El Programa de la ONU para el Desarrollo informa de que en América Latina y el Caribe, la percepción de injusticia respecto a la distribución de la riqueza ha aumentado desde 2012, recuperando niveles de finales de la década de 1990.
Chile continúa siendo el país con mayor desarrollo humano en América Latina, pero es el más desigual en cuanto a ingresos según el Índice de la ONU que se publica anualmente y que mide el bienestar en dimensiones que van más allá de la renta. Venezuela ha caído al puesto 96 después de estar en el 78 el año pasado.
Los niveles de desigualdad en cuanto a la felicidad comunicada por las propias personas (también conocida como “bienestar subjetivo”), que habían permanecido estables en la región hasta 2014, ha aumentado desde entonces, asegura el documento.
El informe indica que mucha de la desigualdad que se ve en América Latina se remonta a la época colonial.
Por ejemplo, en México, estudios reflejan que el origen étnico reduce la probabilidad de salir de la pobreza en un 12 % y aumenta la probabilidad de volver a caer en la pobreza a causa de la vulnerabilidad en un 10 %.
Además, aunque técnicamente estén entre los primeros cincuenta países de mayor desarrollo humano en el mundo, Argentina tiene el índice más alto de desigualdad en cuanto a esperanza de vida, y Chile el índice más alto de desigualdad en cuanto a ingresos.
No obstante, el informe asegura que la dignidad, que consiste en el trato igualitario y la no discriminación, puede ser más importante que la distribución desigual de los ingresos. En una encuesta del Programa elaborada en Chile en 2017, el 53 % de las personas afirmaron sentirse molestas por este tipo de desigualdad. Sin embargo, los encuestados expresaron un mayor descontento respecto al acceso desigual a la salud, el 68 %, el acceso desigual a la educación, el 67 %; y la desigualdad en cuanto al respeto y la dignidad del trato a las personas, el 66 %.
Cambio climático amenaza el desarrollo de la región
El cambio climático es una de las fuerzas que puede dar forma a los logros de desarrollo humano en las próximas décadas asegura el informe.
Por ejemplo, Costa Rica está situada en el tercio superior a nivel mundial respecto a la sostenibilidad ambiental.
Por otro lado, el Informe deja claro que la región sigue siendo vulnerable al cambio climático, especialmente en los pequeños estados insulares en desarrollo. En las Bahamas, en 2019, el huracán Dorian fue el de mayor intensidad en azotar al país desde que se empezaran a establecer registros en 1851. Las comunidades más afectadas incluyeron las barriadas de chabolas, habitadas principalmente por inmigrantes haitianos en condiciones de pobreza, algunos de los cuales habían huido del devastador terremoto que en 2010 tuvo lugar en su país.
Las subidas y bajadas de los países latinoamericanos:
En 2018 Venezuela había caído al puesto 78 del ranking mundial del Índice de Desarrollo Humano a causa de, entre otras cosas, la caída de su renta per cápita, una diferencia de 13 posiciones con respecto a los pasados cinco años. Este año se situó en el puesto 96, perdiendo 18 posiciones más.
Con los datos del 2018, Chile sigue siendo el país con mayor desarrollo humano en América Latina. Venezuela y Ecuador salieron del top 10 de la región, dándole paso a Colombia y Perú que subieron varias posiciones.
Estos son los diez primeros países de América Latina. Entre paréntesis el lugar que ocupan con respecto a la clasificación de desarrollo humano mundial.
- (44) Chile, subió dos puestos
- (48) Argentina, cayó un puesto.
- (57) Uruguay, cayó dos puestos.
- (67) Panamá, subió un puesto.
- (68) Costa Rica, cayó cinco puestos.
- (72) Cuba, cayó un puesto.
- (76) México, cayó dos puestos
- (79) Brasil, permanece estable.
- (80) Colombia, subió diez puestos.
- (82) Perú, subió siete puestos.
El Informe recomienda políticas que no solo tomen en cuenta los ingresos, sino que también vayan más allá, y que se sustenten en intervenciones que abarquen todo el ciclo de vida y se inicien incluso antes del nacimiento; por ejemplo, mediante inversiones en áreas como el aprendizaje, la salud y la nutrición de los niños y las niñas de corta edad, que se activan antes de que las personas lleguen al mercado laboral. Tales inversiones deben continuar a lo largo de toda la vida de la persona mientras obtiene ingresos en el mercado laboral y posteriormente.
Asimismo llama a formular políticas que puedan moderar la desigualdad en el futuro, especialmente desde la perspectiva del cambio climático y la transformación tecnológica
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