintomáticos. Esto es aproximadamente el doble de lo que se ve normalmente en los adultos.
Pero los niños transmiten el virus
Sabemos desde hace tiempo que se puede encontrar aproximadamente la misma cantidad de material genético viral en la nariz y la garganta de niños y adultos.
Pero eso no significa necesariamente que los niños transmitan los virus de la misma manera que los adultos. Debido a que los niños tienen una capacidad pulmonar más pequeña y es menos probable que presenten síntomas, es posible que liberen menos virus al medio ambiente.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, encontró que los niños y los adultos tenían una probabilidad similar de transmitir el virus a sus contactos más cercanos.
Otro estudio en la India, llevado a cabo con más de 84 000 casos y sus contactos cercanos, encontró que los niños y adultos jóvenes eran especialmente propensos a transmitir el virus.
La mayoría de los niños de estos estudios probablemente presentaban síntomas. Por lo tanto, no está claro si los niños asintomáticos transmiten el virus de la misma manera.
Pero los brotes en los centros infantiles han demostrado que la transmisión por niños que no muestran síntomas ocurre. Durante un brote en dos guarderías en Utah (Estados Unidos), los niños asintomáticos transmitieron el virus a sus familiares, lo que derivó en la hospitalización de uno de los padres.
Lo que sabemos sobre los brotes en las escuelas australianas
Las escuelas no parecían ser un foco importante de transmisión de la epidemia en el estado australiano de Victoria (Australia), aunque la mayoría de los estudiantes cambiaron al aprendizaje remoto en el pico de la segunda ola.
Sin embargo, hasta cierto punto las escuelas contribuyeron a la transmisión comunitaria. Esto quedó claro en el grupo Al-Taqwa College, que estaba relacionado con brotes en dos torres de viviendas públicas de Melbourne.
Cuando los investigadores analizaron los casos vinculados a las escuelas de Victoria entre el inicio de la epidemia y finales de agosto de 2020, descubrieron que las infecciones en los colegios reflejaban lo que estaba sucediendo en la comunidad en general. También encontraron que el 66% de todas las infecciones en las escuelas se limitaban a una sola persona.
Esto puede parecer alentador, pero debemos recordar que este virus se caracteriza por eventos de superpropagación. Ahora sabemos que alrededor del 10% de las personas infectadas son responsables de aproximadamente el 80% de los casos secundarios de covid-19.
Dos estudios relevantes en Hong Kong e India revelaron que aproximadamente el 70% de las personas no transmitieron el virus a nadie. El problema es que el 30% restante pudo potencialmente infectar a mucha gente. Lo que sucedió en las escuelas victorianas es totalmente congruente con este análisis.
El riesgo asociado a las escuelas aumenta con el nivel de transmisión comunitaria. El panorama internacional lo ha dejado claro.
Lo que sabemos sobre los brotes en las escuelas, a nivel internacional
Después de la reapertura de las escuelas en Montreal, Canadá, los casos en grupos escolares rápidamente superaron a los de los lugares de trabajo y los entornos de atención médica sumados. El presidente de la Asociación de Microbiólogos de Enfermedades Infecciosas de Quebec, Karl Weiss, dijo:
Las escuelas fueron el motor de la segunda ola en Quebec, aunque el gobierno no lo reconozca.
Un informe del Ministerio de Salud de Israel concluyó que la reapertura de las escuelas jugó un papel relevante en la aceleración de la epidemia en el país, y que las escuelas pueden contribuir a la propagación del virus a menos que la transmisión comunitaria sea baja.
En la República Checa, un rápido aumento de casos tras la reapertura de las escuelas llevó al alcalde de Praga a describir las escuelas como “mercado de intercambios de covid”.
El patrón opuesto se ha observado cuando las escuelas han cerrado. Inglaterra acaba de ser testigo de una caída en los nuevos casos, seguida de una vuelta al crecimiento, coincidiendo con las vacaciones escolares de medio trimestre. Esto ocurrió antes de que se introdujeran medidas de confinamiento en Reino Unido.
Estas observaciones son consistentes con un estudio que examina el efecto de imponer y levantar diferentes restricciones en 131 países. Los investigadores encontraron que los cierres de escuelas se asociaron con una reducción de R, la medida de velocidad de propagación del virus, mientras que la reapertura de las escuelas se asoció con un aumento de R.
El riesgo ha sido explicado con mayor claridad por el presidente del Instituto Robert Koch, el equivalente alemán de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. La semana pasada, el instituto informó de que el virus se está transmitiendo en las escuelas y también a la comunidad.
Qué necesitamos hacer
No será posible controlar la pandemia si no abordamos la transmisión por parte de los niños. Esto significa que debemos adoptar un enfoque proactivo en las escuelas.
Como mínimo, las medidas de precaución deben incluir el uso de mascarillas por parte del personal y los estudiantes (incluidos los de primaria). Los colegios también deben mejorar la ventilación y la calidad del aire interior, reducir el tamaño de las clases y garantizar que los niños y el personal practiquen higiene de manos.
Los cierres de escuelas también tienen un papel que desempeñar. Pero deben considerarse cuidadosamente debido a los perjuicios asociados. Pero estos daños probablemente sean menores que los que provoca la epidemia.
En regiones con altos niveles de transmisión comunitaria se debe considerar el cierre temporal de escuelas. Si bien un confinamiento sin cierre de escuelas probablemente pueda reducir la transmisión, es poco probable que sea completamente eficaz.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés por
Zoë Hyde es epidemióloga y bioestadística, y actualmente trabaja en el Centro WA para la Salud y el Envejecimiento de la Universidad de Australia Occidental.
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