La cuestión de los intelectuales y el PSOE suscitó cierto debate que recogieron las páginas de El Socialista. En un primer momento, siguiendo muy rigurosamente el obrerismo inicial del Partido, el intelectual no fue una figura muy valorada positivamente. En esos inicios, el socialismo español estaba formado por una gran mayoría de obreros autodidactas, aunque con una clara conciencia de clase, muy activos, que defendían que la clase trabajadora debía ser la protagonista de su emancipación, alejándose de las fuerzas republicanas progresistas, que habían fracasado en el Sexenio Democrático y que, sobre todo, a fin de cuentas, estaban formadas por miembros de la burguesía. Ese obrerismo, por lo tanto, no veía con buenos ojos a los intelectuales, que dedicaban, como apunta Javier Paniagua, mucho tiempo a estudiar, pensar, analizar y publicar. Para poder estudiar en la España de fines del siglo XIX había que disponer de unos medios de los que carecían los trabajadores, por lo que los intelectuales eran asociados a la burguesía, aunque defendiesen ideas muy radicales. Esos intelectuales no podían entender, en el pensamiento de estos obreros cualificados, lo que era la vida en un taller o una fábrica. En todo caso, intelectuales tuvo el PSOE en sus primeras horas, y avanzando el siglo XX llegarían figuras de renombre en varias generaciones. En ese contexto nos acercamos al caso que aquí nos ocupa.
A la altura de 1920 la llegada de intelectuales al socialismo organizado español ya era una clara realidad, y muy bienvenida por el mismo. Pues bien, entre finales de 1919 y los inicios de 1920 ingresaron en el partido cuatro figuras del saber en España y que, en realidad, ya habían trabajado cerca, desde la Escuela Nueva. Estamos hablando del pedagogo Lorenzo Luzuriaga, y los catedráticos Recaredo Fernández de Velasco, Enrique Martí Jara y Camilo Barcia. En todo caso, su recorrido dentro del PSOE no fue muy largo, aunque en el momento del ingreso debieron considerar que era la fuerza progresista necesaria. La vida les llevaría luego por derroteros distintos.
Para el diario El Socialista nada tenía de sorprendente esta decisión como la llegada de otros personajes del saber y el estudio al PSOE, y de los que tanto tenían que aprender los trabajadores españoles.
A la altura de 1920, Lorenzo Luzuriaga, figura fundamental en la Historia de la pedagogía en España, ya era inspector de Enseñanza. Había hecho una gran labor publicista en la prensa, y tenía escritos en ese momento, La preparación de los maestros, La enseñanza primaria en Alemania, y El analfabetismo en Madrid. Había trabajado en el Centro de Estudios Históricos. Sus investigaciones sobre la pedagogía en Alemania le habían reportado fama en el mundo de la renovación pedagógica. Tenemos que tener en cuenta que fue el autor del programa que la Escuela Nueva presentó al Congreso del PSOE de 1918, y que sería aprobado. En la Agrupación Socialista Madrileña ingresaría el 1 de diciembre de 1919. La relación posterior con el PSOE fue compleja al ser defensor de la III Internacional. Se apartaría de la política para dedicarse a su intensa labor pedagógica. En la República, además de sus responsabilidades como catedrático de Pedagogía en Madrid, sería secretario técnico y consejero del Ministerio de Instrucción Pública.
Recaredo Fernández de Velasco era catedrático de Derecho en Murcia, muy preocupado por las cuestiones sociales. En este sentido, impartió distintos cursos en la Escuela Nueva y en la Escuela Societaria sobre legislación social, además de que fue un especialista en Derecho administrativo. Había publicado hasta ese momento, El derecho a la revolución y la revolución en el derecho. Ingresó en el PSOE el 1 de enero de 1920. En la escisión de 1921 pasaría al Partido Comunista, aunque también sería alcalde de Murcia al comenzar la Dictadura de Primo de Rivera.
Enrique Martí Jara era catedrático de Derecho administrativo en la Universidad de Salamanca. Se formó con Adolfo Posada, figura fundamental del regeneracionismo, sociólogo y jurista, discípulo de Giner de los Ríos. Martí Jara se inclinó hacia el estudio del Municipio. En este sentido, la Junta para la Ampliación de Estudios le becó en Londres y París para que estudiase los servicios municipales, y su tesis versaría sobre el gobierno de la ciudad inglesa. Fue secretario en la Escuela Nueva. Martí Jara ingresó en el Partido Socialista en 1920. En tiempos de la Dictadura se vincularía a Azaña y Giral, siendo uno de los fundadores de Acción Republicana.
Por fin, Camilo Barcia Trelles era catedrático de Derecho internacional en Murcia. Se destacó por su combate del militarismo alemán en tiempos de la Gran Guerra, demostrando en sus publicaciones, además, un claro dominio de su materia. En la Escuela Nueva impartió conferencias sobre la guerra. Fue hermano de Augusto Barcia, destacado político y ministro en tiempos de la República. En el PSOE ingresaría el 1 de enero de 1920 en la Agrupación de Madrid. Sería candidato por el Partido Socialista en las elecciones generales de 1920 por Alicante. Al producirse la sublevación de 1936 fue acusado de masón e izquierdista; debemos recordar que su hermano sería un destacado masón, siendo gran maestre del Grande Oriente Español y otras dignidades del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Con el tiempo volvería a poder ejercer y llegaría a fundar la Asociación Fernando de Vitoria.
Como fuente primaria hemos empleado el número 3445 de El Socialista. También hemos consultado, Javier Paniagua, Anarquistas y socialistas, Madrid, Historia 16, 1989, págs. 77 y 78. También podemos consultar el Diccionario Biográfico del Socialismo Español donde podemos ampliar la información de estos protagonistas, especialmente en relación con su trayectoria posterior.
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