Las todavía relaciones difíciles entre España-Marruecos

Jesús Cabaleiro Larrán
A raíz de la reciente visita del presidente del Gobierno español Pedro Sánchez a Rabat, habría que recordar al añorado Mohamed Larbi Messari (1936-2015), quien escribía y tituló así un libro, que la historia de España y Marruecos era la de unas relaciones difíciles.
A finales del pasado septiembre, dos recientes estudios elaborados en ambos países vuelven a confirmar, desgraciadamente, la distancia que nos separa. Están efectuados bajo la misma guía, el ‘Reputation Institute’, una firma internacional líder de investigación y consultoría dedicada al conocimiento avanzado de las reputaciones corporativas.

El Instituto Elcano presentó el documento de 63 páginas, ‘La reputación de España en el mundo 2018’ mientras que el Instituto Real de Estudios Estratégicos (IRES) marroquí lo hizo con ‘La reputación de Marruecos dentro del mundo’ de 96 páginas. Se trataba, en ambos casos, de analizar la percepción que de cada país tienen una muestra representativa del público de terceros países en general y de las naciones del G8 en particular.

En el caso de España se evaluaron 55 países entre los que no se encontraba Marruecos pero también se llevó a cabo un añadido en otros países, donde ya se incluyó al reino alauí, si bien en los cuadros comparativos hacen referencia a los citados en primer lugar por lo que no se incluye el país vecino.

Las referencias del informe en lo que hace exclusivamente a las percepciones que se tienen, refleja que en la denominada reputación interna, la percepción que los ciudadanos tienen de su país, Marruecos tiene una autoevaluación de 66,9 sobre 100, ocupando el puesto catorce mientras España la supera con un 70,3 situándose en el puesto doce.

Se refleja así que Marruecos tiene una alta autoestima, un 8,9 por encima respecto a su percepción exterior que alcanza realmente el 58,1 mientras que España se ve peor -2,8 de lo que realmente es percibida en el exterior que es el 73,1. Es decir, nuestra reputación como país supera al reino jerifiano en quince puntos.

Pero el dato fundamental es que Marruecos la da un reconocimiento bajo a España, un 53,6, lo que supone un 20 por ciento más bajo que el que nos otorgan, por ejemplo, los países del G8 que llega al 73,1. Hay que aclarar que la media global no está en el 50 de 100 sino en el 60,3 por lo que nuestro vecino no alcanzaría por escasos dos puntos los parámetros de buena reputación.

En los cuadrantes que se forman entre países hay cuatro aspectos de correspondencia positiva o negativa, afinidad o rechazo mutuo. La relación con Marruecos se encuadra dentro de este último epígrafe. No es la primera vez que en los barómetros del Instituto Elcano suspenden, ya no solo a Marruecos sino a su rey, Mohamed VI, cuando ha sido incluido en las preguntas.

En lo que se refiere al estudio elaborado en el país vecino por el Instituto Real de Estudios Estratégicos (IRES) lleva por título ‘La reputación dentro del mundo’. España es uno de los países junto con Nigeria, Sudáfrica y Suecia que suspende claramente a Marruecos, con lo que ‘devolvemos’ con creces el bajo reconocimiento que nos otorga nuestro vecino.

En las páginas 32 a 34 se definen los diecisiete atributos específicos, España suspende a Marruecos en catorce, el más alto suspenso es el de productos y servicios con 40,5 y el más bajo es el que se refiere a los gobernantes, reputación del entorno institucional y político con apenas un 26,7. Solo le damos el visto bueno en tres, los aspectos lúdicos del país, con un 60,4, su población amable y simpática, 61,9 y su entorno natural, sus paisajes, 71,9.

En otros diferentes siete apartados, España solo aprueba a Marruecos en uno, lo recomiendan visitar un 69,1, mientras roza el aprobado en dos puntos, recomendar comprar y acudir a eventos con algo más del 49 sobre cien y suspenden los otros cuatro, recomendar vivir, estudiar, invertir o trabajar en el país.

En Marruecos, como es normal, se tiende a hacer comparaciones con el resto de países árabes y es en este terreno, cuando publicaron el estudio, donde destacan que superan a Egipto, Catar –ambos con poco más del 51- y su vecino y rival, Argelia que con un 45,1 es de los últimos aunque supera a Arabia Saudí que apenas llega al 40.

Por otra parte y ya fuera del ámbito bilateral, el IRES destaca las reformas emprendidas en materia de política gubernamental, institucional, económica y social, al tiempo que enfatiza el papel desempeñado por la adopción de la Constitución de 2011, como un desencadenante de un nuevo impulso para el desarrollo del país.

Pero los puntos negros son el sistema educativo, la cultura y el bienestar social. El puntaje alcanza 51,8 puntos de 100 en “calidad de productos y servicios”, 50,7 puntos en “ambiente económico”, 46,4 puntos para “ética y transparencia”, 41,6 puntos en “marcas y compañías reconocidas” y 40,9 puntos en “tecnología e innovación”.

Año tras año, la reputación de Marruecos entre los quince países desarrollados/emergentes encuestados ha disminuido significativamente, de hecho, respecto al 2017 también baja este año 2018.

Como conclusión de este estudio, no es extraño que el propio IRES insista en la urgencia de llevar a cabo reformas de “gran alcance” en educación, innovación y tecnologías, valor de marca y calidad de productos y servicios. Según el instituto, “solo los esfuerzos en estas áreas pueden mejorar el posicionamiento internacional de Marruecos y fortalecer su reputación interna”.

Hay que destacar que el estudio está basado en el método denominado ‘Country RepTrak® ‘, un análisis de la reputación del país, basado en un modelo inspirado en la medición de la reputación corporativa.

El modelo Country RepTrak® correlaciona la reputación de un país con un conjunto predefinido de diecisiete atributos que se agrupan en tres dimensiones: calidad de vida, calidad institucional y nivel de desarrollo.

Se correlaciona la reputación de un país con un conjunto predefinido de comportamientos favorables, como son recomendar su visita, vivir, trabajar, invertir y estudiar en él, comprar sus productos y/o servicios, y organizar y asistir a eventos que se celebren en el mismo.

Agenda Exterior

Por otra parte, recientemente en los estudios de Política Exterior, en concreto desde Agenda Exterior, se ha preguntado a varios analistas sobre los focos de tensión entre las relaciones entre España y Marruecos.

Cada uno ha puesto el foco en varias cuestiones aunque todos coinciden básicamente en el comercio irregular, contrabando, inmigración irregular, el Sahara con las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo… aunque hay que mencionar lo que cita el único experto marroquí consultado, el profesor Rachid El Houdaigui, que reconoce lo obvio, Marruecos no ha consolidado su imagen con una diplomacia cultural activa en España.

También añadir otro estudio publicado en octubre, el primer informe del Observatorio de la Islamofobia en los medios. Seis de cada diez noticias sobre musulmanes de los principales periódicos nacionales y páginas digitales españoles son islamófobas, directa o indirectamente, análisis y estudio que ha sido difundido en el país vecino, lógicamente destacando los aspectos negativos hacia España.

No es la primera vez. Hay que recordar que la religión musulmana es la oficial en todo Marruecos y cualquier dificultad, por ejemplo, para construir mezquitas, o los ataques después de los atentados de Barcelona y Cambrils el año pasado a centros musulmanes, así como las dificultades para conseguir profesores de religión islámica para los niños y jóvenes o la prohibición del hiyab, son debidamente amplificados en el reino alauí.

Por último, en la reciente visita de Pedro Sánchez a Rabat, además del proyecto para el Mundial de Fútbol 2030, control de la inmigración irregular, las relaciones comerciales, próxima visita de los Reyes y demás, hay un punto poco destacado, la petición del jefe de Gobierno marroquí Saadedín Al Ozmani de aumentar las becas y el cupo de los estudiantes universitarios del país vecino en España.

El hecho se produce inmediatamente después del anuncio de Francia de encarecer las matrículas para los alumnos no comunitarios en sus universidades por lo que el flujo de estudiantes marroquíes en un futuro puede disminuir e incrementarse en España donde actualmente son más de 5000, muchos de ellos cursando estudios de posgrado y que se ubican además de, en las principales universidades españolas, Madrid y Barcelona, sobre todo en Andalucía, en especial Granada y Sevilla.

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