Toda la riqueza cultural, única y mestiza, que se ha concentrado en los Premios Goya 2019, se podría encarnar en una figura discreta y pequeña, Julieta Serrano, que calzada deportivamente, ha entregado, con Almodóvar y otras actrices, el Goya a la Mejor Película, porque hace 30 años que ellos ganaron ese mismo Goya. También en estos días los protagonistas, entre ellos Julieta Serrano, de la nueva y anunciada película “Dolor y gloria” de Almodóvar han disfrutado del primer pase privado de la cinta en pantalla grande junto al cineasta manchego. Ay, Julieta…
Julieta Serrano es un goya entre los Goyas. Julieta es muchas Julietas. La actriz catalana es Premio Nacional de Teatro 2018. Es una muy recordada “mujer al borde de un ataque de nervios” con Almodóvar. Es, igual o más, aunque por ser “entre tinieblas” puede no vislumbrarse bien, una compleja madre superiora, lesbiana y drogadicta, donde se toma LSD para hablar con Dios. Es, hace un año, una curandera en “dentro de la tierra” de los invernaderos de Almería. Es nueva actriz en el esperado, y a punto de estreno, “dolor y gloria” de Almodóvar.
Pero también es la duquesa de York con “Ricard III” en el Teatre Nacional de Catalunya. Y es, ni más ni menos, la criada en “Mi querida señorita”, de cuya secuencia final con José Luis López Vázquez, George Cukor, el famoso director estadounidense, afirmó que la frase final era la más afortunada de la historia del cine después del «nadie es perfecto» en ‘Con faldas y a lo loco’.
Julieta es muchas Julietas. Es una niña de Poble Sec. Es una buena persona, toda una vida. Es una mujer libre y comprometida. Es una amiga generosa y entregada. Es, obviamente, incansable, más de 60 películas y más de 100 actuaciones en el teatro desde 1951 hasta el momento presente la contemplan. Es una actriz activa con sus 85 años y con cerca ya de 70 años profesionales, contando los años iniciales en Barcelona, en 1951 con “El marit vá de visita” de Javier Regás, antes de llegar a Madrid en 1958 con “La rosa tatuada” de Tennessee Williams.
Julieta es muchas Julietas. Es una persona comprometida socialmente que toma posición en los avatares políticos claves de nuestro país. Es una firmante del manifiesto “1-O Estafa antidemocrática” en Cataluña, y de los manifiestos por el blindaje de las pensiones. Es también una recogedora de firmas en la mesa de las mujeres por el blindaje de las pensiones.
Julieta se considera a sí misma “una ingenua métrico decimal”. Quizá, por ello, el año pasado, Julieta lanzó su agradecimiento por el Premio Nacional de Teatro 2018 a tantas personas… a “directores, amigos, amantes, de todo”… ay, nos dejamos tantas Julietas…
Posdata. ¿Qué es ser una “ingenua métrico decimal” para Julieta? El sistema métrico decimal es el conjunto de medidas que se derivan del metro. Es un sistema porque es un conjunto de medidas. Y tiene cinco clases de medidas: de longitud, de superficie, de volumen, de capacidad y de masa (peso). ¿No es encantadoramente poético (y profundamente teatral) afirmar que la ingenuidad de las personas tiene longitud, superficie, volumen, capacidad y masa (peso)?
Eduardo Madroñal
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