Europa como unión política y como unirse ante hechos diplomáticos internacionales, no funciona igual que como unión económica. Sin temor, sin dudas y como una piña responderá con contundencia a los intentos del Presidente Trump de aplicar aranceles en un supuesto intento de proteger los productos elaborados en Estados Unidos frente a la Unión Europea.
A Trump le parece ahora insufrible que por las calles de su país circulen millones de vehículos europeos frente a la nula implantación de los modelos estadounidenses en las ciudades como Roma, París, Berlín o Barcelona. Doy fe de ello, en un enorme viaje de este a oeste por los EEUU, los vehículos más lujosos eran europeos, los más actuales europeos, los más deportivos europeos…
La guerra comercial entre los dos mayores bloques económicos del planeta, Estados Unidos y la Unión Europea, va a estallar. Después de que Washington aplicara aranceles al acero y al aluminio, la Comisión Europea respondió con represalias comerciales por valor de 3.300 millones de dólares. Un juego de niños en comparación con lo que podría suceder en los próximos meses si el presidente estadounidense Donald Trump sigue adelante con sus supuestas intenciones de aplicar más aranceles a la importación de coches europeos.
Estados Unidos puso en marcha una investigación para saber si las importaciones de vehículos europeos amenazan la seguridad nacional estadounidense. Es una alegación que podría parecer ridícula pero es la forma que tiene Washington de imponer aranceles, agarrándose a que sería una amenaza a la seguridad que sus automotrices quedaran desbancadas por las europeas.
Proteccionismo disfrazado de seguridad nacional y una apuesta más por cargar contra Alemania, primer exportador europeo de automóviles (600.000 autos al año) y con un superávit comercial con EE.UU. superior a los 50.000 millones de euros anuales.
Berlín aparece desde hace meses como el objetivo estadounidense, tanto en materia comercial como de seguridad (le exige que multiplique su gasto en Defensa). Trump criticó hace semanas abiertamente a la alemana Angela Merkel por su política migratoria.
Y lo dicho, el inquilino de la Casa Blanca parece obsesionado con el hecho de que por las calles de EE.UU. circulen grandes coches alemanes mientras por las calles europeas es muy difícil ver vehículos estadounidenses. El año pasado, el ex ministro de Finanzas germano Wolfgang Schäuble le dio una explicación: que los estadounidenses aprendan a fabricar autos.
La Comisión Europea ya lanzó la advertencia. Si Washington impone aranceles a los autos europeos exportados hacia Estados Unidos, Bruselas (la política comercial ya no es competencia nacional sino de la UE) lanzará represalias comerciales.
Europa irá en serio esta vez, pues anuncia que esas represalias podrían tener un efecto en las exportaciones estadounidenses por valor de 294.000 millones de dólares, el equivalente al 19% de todas las exportaciones de EE.UU. a todo el planeta. Se abriría así una guerra comercial casi sin límites pues esas cifras suponen multiplicar por 100 las represalias comerciales que los europeos como respuesta a los aranceles al acero.
La decisión de Bruselas de hacer pública una carta que en principio iba dirigida únicamente al Departamento de Comercio de EE.UU. es una muestra de que la decisión de los europeos está tomada y que los servicios de Comercio del brazo ejecutivo de la UE tienen el visto bueno de los gobiernos del bloque para responder sin miramientos a nuevos aranceles estadounidenses.
La carta asegura que la investigación estadounidense que puede servir de base para imponer los aranceles a los coches de la Unión Europea “no tiene legitimidad, ni está basada en datos reales y además viola las normas comerciales internacionales”.
A partir de ahí, Bruselas recuerda a Washington que las fábricas automotrices europeas instaladas en Estados Unidos son responsables de 120.000 empleos directos e indirectos y construyeron el año pasado en Estados Unidos 2,9 millones de coches, sobre todo en territorios que apoyaron electoralmente a Donald Trump como Alabama, Carolina del Sur, Mississippi y Tennessee.
Trump no parece tener en cuenta a sus aliados. Estados Unidos apoyó durante décadas el proceso de integración política europea, la construcción de la UE. El presidente estadounidense dijo el pasado domingo a Fox News que “la Unión Europea hace probablemente tanto daño como China, excepto que es más pequeña”. ¡Qué concepto de la tierra cuna de la civilización occidental!
El presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker viajará a mediados de julio a Washington acompañado de la comisaria europea de Comercio Cecilia Malmström. Intentarán evitar el estallido de la guerra comercial. Pero la advertencia ya está lanzada: a Bruselas no le va a temblar el pulso, y en economía somos una piña y además muy potentes, muy por encima de EEUU y de China.
Francisco Villanueva Navas, analista financiero de La Mar de Onuba es economista y periodista. En Twitter: @FranciscoVill87