La culpa es del esquizofrénico

por José Luis Pedreira Massa

 

Miércoles, 27 de abril de 2021. Las consecuencias de voxiferantes en las instituciones y su estilo populista, lejos de la cortesía parlamentaria, estilo de insulto por elevación con definiciones tipo como gobierno ilegítimo a un gobierno plenamente constitucional, la asignación al gobierno del apelativo de asesinos por las muertes habidas durante la pandemia o unas cuantas lindezas de similar calibre. Así se erigen en el todo vale y todo sirve para la acción política y la cosecha de votos basados en mentiras y exageraciones dignas del trolerismo más extravagante, por ejemplo, que estamos a punto de recibir una invasión de africanos, el infundir temor por los “menas” (menores emigrantes no acompañados) y utilizarlos en la campaña electoral para inyectar su odio de forma selectiva, criminalizar el pensamiento de izquierdas, el insulto contínuo con la utilización de un lenguaje soez y un tono despectivo para magnificar el significado, el desprecio a los usos parlamentarios ausentándose como forma de descalificar la acción parlamentaria. Han definido su ideología de inicio filofascista, hasta convertirse en franca y nítidamente fascista.

La irrupción de este grupo en las instituciones democráticas ha hecho que difundan ideas xenófobas para abordar la emigración, a pesar que los líderes más significativos de voxiferantes sean un iraní, un chileno, una cubana y un camerunés. Retorna el machismo, negando los más de mil asesinatos machistas y la violencia de género. El desprecio a organismos de ayuda a los más vulnerables, denigrando su existencia con el nombre de “chiringuitos” que se extienden a los propios servicios públicos y al conjunto del desarrollo de políticas públicas. La tergiversación de los datos de la historia de España, asumiendo los principios del franquismo más retrógrado y anquilosado y destruyendo todo lo que pudiera ser resarcir a las víctimas de la dictadura franquista. La descalificación de los acuerdos parlamentarios con la utilización maniquea de “dictadura progre” para señalar todo lo que sea orientación de género, igualdad o diversidad. El ataque lleno de discriminación, pretendiendo el retorno a las cavernas sociales de los colectivos LGTBI, con la intención expresada de desmontar los avances conseguidos como el matrimonio igualitario o la educación de la diversidad. En el campo educativo su batalla se centra en impedir la labor legislativa de los contenidos de educación para la ciudadanía, pretendiendo instaurar el denominado “pin parental” para regular, de mala fe, los contenidos educativos de nuestros hijos.

Lo hacen sin pudor, con descaro y con indudables apoyos sociales y de estamentos de poder económico, social y político. Pretenden imponer su temario y su calendario, mofándose de las reglas parlamentarias o haciendo un retortijón de sus límites y luego presentar, de forma torticera, ante la población sus pingües beneficios morales y restrictivos. Utilizan, de forma profusa, la difusión de las denominadas “fake-news”, sobre las que asientan el mundo de opinión.

Económicamente se sitúan desde el plano de ayuda a los más poderosos, su solicitud de rebaja de impuestos se encamina en esta dirección.  Se completa con su aporofobia que ya es odio a todo lo que representa y evidencia la vulnerabilidad social a la que denominan mantenidos y poco menos que rescatan la terminología franquista de vagos y maleantes.

El odio a lo diferente, segregacionismo, aporofobia, LGTBIfobia, racismo, machismo y supremacismo son un condimento adecuados para generar e incrementar el odio y el deseo de eliminar a los estamentos diferentes y la diversidad.

La persistencia en el tiempo de estas ideas se completa con la insistencia, repetir en el tiempo y magnificar el discurso. Siempre por elevación. No existe la retractación. Así se establece una relación perversa, basada en contenidos supremacistas y machistas que aparecen en forma de incremento de la tensión social, provocaciones y desplantes. Solo tienen que esperar a que estas siembras den sus frutos en forma de violencia.

La violencia aparece en el momento oportuno: la campaña electoral de la Comunidad de Madrid. Primero con la provocación convocando la presentación de su propia campaña en un barrio de Madrid que rechaza, de forma activa, esa ideología. La actitud chulesca y retadora no es bien tolerada en el barrio de Vallekas. Ya se iniciaba la campaña con tensión y provocación. Un ejemplo de ello es que pocos días después se realizó la presentación del PSOE en el mismo lugar, no ocurrió ninguna incidencia de ningún tipo.

Se continuó con una actitud escasamente democrática en los debates, no se guardaba turno, interrupciones frecuentes, empleo de lenguaje provocador, airear fake news, reduccionismo y simplismo con una falta de respeto tan exagerada que, en ocasiones, hasta se transformaban en una caricatura de sí mismos. Pretendían generar odio y lo consiguieron. Que el odio asfalta el camino a la violencia es algo bien conocido.

Se reciben cartas de amenazas de muerte real para el Ministro del Interior, la Directora General de la Guardia Civil y para el ex Vicepresidente segundo del Gobierno de España y candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Repulsa es clara y contundente entre los partidos de la izquierda parlamentaria, respuesta tibia y con contradicciones entre los partidos de la derecha parlamentaria. La extrema derecha extrema lo tiene claro, condena todo tipo de violencia y duda directamente de la veracidad de las amenazas, que en un debate entre los candidatos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid se transforma en una situación vergonzosa de agresión despectiva, con una actitud muy inadecuada, faltando el respeto personal e institucional hacia la persona amenazada, por lo que esta persona abandona el debate y poco después lo hacen el resto de candidatos de formaciones de izquierda, pues la actitud de la portavoz de voxiferantes hacía irrespirable la situación y dificultaba, tanto política como éticamente, continuar con el debate.

Las amenazas y lo acontecido con posterioridad condicionan un punto de inflexión en la campaña en su conjunto, en la medida que existen colectivos que no aceptan estos actos y hasta los justifican, siguiendo la conducta, nada ejemplarizante, de lo que hacían los abertxales tras los atentados terroristas de ETA. Llegados a este punto, la realidad vuelve a enrarecerse: aparece una amenaza de muerte a la Ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto.

Esta última amenaza lleva remitente con su dirección postal. En muy escaso tiempo se localiza al remitente y se le identifica: es un enfermo mental, un esquizofrénico. Ya está todo aclarado: es una locura cometida por un loco con diagnóstico y tratamiento, ya que este sujeto había ido al médico, tal y como sugirió a gritos un diputado del pp a otro diputado de la izquierda parlamentaria que hablaba sobre salud mental.

Todo enredado, todo en un mar de confusiones, con un claro efecto: incremento de la utilización maniquea de la locura, en forma de esquizofrenia, para aclarar la riada de amenazas de muerte. Ya se sabe, nadie en sus cabales haría una cosa así. Es una locura, realizada por un loco, ya está.

El estigma hacia las afecciones mentales sufre un segundo mazazo en un corto periodo de tiempo, con todos los voceros clamando por la locura y creyendo que se acallan los ecos de otras posibles causas.

No acepto la lectura lineal y estigmatizante que se pretende trasmitir. Hay que explicar los contenidos de estos hechos de forma comprensible y estructurada.

Se estaba creando en la opinión pública, madrileña y española, un sedimento de sensaciones con un fondo de odio hacia algunas personas, hacia algunas posiciones de pensamiento y colectivos. El odio generado constituye una base sobre la que van sedimentando otras sensaciones adquiridas por la experiencia personal y con las percepciones propias de cada sujeto. Se genera una respuesta que tiene un trasfondo real de violencia y agresividad de gran calibre. Ya está el caldo de cultivo que se alimenta de frases ampulosas y muy potentes: “gobierno asesino”, “gobierno ilegítimo”, “eutanasia es asesinar a viejos”, “matan a los viejos para ahorrarse las pensiones”, “pagan a los emigrantes lo que roban a los españoles”, el cartel de la campaña sintetiza todos estos mensajes para incrementar la tensión. Con estas frases reiteradas sin parar en todos los medios de comunicación y por parte de los dirigentes conocidos de esa formación fascista, se mantiene la tensión del odio sentido y se va fraguando la respuesta: esto solo se soluciona con la violencia. Esta salida por la violencia se encarga de formularla algunos sectores de las Fuerzas Armadas (“nos cargamos a 26 millones si es necesario”) y se consolida con las sentencias y autos de jueces que no consideran nada ilegal todos estos contenidos (p.e. el cartel electoral con contenido racista y xenófobo contra los “menas”), incluso en contra de la opinión de la fiscalía.

En este panorama aparecen las cartas con amenazas de muerte. Una expresión de violencia contra las personas de gran relevancia. Hemos de investigar quién lo hace, porqué lo hace y si es verdad. Ahí se cuela la primera trampa: la duda de los actos.

Otra carta de amenaza, con una navaja con supuestas gotas de sangre y que tiene remite. Debe ser la primera vez en el mundo que un mensaje de amenaza tan explícito llega con remite. Localizado por el remite el autor: es un loco, es un loco porque hace locuras (ha escrito a otros personajes, pone el remite) y porque tiene un diagnóstico de esquizofrenia. Se cierra el círculo de la locura y de la estigmatización del autor, lo hace por lo de loco, no porque haya tenido una inducción a realizarlo.

Ganancia secundaria: se vuelve a hablar de la locura desde la perspectiva de la maldad, de la violencia. Las personas esquizofrénicas no son más peligrosas ni cometen más crímenes que las personas no esquizofrénicas y si los cometen suelen ser conscientes de lo que hacen, por lo que son imputables. Otra cosa es la interpretación, más o menos delirante, que pueden realizar sobre sus actos. En este caso los contenidos reiterados de tipo xenófobo, racista, LGTBIfóbico y machista con potencia y carga de profundidad, van calando en las percepciones de un sujeto vulnerable que puede interpretar que él debe realizar la limpia que se sugiere por esos colectivos. No es por la locura, sino por la inducción a la que se le ha sometido de forma continuada. No hay culpabilidad en la locura, sino en los temas abordados en la inducción del pensamiento y de las ideas.

Las opciones fascistas han atacado indiscriminadamente a asociaciones feministas, a colectivos LGTBI, a los emigrantes y “menas”, a los “progres”, a las ONGs que denominan como “chiringuitos”, ya ha tocado a los pacientes mentales, en concreto a la esquizofrenia. Su objetivo: hacer limpieza social de todo lo que sea diferente y diverso, para lo que generarán miedo, rechazo y odio, lugar ideal para situar en el estigma social la locura y que no salga de esa caja de marginalidad.

Verán, es más seguro pasear por los jardines de un centro psiquiátrico que pasear por alguna de las calles rimbombantes con ladrones y asesinos de “cuello blanco”. No lo duden.23

En el periodo 1942-1945 el pastor luterano Martin Niemöller leía desde el púlpito un poema que se le ha atribuido, entre otros, a Bertolt Brecht. Niemöller fue un activista antinazi, tras haber pertenecido a sus juventudes inicialmente. Con diversas versiones se difundió en los años cincuenta-sesenta del siglo pasado este poema con el que finalizaba muchas de sus intervenciones y conferencias. En mi último poemario (Presencias y ausencias, Ed. Nazarí 2020) realicé una versión libre que viene muy oportuna:

Hoy los voxiferantes vinieron contra las feministas,

como no era feminista les dejé pasar.

Luego vinieron a por los colectivos LGTBI,

como no pertenecía a ellos, solo miré.

Más tarde persiguieron a los cantautores,

como no era cantautor simplemente pasé.

Luego cercaron el simple pensamiento de izquierdas,

escuchaba incrédulo, sin reaccionar.

Se crearon cordones sanitarios contra la simple pertenencia a otro bando,

como era apolítico estaba tranquilo.

Encerraron a los locos con su locura,

no me consideraban loco, observé.

Pensé que eso era solo política,

yo no soy político así que ni me moví.

Así que…

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas de chiringuitos,

guardé silencio porque yo no era comunista de chiringuito.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,

guardé silencio porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a buscar a los judíos y emigrantes,

no pronuncié palabra porque yo no era ni judío ni emigrante.

Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí,

no había nadie más que pudiera protestar”.

No es la esquizofrenia del sujeto que envió la carta a la ministra, sino la perfidia, el odio y la intolerancia quienes han creado las amenazas.

(PD. Mi solidaridad con Fernando Grande-Marlaska, María Gámez, Pablo Iglesias, Reyes Maroto e Isabel Díaz Ayuso).

El Dr. José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).

 

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