por Adriana Bianc
Calles de ciudades desoladas, hileras de enfermos en hospitales, cadáveres en pistas de hielo y contenedores, médicos con batas antisépticas y máscaras, parece una escena de las Crónicas Marcianas escritas por Ray Bradbury, pero no sucede en el planeta Marte sino en nuestro planeta Tierra.
Ray Bradbury fue un escritor visionario aunque él prefería llamarse «imaginativo».
Este americano nacido en 1920, en Illinois, fue autor de historias fantásticas, algunos estudiosos lo consideran dentro de la ciencia ficción, rama de la literatura que enfoca temas relacionado con mundos fantásticos y viajes espaciales, seres extraterrestres, aspectos cósmicos y campos de la ciencia. Hay antecedentes en la mitología grecolatina, y a través de los siglos estos relatos fueron intensificándose; en el siglo veinte alcanzaron auge por los viajes a la luna y los nuevos descubrimientos científicos.
Bradbury se hizo famoso por sus “Crónicas marcianas” publicadas en 1950. En ellas narraba cómo se había desatado la guerra nuclear y los terráqueos huían a Marte donde encontraron una civilización que no comprendían, aunque lo intentaban, pero, en general trataban de imponer su cultura en un proceso de colonización; en otros relatos, eran los marcianos quienes envolvían a los terráqueos en paradigmas nuevos, de tiempos y espacios.
Sin duda, Bradbury fue un joven imaginativo y lector. Aunque no estudió carrera alguna, por problemas económicos familiares, en tiempos libres se formó de manera autodidacta, asistiendo a la biblioteca pública. Comenzó a escribir y vendió sus primeros cuentos en revistas y diarios, utilizando diversos seudónimos.
Ray es testigo de su tiempo, la escalada armamentista, la guerra fría, los avances de la energía nuclear, los experimentos y vuelos a la luna, las nuevas tecnologías, la filosofía existencialista, los movimientos revolucionarios socialistas, todos estos eventos influyen en su visión del mundo y en su literatura.
Ray no se consideró escritor de ciencia ficción, más bien con una imperiosa necesidad de buscar el sentido de la humanidad. En algunas de sus obras hizo predicciones sobre el futuro del mundo, sin embargo, al leer Crónicas Marcianas, vemos que las mismas pasiones terrestres emergen en el escenario de Marte: la ambición, el poder, los celos, la ignorancia, los miedos y los triunfos de los seres humanos en otro planeta.
Bradbury tiene una vasta producción cuentística donde se destacan los siguientes títulos: El hombre ilustrado (1951), Cuentos espaciales (1966), El Convector Toynbee (1988), El signo del gato (2004), Siempre nos quedará París (2009) y varias novelas, libros de poesía, obras de teatro, guiones de cine y series televisivas.
Su novela Fahrenheit 451 publicada en 1953, lo coloca en la dimensión internacional. Es una novela distópica, o sea, tiene las características de género: la alienación de los personajes, la libertad restringida, el estado de opresión y paranoia. Bradbury la considera su mejor obra y quiso que en su lápida figurase: «Ray Bradbury autor de Fahrenheit 451».
Su relato narra una sociedad donde los bomberos queman libros a temperatura Fahrenheit, 451 grados. Esta novela permite varias interpretaciones, por una parte, la presión de la censura, por otra, la penetración de los medios, especialmente la televisión, que debilitó la lectura; en lo político, es símbolo de la represión de ideas.
Fahrenheit 451 le valió el Premio Literatura de la Academia Estadounidense de las Artes y Letras. Obtuvo otras distinciones por su obra: Premio Mundial de Fantasía y Gran Maestro de Ciencia Ficción (1988). Medalla Nacional de Artes en 2004, entregada por el presidente George W. Bush. Uno de los cráter de la Luna se llama «Cráter Dandelion» por su libro Dandelion wine de 1957, y el Asteroide 9766, lleva su nombre.
Francois Truffaut, el director francés, filmó en 1966 Fahrenheit 451 con gran suceso fílmico. En 1979, el propio Bradbury escribió una dramatización teatral y en 1984, colaboró en un video juego, de ficción interactiva. Cabe destacar que había hecho anteriormente la adaptación para cine de Moby Dick, libro que él consideraba conmovedor. El filme fue dirigido por John Huston en 1956. En décadas posteriores adaptó a series televisivas varias de sus Crónicas Marcianas.
Ray escribió hasta su muerte, acaecida en 2012. La literatura fue compañera de toda su vida, sus relatos se tradujeron a varios idiomas y su literatura influyó en generaciones posteriores. Cabe destacar que fueron sus obras tempranas las que le dieron fama internacional.
Este famoso autor era requerido por la televisión. Tuve ocasión de verlo en una entrevista, donde parecía un abuelo bonachón, que recordaba lo importante que fueron las bibliotecas públicas, en su vida; allí escribió parte de sus historias, y vivió momentos felices haciendo lo que le gustaba hacer, escribir. Reconoció que el Sistema de Bibliotecas de Estados Unidos es uno de los mejores del mundo, y que para él, la biblioteca era su hogar.
El amor por las bibliotecas y los libros lo comparte con Jorge Luis Borges, quien prologó la primera edición en castellano de Crónicas Marcianas; los dos escritores sentían la misma pasión por los libros y los recintos que los albergaban.
El Sistema de Bibliotecas Públicas de Estados Unidos tenía preparado varios tributos, que fueron postergados por la pandemia; pandemia que, parece, irónicamente, un cuento escrito Bradbury.
La mejor manera de rendirle homenaje a un escritor es leyéndolo; y en mi caso, recordando que en una de sus crónicas marcianas, algunos marcianos sobrevivieron a una epidemia de varicela traída por los terrestres, en otra, uno de los personajes aseguraba que la ciencia había progresado mucho pero la gente solo miraba lo superficial y las cosas sin importancia… y por eso, la Tierra había perdido su destino…
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